¿Qué viene a tu mente al escuchar la palabra sobreviviente?
Las experiencias de una persona construyen su perspectiva respecto a la realidad, sin embargo, pese a las distintas opiniones que un individuo pueda emitir acerca de una idea o concepto, los hechos seguirán siendo siempre eso, hechos.

En lo más alto del cerro de la Loma Larga en la ciudad de Monterrey, hay un extenso grupo de lo que viene a mi mente cuando dicen la palabra sobreviviente.

La colonia independencia ha tenido lugar en el cerro de la Loma Larga durante más de 60 años, desde que unas cuantas familias comenzaron a poblar las altas montañas que hoy, son el corazón de la metrópoli que es Monterrey.

Durante más de 60 años estas familias han trabajado las tierras de la loma, las han hecho suyas y seguirán siendo suyas hasta que la historia que juntos construimos, se los permita.

La historia de las familias que habitan la colonia independencia es una historia de resistencia y supervivencia, a la gentrificación, al narcotráfico, a la depredación ambiental, al mismo capitalismo, que se ha manifestado ante ellas en distintas presentaciones.

Hace ya algunos años, la oligarquía regiomontana decidió que no se sentían conformes con apropiarse de los predios en el municipio de San Pedro Garza García, y comenzaron a extenderse como la plaga que son.

Molestos por no poder voltear al cerro y ver grandes mansiones, altos edificios, monumentos artificiales, campos de golf y calles cómodas para atravesar la ciudad con sus automóviles de lujo, comenzaron con la construcción de una carretera que atravesaría el cerro de la loma larga convirtiéndolo en una importante interconexión entre el sur y el centro del área metropolitana de Monterrey, lo cual elevaría la plusvalía de los terrenos aledaños a este proyecto, es decir, la colonia independencia. Esto terminaría por sacar de la zona a quienes no pueden pagar el alto costo de la gentrificación, más aún, cuando sus tierras ni siquiera están regularizadas conforme a lo que dictan las leyes del estado burgués en el que vivimos.

El inicio de la interconexión dio pie al inicio de la guerra de obreros contra empresarios, del pueblo unido contra unos cuantos al poder.

Después de unas cuantas batallas ganadas en nombre de la clase trabajadora y la protección al medio ambiente, el capitalismo se ha disfrazado de la Arquidiócesis, intentando construir en la cima del cerro de la Loma Larga una “Cruz Monumental” que nadie pidió.

Pero no solamente llegaron un día aleatorio a la Oficialía de partes del municipio de Monterrey a pedir un terreno como dato para la construcción de este monumento, que es un homenaje a todo, menos a la buena voluntad de Dios.

Hace más de 20 años, una asociación religiosa comenzó a subir el cerro en busca de purificar su corazón y comprar su entrada al cielo.

Con todo el sello del colonialismo español, subieron a la cima de la loma con despensas para entregarles a familias en una situación tan vulnerable que ni siquiera tienen acceso a sus derechos humanos más básicos como lo son la tierra, el agua y el medio ambiente.

No se acercaron a regularizar los predios, no se acercaron a llevar agua, ni generadores eléctricos, ni abogados, llegaron a la cima del cerro a entregar una ayuda suficiente para comprar simpatía, pero no para dar independencia a la colonia independencia.

Muchos acontecimientos tuvieron lugar en la colonia independencia cuando los ricachones daban sus paseos por la cima de la Loma tocándose el corazón y entregando poco de lo mucho que tienen.

Mientras los vecinos de la cima recibían de día sus despensas, por la noche se encerraban en sus habitaciones escuchando tiroteos en las calles, rezando por su vida.

Un día recibían un apoyo, que más tarde perdían en manos de integrantes del crimen organizado.

A veces tenían un arroz que les había sido regalado para su alacena, pero no tenían agua para cocerlo. Tenían juguetes para sus hijos, pero no un patio digno donde pudieran hacer uso de ellos.

Tras un largo periodo de estira y afloja, acrecentado por el sufrimiento de las familias que habitan la colonia independencia, estas se ganaron el título de sobrevivientes; para que poco después, la arquidiócesis decidiera que el terreno estaba listo para la construcción de este monumento al capitalismo, perdón, este “monumento a Dios”.

Muy al estilo de Odiseo, esta gigantesca cruz que para las familias de la colonia independencia es tan sagrada como la tierra misma, la Arquidiócesis intenta introducir un caballo de madera a Troya, y una vez dentro, comenzar con la toma del gran cerro de la Loma Larga.

La cruz, es un monumento que impulsará el turismo en Nuevo León, dicen ellos. Traerá desarrollo, traerá empleos, traerá calles dignas, grandes carreteras, mansiones y altos edificios, es cierto, los traerá. Pero no para los pobres.

Cuando la renta suba, cuando al lugar lleguen los desarrolladores, cuando la policía patrulle y encarcele sin sentencia a los proveedores de las familias solo por ser personas morenas o tatuadas, no habrá espacio en la colonia independencia para quienes llevan más de 60 años trabajando estas tierras.

Entonces, tendremos que buscar nuevas tierras, allá en la periferia, a donde aún no llega la industria, y el capitalismo no ha encarecido los predios.

Tendremos que perder seis horas diarias en largos viajes en un transporte público deficiente, tendremos que atravesar sin un carro propio una ciudad hecha para los automovilistas privilegiados, tendremos algo nuevo a lo que sobrevivir, y cuando finalmente nos hayamos adaptado, cuando creamos que pese a haber perdido aquel lugar que tanto nos costó trabajar, ya tenemos un nuevo lugar seguro donde quedarnos, ellos habrán depredado todos nuestros cerros y talado todos nuestros árboles y entonces, la periferia será el nuevo hogar de la gentrificación y vendrán otra vez a arrebatárnoslo todo.

No podremos practicar nuestra fe, sin un techo que nos proteja, no podremos disfrutar de los pequeños regalos que nos da la vida, sin un aire limpio para respirar, no podremos vivir si no tenemos agua para beber y al final, cuando ya no quede nada, cuando el capitalismo haya hecho cenizas todo lo que conocemos como desarrollo, los más fuertes, los más unidos, serán los sobrevivientes.

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