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Por Viridiana Aguirre/ CJB Arturo Gamiz

Durante los últimos años empresas transnacionales han acaparado los mercados mundiales, teniendo esto como resultado varias consecuencias, en su mayoría negativas desde el aspecto económico para los comercios, empresas e industria local. Sin embargo, algunas representan un verdadero peligro debido al giro al que pertenezcan, tal como lo son las que están relacionadas con el uso de químicos altamente dañinos para la salud, y entre estas empresas, se encuentran las de agroindustria.

 

La más conocida y por lo tanto señalada a nivel internacional, es Monsanto que se describe a sí misma como un “proveedor global de tecnologías y productos para la agricultura que mejoran la productividad del campo y la calidad de la alimentación”. Dicha empresa se dedica a la venta de herbicidas en todo el mundo, y también se dedica a la biotecnología, que no es otra cosa que la generación de organismos modificados genéticamente, mejor conocidos como transgénicos.

En su paso por el mundo, Monsanto ha logrado una pésima reputación por los productos y semillas que se han esparcido en sus campos, y de los que se ha comprobado han generado trastornos ambientales casi irreversibles en muchos de estos lugares, provocado catástrofes en la perdida de tierras agrícola contaminadas, pero principalmente repercusiones hacia la salud de quienes utilizaban sus productos y de quienes los consumían.

A pesar de las miles de denuncias y muertes que causó en todo el planeta, Monsanto sigue operando en todo el mundo, y en México.

En el caso del país, la empresa se estableció por primera vez en 1950 para producir polímeros de estireno, y así se mantuvieron sin realizar mayores operaciones en México, solo con la venta de herbicidas en algunos estados de la república. Fue hasta el año 2005 que se abrieron las puertas para la experimentación y otras operaciones, debido a que el Congreso de la Unión aprueba la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, pero no es hasta el 2009 que comienzan las negociaciones con los estados, una vez que fue publicado en el Diario de la Federación la reglamentación de dicha Ley.

Según datos de la misma empresa señalados en su página web, constatan que “El 6 de marzo del 2009, se publica el Decreto que modifica el Reglamento de la Ley de Bioseguridad, con lo cual el Régimen de Protección Especial del Maíz queda incluido dentro del mismo reglamento. Con esto, las siembras experimentales de maíz transgénico en México podrían dar inicio en septiembre de este mismo año.”

Aun con las pésimas referencias, polémica, estudios, reportajes y documentales generados en todo el mundo; demandas de miles de personas afectadas por los químicos, e incluso el intento de Monsanto por renovar y limpiar su imagen ante el mundo permaneciendo con los mismos estándares y productos dañinos, la empresa gracias a su injerencia política y su gran poder logró la entrada en el país y ahora en Nayarit.

Ahora bien en el caso del Estado de Nayarit, la empresa comenzó a buscar su entrada en el 2011, obteniendo el visto bueno de las autoridades estatales en el 2012, instalándose formalmente, en el ejido de Autan de San Blas Nayarit, San José del Valle en Bahía de Banderas, algunos ejidos de Santiago Ixcuintla y en los últimos meses en Compostela.

Por el momento, el mal gobierno estatal se ha negado a dar declaración o información alguna sobre las operaciones que realiza la empresa en la entidad, sin embargo a través de algunas notas periodísticas con entrevistas realizadas a funcionarios municipales y ejidatarios, se sabe que en Santiago Ixcuintla adquirieron poco mas de mil 800 hectáreas para cultivar maíz hibrido, otros 8 mil metros en Bahía de Banderas y en Compostela recién acaban de adquirir varios cientos de hectáreas.

La empresa continúa abogando y negociando frente al Gobierno Federal, para lograr obtener permisos de siembra en muchas más regiones del Estado, pero que además las intenciones de la empresa no se reducen al cultivo del maíz hibrido, sino que buscan colocar los laboratorios necesarios para generar más semillas transgénicas para comercializarlas en el Estado, estableciendo precios muy bajos y accesibles para los campesinos, con los cuales no puedan resistirse al uso de estas semillas.

Las consecuencias serán catastróficas, las tierras fértiles de Nayarit podrán convertirse en nada en cuestión de meses según señalan los científicos sucedió en todos los campos donde se utilizaron los químicos de la empresa.

Asimismo, será incalculable el número de personas que podrían resultar “contaminadas” con los químicos (campesinos, vecinos de la zona y consumidores), y de los cuales pueden derivar enfermedades como hepatitis, insuficiencia renal, y finalmente la más fulminante y común en estos casos: cáncer.

Es evidente que los tres niveles del mal gobierno, tienen conocimiento de toda esta información, puesto que Monsanto también se caracteriza por las enormes sumas de dinero y dadivas que tienen para con los funcionarios, de forma que desconozcan los alcances y repercusiones que pueden tener las operaciones de la empresa en nuestro Estado.

Es por ello, que urge una unidad entre las organizaciones campesinas, ambientalistas y ciudadanas, la Juventud Comunista de México junto con sus aliados, grupos e individuos buscamos la defensa del campo nayarita, a través de la concientización, o de lo contrario corre riesgo todo lo que hace algunas décadas se denominaba la costa de oro reconocida por contar con las condiciones climáticas y geográficas ideales para la agricultura, y por ende al perder el campo los nayaritas perderán, económica, ambiental y socioculturalmente.

Los nayaritas se tendrán que sumar a las miles de manifestaciones y acciones realizadas globalmente en contra de Monsanto durante décadas.

 
 
 

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