Por Gerardo Alarcón Campos/ CJB Acero

Introducción:

Cuando se habla del movimiento armado socialista en México nunca faltan las menciones hacia Lucio Cabañas, Genaro Vázquez, el asalto al Cuartel Madera, cualquiera de las acciones emprendidas por la Liga Comunista 23 de Septiembre, y, por supuesto, la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional el 1 de enero de 1994.

A mediados de la década de los 60’s y durante la década de los 70’s, en México harían aparición por lo menos dos decenas de grupos armados en el campo y la ciudad que se propusieron dar inicio a una revolución de carácter socialista. Estos grupos nacerían como una respuesta directa ante el autoritarismo del Estado mexicano que reprimía a los movimientos de oposición y ante la incapacidad de los partidos socialistas y de izquierda por dar representatividad a las demandas y exigencias de su base social.

La historia de estos grupos ha sido recuperada paulatinamente y hoy día se disponen de amplios trabajos bibliográficos sobre esta historia. Pero dentro de todos estos trabajos hay un grupo del cual no se ha escrito casi nada y cuya historia permanece desconocida.

El Frente Armado del Pueblo es quizás una de las organizaciones más interesantes dentro del movimiento armado socialista mexicano. Fue un grupo nacido del trabajo conjunto entre el Partido de los Pobres y el Movimiento de Acción Revolucionaria que se establecería en la región de la huasteca colindante entre los estados de Hidalgo y Veracruz. Sería un grupo que desarrollaría un fuerte trabajo político en las comunidades indígenas de la región, que proporcionaría apoyo internacionalista y que sería prácticamente exterminado por el ejército en una operación militar que la propia Secretaría de la Defensa Nacional negaría haber realizado.

La crónica presentada a continuación forma parte de una amplia investigación realizada por el autor sobre la guerrilla en el estado de Veracruz. A falta de testimonios directos de los implicados en este proceso de lucha, se recurrió a los archivos de la Dirección Federal de Seguridad y a algunos testimonios indirectos de algunos sobrevivientes de otras organizaciones armadas que nos pueden ayudar a comprender que ocurrió en la Huasteca entre los años 1973 y 1974 y conocer la historia de esta organización, olvidada hasta ahorita por quienes arduamente han trabajado por rescatar la memoria del movimiento revolucionario en México.

Orígenes:

Salvador Ángeles Salas nacería en la comunidad de Yahualica, Hidalgo. Cursaría sus estudios en la Escuela Normal Rural Luis Villareal, el Mexe. En este lugar, Salvador Ángeles conocería a Lucio Cabañas Barrientos, quien en esa época se desempeñaba como Secretario General de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, la organización estudiantil de las normales rurales. El modelo educativo de las normales rurales, vinculado profundamente a las necesidades de las comunidades del campo, sería un factor determinante en la creación de profesionistas con conciencia de clase que participarían activamente en los procesos de lucha social acontecidos dentro de las comunidades rurales en las que laboraban.

Al concluir sus estudios, Salvador Ángeles desempeñaría sus primeras labores docentes en algunas comunidades de la Sierra Madre Oriental, conociendo en el proceso las problemáticas sociales de la región. Posteriormente, en 1968,  junto con otros egresados de la Normal del Mexe, se trasladaría al estado de Guerrero donde se reencontraría con Lucio Cabañas y se incorporaría a las filas del Partido de los Pobres.

Dentro de esta organización Salvador Ángeles asumiría en varias ocasiones el seudónimo de Isidro Castro Fuentes, una identidad ficticia utilizada a menudo por otros integrantes del PDLP para firmar comunicados o documentos políticos de la organización. De acuerdo con la inteligencia policiaca, Salvador Ángeles participaría en el secuestro de Cuauhtémoc Teherán García, hijo de un acaudalado cacique y en la primera emboscada realizada por el PDLP contra un convoy del ejército mexicano el día 25 de junio de 1972 en el paraje de Arrollo de las Piñas.

En al año de 1970, Salvador Ángeles entraría en contacto con su padre Cruz Ángeles Torres, también profesor rural y con sus compañeros Juan Gregorio Baltazar y Maximino Islas Cordero, proponiéndoles la creación de otro frente armado del PDLP en las inmediaciones de la localidad de Álamo, Veracruz. Para ello, necesitaban convencer a los habitantes de la región sobre la necesidad de la lucha armada como única vía de transformación política y realizar algunas expropiaciones en los bancos locales para financiar la compra de armamento, y equipo necesario para establecer los campamentos guerrilleros. Sin embargo, la correspondencia personal de Salvador Ángeles es interceptada por la Dirección Federal de Seguridad, quien al conocer los planes detiene a Cruz Ángeles Torres, Juan Gregorio Baltazar y a Maximino Islas Cordero, evitando así la creación de un frente armado en la región.

El Frente Armado del Pueblo:

Pese a que algunos autores insisten en que las guerrillas rurales tienen un área de influencia limitada a los problemas regionales de los territorios en los que se asientan, lo cierto es que Lucio Cabañas tenía un proyecto de alcance nacional que tenía contemplado la instalación de focos armados en distintas regiones rurales del país, así como la creación de comandos urbanos en las principales ciudades con el objetivo de abastecer de fondos económicos y materiales a los grupos rurales. En base a esta estrategia, el PDLP fomenta la creación de las Fuerzas Armadas de la Nueva Revolución que operarían en Sonora, las Fuerzas Armadas Revolucionarias Socialistas en Aguascalientes y la Brigada Obrera de Lucha Armada comandos urbanos que actuarían en la ciudad de Chilpancingo, Acapulco y el Estado de México. La creación del Frente Armado del Pueblo, responde a esta estrategia nacional del PDLP por extender la lucha revolucionaria por todo el país.

El Movimiento de Acción Revolucionaria fue una organización político-militar fundada en 1969 por estudiantes mexicanos de la Escuela de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, quienes, buscando apoyo internacionalista, recibirían entrenamiento militar en la República Popular Democrática de Corea del Norte. En 1971, pocos meses después de su regreso a México, la organización sería descubierta en Xalapa, Veracruz por agentes de la DFS y sus principales líderes serían detenidos. Después de este golpe, el MAR emprende un proceso de reorganización que los llevaría a entablar alianzas con el Movimiento 23 de Septiembre, el Partido de los Pobres y la Partidaria, embrión de lo que posteriormente se convertiría en la Liga Comunista 23 de Septiembre.

A mediados de 1973, se produce una ruptura organizativa entre la Partidaria y el PDLP a causa de discrepancias políticas y estratégicas. A causa de ello, el MAR también se divide, yéndose algunos de sus integrantes con la Partidaria y otros apoyando al PDLP. En este contexto, surge la propuesta de la creación de un frente armado conjunto entre el PDLP y el MAR. Salvador Ángeles propone retomar el proyecto del frente armado en la Sierra Madre Oriental, el cual es aceptado por la dirigencia de ambas organizaciones.

Es así como nace el Frente Armado del Pueblo, con Salvador Ángeles Salas del PDLP como jefe político y Horacio Arrollo Souza del MAR como jefe militar. Arrollo Souza, ingeniero agrónomo originario de Michoacán, había sido un destacado activista dentro del movimiento estudiantil acontecido en la Universidad Nicolaíta y posteriormente se incorporaría al grupo de reclutas que recibiría instrucción militar en Corea del Norte.

Entre los meses de marzo y abril de 1973 Salvador Ángeles comienza las exploraciones en la sierra de la huasteca hidalguense y veracruzana buscando un sitio apropiado para establecer el primer campamento. A mediados de ese año se incorporan Arrollo Souza y un contingente de 15 combatientes provenientes del PDLP y del MAR, reclutados minuciosamente en base a su condición física y experiencia en el medio rural. El primer campamento del FAP se establecería en un lugar denominado como “La Planada”, un predio propiedad de Julio Bautista ubicado en las inmediaciones del poblado de Yahualica, Hidalgo.

Con excepción de Salvador Ángeles, ninguno de los integrantes del grupo había estado previamente en la Sierra Madre Oriental, esto beneficiaba las labores de seguridad del grupo, pues en caso de ser capturados, los guerrilleros no podrían señalar con exactitud en que zona se encontraba el campamento guerrillero. Para entrar y salir de la zona de operaciones, los combatientes eran guiados por un campesino conocido como Darío, el cual sería uno de los primeros contactos del FAP en la región.

Salvador Ángeles se daría a la tarea de contactar a los profesores rurales y líderes comunitarios de la región con la intención de reclutarlos para la organización y así disponer de militantes que poseyeran un estatus de legitimidad dentro de las comunidades, lo cual haría que los pobladores confiaran en el grupo armado, aceptaran escuchar la plataforma política que ellos representaban y se integraran a las filas de la organización.

Gracias a este trabajo reclutan al profesor Cándido Arenas Sanjuán, quien había sido candidato a la presidencia municipal de Yahualica por parte del Partido Popular Socialista y, en general, un hombre respetado por las comunidades aledañas. También los hermanos Juan, Roberto y Liborio Sanjuán Ontiveros serían reclutados gracias a la actividad política que desempeñarían al militar en las filas del PPS, labor que los llevaría a recorrer la sierra y conocer de cerca a las comunidades. De igual forma, el profesor Marcelo Arenas Bautista, egresado de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa se convertiría en pieza clave para la organización del núcleo armado en la región al desempeñar labores de propaganda y educación política y ayudar a la construcción de redes de abastecimiento y un sistema de vigilancia comunitaria que le permitiría a los guerrilleros evadir al ejército.

Por su parte, el MAR incorporaría a José Antonio Castillo Viloria, Marcos o Dr. Marcos, quien haría visitas periódicas a la zona de operaciones proporcionando servicios médicos a los habitantes y, con esto, logrando que los mismos comenzaran a confiar en el grupo armado. Marcos pertenecía al comité de dirección del MAR a nivel nacional y era el responsable a cargo de la coordinación de ese grupo con otras organizaciones político militares, estableciendo relaciones con el Partido Proletario Unido de América y la Unión del Pueblo. Esta última organización, sería invitada a la zona de operaciones para conocer el trabajo político que se realizaba en el lugar.

El PDLP y el MAR proporcionaron al Frente Armado del Pueblo recursos económicos, armas, medicamentos y provisiones, los cuales eran recibidos en la ciudad de México y trasladados a la zona de operaciones. Esta red de abastecimiento le permitiría a la organización sobrevivir sin verse en la necesidad de realizar expropiaciones o acciones militares que pudieran poner al descubierto su presencia en el área. Gracias a ello, el FAP enfocaría sus esfuerzos en el trabajo político de educación y propaganda y en el entrenamiento militar de las primeras columnas de combatientes.

Al ser la zona de las huastecas una región abundante en comunidades indígenas, el FAP, con la ayuda de los profesores rurales, elaboraría panfletos y grabaciones en lengua náhuatl donde explicaba los principales puntos de su programa político: establecer un gobierno socialista, expropiación de la tierra a los grandes caciques y terratenientes, dignificación de la vida en el campo, educación, salud, vivienda; también explicaban cómo los habitantes podían contribuir a la lucha del grupo, ya fuera sumándose a las filas de la organización como combatientes o apoyando desde sus comunidades con alimentos o denunciando los movimientos del ejército.

La propuesta político-ideológica del FAP hallaría un terreno fértil en las comunidades indígenas de la sierra, lugares donde a inicios de la década de los 70’s comenzaría un proceso de despojo de tierras emprendido por los caciques locales. En dicho contexto, el programa del FAP representaba la respuesta que las comunidades buscaban para poder combatir frontalmente a las bandas de pistoleros que asolaban la región, por lo que la solidaridad de las mismas hacia el foco armado comenzaría a constituirse.

Por otra parte, el FAP auxiliaría a un grupo de refugiados chilenos que deseaban entrenarse en el combate guerrillero para retornar a su país y luchar contra la dictadura de Augusto Pinochet. Fermín Rodríguez Casanova, Eduardo Muñoz Oliva, Eulogio Vicencio Parras y Víctor Bruno Necochea López pertenecían a un grupo de socialistas chilenos que en los primeros días del golpe militar se refugiarían en la embajada mexicana en Chile para salvaguardar sus vidas, obteniendo al poco tiempo el asilo político, siendo trasladados a la Ciudad de México y hospedados en el Hotel Versalles.

La situación en Chile haría que el grupo de asilados decidiera buscar entrenamiento militar con el propósito de retornar a su país para combatir a la dictadura militar, a semejanza de Fidel Castro y el Movimiento 26 de Julio. Antes de partir hacia México, Eulogio Vicencio Parras había tenido conocimiento de la lucha encabezada por Lucio Cabañas, por lo que, una vez en México, se dedicaría a establecer contacto con él. Eulogio entraría en contacto con el PDLP gracias a la mediación del abogado José Rojo Coronado.

De acuerdo con la DFS, José Rojo Coronado sería el principal lugarteniente del FAP en Veracruz. Su tarea consistiría en trasladar a los combatientes a la ciudad de Tantoyuca, y entregarles dinero y armas para poder partir a la zona de operaciones. Junto con el profesor Oscar Escudero Chargoy, Noé Pelagio Luviano, tres mujeres identificadas con los seudónimos de Orquídea, Rosa e Isabel y otros cinco militantes, el FAP establecería otro campamento guerrillero en la sierra de Chicontepec, lugar al que arribarían los chilenos para reforzar la columna en el estado.

La caída:

Sin embargo, el proyecto sería descubierto accidentalmente la noche del 28 de septiembre de 1973. Aquella noche el ejército mexicano irrumpiría en la colonia Rubén Jaramillo en Cuernavaca, Morelos, principal base de apoyo del Partido Proletario Unido de América. En la búsqueda de su líder, Florencio Medrano, el Güero, el ejército mexicano encontraría casas de seguridad del PDLP y el MAR en la colonia, pues el PPUA estaba comenzando a impulsar un proyecto de colaboración mutua con ambas organizaciones.

Bajo tortura, los miembros del MAR detenidos en la Jaramillo son obligados a delatar a sus compañeros, dando inicio a una serie de caídas consecutivas que eventualmente llevarían a la DFS hacia el paradero de José Antonio Castillo Viloria y de Joel Guillermo Ramos Vázquez. Ambos, bajo tortura, revelan la existencia del Frente Armado del Pueblo en la huasteca, por lo que el ejército mexicano es notificado, dando inicio a una operación de contra insurgencia.

A principios de octubre de 1973, arribaría a Huejutla, Hidalgo el teniente coronel Francisco Quiroz Hermosillo al frente de un grupo especial de la Policía Militar bajo órdenes del Secretario de la Defensa, Hermenegildo Cuenca Díaz con la misión de sofocar el núcleo guerrillero en las huastecas Quiroz Hermosillo sería, junto con Mario Arturo Acosta Chaparro, uno de los principales responsables de los crímenes de lesa humanidad emprendidos por el ejército mexicano en el estado de Guerrero durante la campaña contra el PDLP ese mismo año, dejando como saldo cientos de desaparecidos, torturados y un número indeterminado de muertos.

Miembros del 23° batallón de infantería del ejército mexicano, auxiliados por el presidente municipal de Yahualica, Erasmo Rodríguez Campos, detendrían a Cándido Arenas Sanjuán, Marcelo Arenas Bautista junto a su hermano Zenón Arenas Bautista, a los hermanos Sanjuán Ontiveros, Margarito Cortés Zavala, José Mario Cortés Céspedes, Paulino Hernández Espinosa y a Juan Nicolás Hernández. Todos ellos serán llevados a una prisión militar ubicada en la calle Hospital No 110, en la ciudad de Pachuca Hidalgo donde serían interrogados. Se sabe que algunos serían trasladados al Campo Militar No 1, pero ninguno de ellos regresó a sus hogares y se encuentran desaparecidos.

A ellos, se suma la desaparición forzada de las hermanas Sara y Ana Luz Mendoza Sosa, militantes del MAR que se encontraban trabajando con el FAP muy probablemente bajo los seudónimos de Rosa y Orquídea, y que serían, según la versión del Comité Eureka, secuestradas por elementos del ejército en agosto de 1974 cerca de la mina El Chico, en Hidalgo, o según la versión presente en las investigaciones de Roberto Gómez Villareal y María de la Luz Aguilar Terrés detenidas en un retén militar en Veracruz al encontrárseles literatura marxista en su vehículo.

El ejército mexicano intensificaría sus operaciones en la región, tendiendo un cerco militar que abarcaría las comunidades veracruzanas de Ahuatitla, Otlamaxatl, y Texoloc, y las comunidades hidalguenses de Xochiatipan, Ahuatitla y los cerros cercanos, con el fin de evitar el escape de las columnas armadas hacia las localidades de Yahualica, Atlapixco, y Huautla. Apoyados por helicópteros de Pemex tripulados por personal militar, se realizarían vuelos de reconocimiento en toda la región, estableciéndose en la comunidad de Xochiatipan una improvisada base aérea y el centro de operaciones militares desde donde se coordinaría todo el operativo.

Gracias a esta operación, en julio de 1974 es detenido Noé Pelagio Luviano, quien sería obligado a guiar por la sierra de Hidalgo y Veracruz a los elementos de la 18/a zona militar al mando del teniente coronel, Jaime Palacios Guerrero en búsqueda de más elementos pertenecientes al FAP. Noé y los soldados recorrerían a pie las comunidades de Colotlán, Zezecapa, Lic. Primo Verdad, Chautipa y Benito Juárez por el lado de Veracruz y Zochatipan, Crucica, Itzazoquico, y Aguacatitla por el lado de Hidalgo.

Según un informe de la DFS, el día 23 de agosto de 1974, elementos de la 18ª y la 26ª zona militar sostendrían un enfrentamiento con miembros del FAP en un lugar ubicado entre los ejidos de Santa Teresa y Xolpa, exactamente en la frontera entre los estados de Veracruz e Hidalgo. El saldo del enfrentamiento sería, por parte del ejército de tres muertos, dos soldados y un cabo y tres elementos militares heridos. Por parte del FAP serían cuatro muertos, dos mujeres, un hombre y una niña de los cuales se desconoce su nombre. El informe señala que los cadáveres serían enterrados en el panteón de Yahualica. Se reporta también el hallazgo de un arsenal de entre cuarenta a cincuenta armas de alto poder en una cueva cercana.

Hacia finales de agosto de 1974 el ejército detecta otro campamento en la frontera entre Hidalgo y Veracruz. En dicho lugar estaban presentes trece combatientes del FAP de entre los cuales se encontraban Salvador Ángeles Salas y Horacio Arrollo Souza. Ante el avance de los soldados, el grupo se dividiría en dos columnas para poder escapar.

El grupo encabezado por Ángeles Salas abriría fuego para desviar la atención de los soldados y romper su formación, gracias a ello logra evadir con éxito a las patrullas militares. Sin embargo, el otro grupo, encabezado por Arrollo Souza no lo logra y se produce un enfrentamiento cerca de un río en el cual pierden la vida los seis integrantes de la columna: Horacio Arrollo Souza, tres combatientes conocidos como Víctor, Norma y Delia, Victoria Hernández Gallegos y Sergio Ramos.

Los alcances de la represión en la Huasteca son desconocidos, al grado que, cuando en abril de 2015 el Instituto Federal de Acceso a la Información emitió una solicitud dirigida a la SEDENA, solicitando información referente a la presencia de grupos guerrilleros en la Huasteca, la SEDENA respondería afirmando que nunca hubo presencia de grupos armados en la región y mucho menos hubo despliegue de fuerzas militares. Con esta declaración, el Estado mexicano negaba rotundamente la existencia del FAP y los crímenes de lesa humanidad realizados por el ejército mexicano en la Huasteca durante la campaña emprendida para su aniquilamiento.

Esta acción marcaría el fin del FAP. El grupo encabezado por Salvador Ángeles Salas se replegaría hacia la Sierra de Papantla, en Veracruz, donde, tratando de recuperarse, realizan el secuestro del empresario y secretario del consejo administrativo de Autotransportes Coatzintla, Vicente Ham Gómez, por el cual exigirían la cantidad de cinco millones de pesos. Al no obtener una respuesta positiva, el comando decide ejecutar al secuestrado, sin embargo, este sobreviviría al disparo en la cabeza perdiendo el oído derecho.

Respecto al grupo de asilados chilenos, Eulogio Vicencio y Fermín Rodríguez serían capturados en Tantoyuca, Veracruz después de expropiar una camioneta de Conasupo. Al replegarse el FAP algunos de estos asilados seguirían dentro de la organización con excepción de Víctor Bruno Necochea, quien sería expulsado por indisciplina y posteriormente detenido por asalto a mano armada y narcomenudeo. Eventualmente, los asilados regresarían a Chile por sus propios medios o se exiliaría en Cuba.

Legado:

Si bien, el FAP fue una organización que no alcanzaría a echar raíces que les permitieran florecer como una organización político-militar, su campaña de educación política aportaría bases teóricas para el estallido de diferentes movimientos campesinos en la década de los 80’s con una fuerte influencia marxista. Así mismo, Ángeles Salas reorganizaría al grupo bajo el nombre de Vanguardia Armada Revolucionaria del Pueblo y retornaría a las huastecas donde, posteriormente, entrarían en contacto con el Partido Revolucionario Clandestino Unión del Pueblo, el cual posteriormente pasaría a convertirse en el Ejército Popular Revolucionario. En el año 1996, el EPR haría sus primeras apariciones en la misma zona en la que el Frente Armado del Pueblo se había establecido en 1973.

Referencias Bibliográficas:

Alarcón, G (2020) Violencia y resistencia: La guerrilla en Veracruz, 1970- 2016 [Tesis de licenciatura, Universidad Veracruzana]

Castellanos, L (2007) México armado 1943 – 1981. Editorial Era.

Esteve, H (2013) Amargo lugar sin nombre, Crónica del movimiento armado socialista en México (1960 – 1990).Taller Editorial la Casa del Mago.

Veledíaz, J (2004) Guerra sucia en las huastecas: Díaz Escobar y Quirós Hermosillo, los artífices. Al punto. (1). 3-11.

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2 Responses

  1. Las insurgencias guerrilleras tienen su razón por todas las injusticias, marginación, desigualdad social, explotación y opresión del campesinado pobre y del proletariado en general.
    La huasteca hidalguense seguira luchando por libertad y justicia.
    El pueblo mexicano, tiene la esperanza de acabar de raíz con este régimen de explotación y opresión a través de la revolución proletaria!
    iVIVA LAS LUCHAS DE NUESTROS PUEBLOS!

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