26 de julio, hacia la conmemoración del 59 Aniversario del inicio de la revolución cubana se llevaba a cabo una marcha con un contingente integrado por miembros del Partido de los Comunistas y la Juventud Comunista de México por las principales calles de Tepic, Nayarit. Fue así como dio inicio el V Encuentro Nacional de la JCM.

Hasta dicha fecha, lo que yo conocía de la JCM era lo relativo al colectivo en el que militaba, el CJB Tenamaxtle. Las actividades que realizábamos eran muy diversas; iban desde denuncias de las agresiones en Chiapas, apoyo a los compas de la UCAZS, actividades para recordar las agresiones de San Salvador Atenco y; sobre todo, un arduo estudio de la teoría marxista-leninista, que se realizaba con ahínco entre los camaradas que militábamos en aquellos días en dicho colectivo. Hasta entonces éramos aproximadamente seis militantes.

 

Seis personas que hablaban el mismo idioma; que sabían de qué hablabas cuando hablabas de dignidad, de rebeldía, de explotación, de dialéctica, plusvalía, enajenación, lucha de clases  y otros conceptos afines a la teoría marxista. Seis personas que, además de hablar el mismo idioma, estaban de acuerdo, si bien no en todas las cosas, al menos en la mayoría de las cosas; compartían tus opiniones e incluso resultaba agradable cuando las complementaban, añadían nuevas opiniones, comentarios, discutían varios puntos. Lo verdaderamente sorprendente de estas seis personas no era sólo que podían pensar lo mismo, sino que podían actuar igual, con los mismos objetivos, porque se contaba con una base teórica homogénea.

Ese 26 de julio me di cuenta que no éramos sólo seis, éramos un poco más. Más personas con las mismas ideas, con los mismos objetivos. Incluso mientras el CJB Tenamaxtle realizaba las actividades anteriormente citadas, había colectivos que en las mismas fechas, pero en diferentes geografías, realizaban actividades similares. Confieso que para mí fue impactante.

A lo largo de ese encuentro, el V encuentro Nacional de la JCM “Prieto Crispín” militantes de varios colectivos, de varios estados de la república aprenderíamos técnicas que nos servirían para nuestras luchas en nuestros estados. Serigrafía, realización de stenciles, cómo realizar programas de radio; además nos conoceríamos, conviviríamos juntos por varios días, comeríamos del mismo plato, incluso dormiríamos juntos, despertaríamos y nos veríamos y al final te despedirías y le dirías “hasta pronto, camarada”. 

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