Daniel Ramírez/CJB La Comuna

Con la entrada del otoño “el calendario b” de este país revive para nosotros (Comunistas, izquierdistas, anticapitalistas etc.) un montón de fechas que han recuperado su fuerza simbólica en los últimos años, al tiempo que otros días se añadieron y se convirtieron a su vez en nuevos símbolos del doloroso calendario de tragedias y luchas.

Una de las fecha de mayor importancia en nuestro calendario y coincidiendo con el equinoccio de otoño, es el 23 de septiembre de 1965, Lugar la Sierra de Chihuahua poblado de Madera, el intento de asalto al cuartel militar, es recordado por la izquierda mexicana como el primer acto guerrillero en México, el acto ya tiene una motivación  ideológica profunda y un objetivo más amplio que incluía no solo la resolución de sus problemática local, también preveía el impacto político a lo largo y ancho del país, pensando en lo que un movimiento local podría aportar al desarrollo político de numerosos sectores inconformes si lograba enfrentar al Estado y trasmitirles la certeza de que existían medios para oponerse al autoritarismo y la cerrazón sistemática de la clase política.

Por la madrugada alrededor de 14 guerrilleros mal armados trataron de tomar un cuartel militar con 120 efectivos, se suponía que las fuerzas iban a estar más parejas, menos militares y más guerrilleros, pero el resto del “comando” no pudo llegar y tampoco pudo comunicarse, los que faltaron traían el armamento más adecuado, Arturo Gamíz maestro rural y líder del grupo decidió intentarlo de todas maneras, tenían confianza en que aun si el ataque iba mal podrían retirarse, la ejecución, como a menudo sucede en los hechos de armas, no se dio según ese plan.

La mayoría de los guerrilleros murieron, 8 incluidos Arturo y Pablo Gómez, doctor y maestro rural, ambos eran de las caras más visibles del movimiento, los sobrevivientes fueron perseguidos incluso por paracaidistas, pero la gente de la sierra les protegió y lograron escapar.

La organización y unión de maestros rurales, estudiantes normalistas y campesinos fue creada para combatir las injusticias a las que eran sometidos los pobladores de la sierra, y la lucha por la tenencia de la tierra prometida desde la Revolución, también querían respeto a sus derechos y el cumplimiento de sus garantías, quienes se los negaban eran los terratenientes dueños de miles de hectáreas beneficiados por vericuetos legales que impedían afectar sus latifundios esta tierra era utilizada para engordar miles de cabezas ganado que luego iban a venderse en el extranjero y también llenas de maderas explotables.

Aunque el asalto al cuartel se considera el primero y último golpe de la Guerrilla Popular, en realidad el movimiento que lo hizo posible tenía décadas luchando por la tierra mediante vías legales, después cuando todo falló se enfrentaron cara a cara con caciques y guardias blancas, llegaron a desarmar a dos contingentes que los estaban hostigando.

Ni el movimiento ni la causa terminaron ahí, a partir del 23 de septiembre se tomó en cuenta la situación de los campesinos en Chihuahua, se trató de darle una salida al descontento con medidas reformistas y por fin repartiendo la tierra. El movimiento se reorganizó y otros grupos armados se desarrollaron en la misma geografía, aunque quizá su legado más importante fue la inspiración para los movimientos guerrilleros urbanos que estaban por venir, uno, el más fuerte tomo la fecha como nombre, La Liga Comunista 23 de septiembre que apareció en 1973.

Después del 68 y el 71 el Estado Mexicano se enfrentó a una condena mundial por la represión abierta contra sus ciudadanos, por lo que buscó formas de represión más “sofisticadas” entre esas formas se dio la lucha paramilitar con la designación de un grupo especial de agentes, la DFS, Dirección Federal de Seguridad una policía política de la cual se negó su existencia por un tiempo, estos se encargaban de detener a los guerrilleros, llevarlos a cárceles clandestinas, torturarles sacarles toda la información que pudieran y después decidían entre desaparecerlos o entregarlos al ministerio público.

Represión por fuerzas militares

Los últimos 6 años conectaron el presente con el pasado de una forma que pocas veces se había visto, imposible para la historia académica. Ayotzinapa se conecta de manera directa con el 2 de Octubre, la movilización estudiantil y la tragedia de su bestial represión hizo patente la existencia del México más sanguinario, que muchos pensamos ya no existía, Incluso su desaparición física se nos remite a los castigos que los militares y la policía política les imponían a los activistas familiares y simpatizantes de grupos guerrilleros, hoy estas tácticas de terror social son practicadas principalmente por los narcotraficantes pero no olvidemos que la característica que los vuelve posibles es la complicidad con las autoridades.

Un par de meses atrás en Guadalajara a la vista de todos en pleno día, aparentes policías ministeriales sin identificación, con el rostro cubierto, en camionetas “civiles” sin placas, detuvieron manifestantes que se dirigían a la procuraduría del Estado, fue un hecho que no levantó los ánimos como se hubiera supuesto, y esto fue porque todos los que fueron “levantados” aparecieron horas más tarde, pero no deja de ser terrorífico lo fácil y lo barato, políticamente hablando,  que escenas como estas le salieron al gobierno de Jalisco.

Y lo señalo principalmente por que el ejemplo fue muy claro, los “secuestrados” no fueron presentados ante el ministerio público, fueron a lugares preparados para detener civiles, antes a estos lugares se les conocía como cárceles clandestinas, y ahí se daba la tortura y la desaparición, hoy es difícil no figurarse que estos sitios se mantienen listos no solo para asustar a los manifestantes de la clase media que se figuraron vivían en un mejor país, también hay que pensar como estos lugares y esos policías le sirven al otro poder factico de la actualidad, el narco.

La suavidad con la que todo el tema fue acallado, no hubo declaraciones del presidente, ningún medio se escandalizo por ello, no hubo una investigación de quien dio la orden, y quienes eran esos supuestos agentes, donde estaban esas “cárceles clandestinas” todo lo anterior no deja dudas de que en este país sigue siendo muy sencillo desaparecer, la impunidad está casi garantizada, no existe el miedo ni siquiera a ser responsabilizado por sus actos.

Las formas de represión creadas expresamente para la lucha contrainsurgente en los 60´s y 70´s siguen vivas, además crearon problemas tan graves como la desaparición forzada y la irrupción del narcotráfico en esferas políticas y geográficas insospechadas hasta hace unos años.

Quizá desde fuera todos estos temas parezcan sin relación, pero quien recurra a la historia encontrara las ramificaciones profundas que unen todo: El asalto al Cuartel de Madera, el 2 de octubre, los desaparecidos de la guerra sucia, Ayotzinapa, la lucha guerrillera en México y América latina, la muerte del Che, los desaparecidos de hoy, la sospecha fundamentada de que el activismo sigue siendo una actividad de alto riesgo en numerosos lugares de la geografía mexicana.

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