No se escoge el mundo donde se nace, así como tampoco el lugar, la clase social, ni la familia, no se pueden señalar al gusto personal las circunstancias para vivir. El mundo ya estaba hecho y la sociedad organizada de una manera determinada cuando llegamos a él, independientemente de la voluntad propia; nos guste o no; y en este caso podemos decir sin vacilar que no estamos conformes con el orden de las cosas que prevalecen, no estamos de acuerdo con el sistema de la vida social impuesto.
Los jóvenes somos la mayor parte de la población sobrante, marginada y hambrienta. Somos más de 10 millones que no tenemos trabajo ni acceso a la educación en nuestro país. Los que tenemos el “privilegio” de ser explotados lo hacemos en condiciones difíciles y precarias, con bajos salarios y sin prestaciones de ningún tipo. La tercerización del trabajo es una realidad que se impone. Los que podemos estudiar lo hacemos con la amenaza diaria de desertar de la escuela por motivos económicos o simplemente por llegar a la conclusión de que estudiar en México no garantiza una vida mejor.
Los jóvenes somos los más despreciados por este sistema capitalista. Somos perseguidos por nuestra vestimenta, por nuestros gustos, por la forma de pensar y de expresarnos. Somos severamente tratados si decidimos con nuestro actuar no acatar el molde de conducta que nos han impuesto allá arriba por medio de la educación, la religión y la televisión. Perseguidos y apaleados en las calles, somos reprimidos por el único delito de ser jóvenes, ya sea por ser pobres, por ser empleados o desempleados, por ser estudiantes o por no serlo; por ser mujeres, ser niños, ser indígenas; por ser obreros, campesinos, mineros o profesionistas; simplemente por ser diferentes y pensar distinto a como el sistema por fuerza quiere que seamos; los de arriba, ¡nos criminalizan!
Los jóvenes somos expulsados de nuestro país, que después de resistir peligros y sufrir humillaciones se nos obliga a entregarnos a los esclavistas norteamericanos. Los jóvenes somos los exiliados, los condenados a separarnos de nuestra tierra, de nuestros padres y de nuestros hermanos.
Los jóvenes somos los reclutados por las corporaciones militares y paramilitares; somos los capturados por la “leva” y la carne de cañón de esta estúpida guerra que inventó el gobierno cristero y el imperialismo yanqui. Reclutados en las bandas del narcotráfico y crimen organizado somos el componente predilecto de una guerra ajena a nosotros. Independientemente del bando donde terminemos reclutados, el oficial o el no oficial, somos los que saturamos los panteones y las fosas clandestinas y llenamos de nuestra sangre las calles.
Los jóvenes somos quienes poblamos las cárceles de mínima, mediana y máxima seguridad.
Nuestro país es gobernado por un puñado de hombres y mujeres sin decoro al servicio del sistema capitalista que han venido enriqueciéndose utilizando el hambre y la miseria. Eso explica por qué nuestro país ha sido gobernado por el bajo mundo, la vergüenza y el crimen, y no por hombres generosos, con honor y dignidad.
Para la juventud no existe otro camino que la del largo proceso en formarse revolucionario, reconocerse en colectivo e identificar el verdadero responsable de nuestras miserias. Destruir al sistema capitalista e implantar bajo la dirección de la clase obrera el socialismo en México, que como país debe conquistar su independencia respecto del imperialismo y acabar con la explotación del hombre por el hombre.
Es por eso que el 29 y 30 de enero del 2005 un grupo de jóvenes convictos y confesos de la lucha por un mundo mejor, el Socialismo, decidimos dejar de lamentarnos e iniciar a hacer algo. No quisimos irnos al mundo del tráfico de drogas, ni abandonar nuestro país, ni creer en las elecciones y en los falsos redentores del pueblo, ni esperar a que las cosas cambiaran solas, ni creer en las campañas televisivas, ni dejar que el gobierno y el sistema se apoderaran de nuestras vidas. Decidimos juntarnos, construir una herramienta de lucha y contribuir con otras fuerzas como nosotros, de abajo y a la izquierda, al verdadero cambio en México y el Mundo.
A 11 años de nuestra fundación: con tres Congresos Nacionales a cuestas; con la participación como miembros plenos en la Federación Mundial de las Juventudes Democráticaas (FMJD), en tres Festivales Mundiales de la Juventud y los Estudiantes, y ahora como miembros del Consejo General de la FMJD. Con la experiencia de luchar en la mayoría de los estados de la república; con el orgullo y compromiso de haber firmado la Sexta Declaración de la Selva Lacandona; con la enseñanza del trabajo más complicado como lo fue el recorrido de la Otra Campaña, el campamento Cucapá y la lucha por el rescate de loa mineros de Pasta de Conchos; con la orientación y el apoyo diario de nuestro guía ideológico, el Partido de los Comunistas; con nuestro compromiso de luchar por la patria, con la defensa de nuestros principios comunistas y nuestra valentía juvenil; con la certeza de que el momento en que vivimos es pre revolucionario y con la instrucción de nuestro Estatuto; expedimos la siguiente
CONVOCATORIA
AL IV CONGRESO NACIONAL DE LA JUVENTUD COMUNISTA DE MÉXICO
A celebrarse los días 24, 25, 26 y 27 de Marzo del 2016 en la Ciudad de México, Distrito Federal.
¡Sólo en el Socialismo Otro Mundo es Posible!
Comité Nacional de la Juventud Comunista de México
México D.F. Enero del 2016
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