Claudia Muñiz

Secretariado Nacional

¿Después de 104 años necesitamos reivindicar el día de la mujer trabajadora? Yo creo que sí, es necesario hoy más que nunca.

En 1910,  en la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague, a petición de Clara Zetkin, comunista alemana, fue proclamado este día como una jornada de lucha por los derechos laborales de las mujeres trabajadoras. La primera celebración de este día fue realizada el 19 de marzo de 1911, en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza con movilizaciones que agruparon a mas de 1 millón de mujeres y hombres exigiendo los derechos de nuestro género, entre ellos: el derecho al voto, el derecho a ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo y a la formación profesional. Muchos de estos derechos han sido conquistados en el transcurso de estos 104 años de largo y duro caminar, sin embargo, tenemos aún cuentas pendientes con el sistema.

En los últimos años esta fecha, el sistema y los gobiernos la han deformado, borraron su significado con perspectiva revolucionaria y lo convirtieron en el día de la mujer con el estereotipo que a l@s de arriba les conviene, mujer débil, que solo entiende de sentimentalismos, que con una flor y un chocolate olvidara que es doblemente explotada. Esto para mi representa una afrenta y lo convierto en una lucha para junto con mis compañer@s lograr nuestra liberación.

 

Actualmente en el mundo existen 910 millones de mujeres que viven en pobreza extrema, la pobreza se ha feminizado. Las mujeres de los países empobrecidos, a pesar de producir el 70 por ciento de los alimentos no poseen ni el 2 por ciento de la tierra cultivable y ser pobre, ser niña o vivir en una zona de conflicto aumenta, además, la probabilidad de no acceder a la educación. A esto sumamos que las mujeres dentro del sistema capitalista somos la mano de obra barata, donde nuestro salario esta un 25% abajo del salario promedio. El acceso a la salud, así mismo, representa un problema de grandes dimensiones, las mujeres aún en la mayoría de los países no tenemos acceso a servicios básicos de salud gratuitos, así como el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, en pleno siglo XXI no todas las mujeres podemos decidir sobre tener familia o no tenerla, casarnos o ser solteras, ser lesbianas o heterosexuales, derechos tan simples aún nos siguen siendo negados.

Dentro de este sistema genocida, seguimos teniendo dificultades para acceder al trabajo remunerado, por la carga histórica de mujeres domesticas y al cuidado del hogar, siendo así, no podemos hablar de una verdadera libertad, puesto que si no tenemos una libertad económica, no tendremos la otra y lamentablemente esto solo lo podemos ver con un cambio de sistema.

Sobra decir que en México nos venden día a día las ideas de la liberación femenina ya “alcanzada”, pero desde mi trinchera, el que exista un 50/50 en la cámara de diputados o senadores no representa un avance para mi género ni para mi clase. Los partidos políticos electorales en nuestro país, en especial los de pseudo izquierda, con paliativos, buscan ir ganando a las mujeres con reformas o programas asistenciales, pero esto no representa en si un cambio, ni un verdadero avance, no necesitamos programas de apoyo por 600 pesos mensuales, cuando no tenemos la libertad de trabajar  con un salario bien remunerado y salir libres por las calles.

El sistema capitalista nos explota a tod@s, hombres y mujeres, pero en nuestro caso, nosotras llevamos una doble carga, ser mujeres y ser pobres. Y esto es lo que nos genera una doble rebeldía y una doble insumisión.

A lo largo de la historia, han existido muchas mujeres que se han levantado, en armas, en palabras, en gritos, en exigencias, mujeres comunistas que dentro de la lucha por la liberación de nuestros pueblos y nuestra clase no dejaron de lado las necesidades que como género tenemos y esto no ha significado que se busque un separatismo en las demandas, simplemente han visibilizado nuestras particularidades y las han llevado a la mesa y han peleado dignamente por ellas, Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Alejandra Kollontai, Dolores Ibárruri, Olga Benario, Angela Davis y muchas más jugaron ese papel.

Es por esto, que un siglo después de la proclamación de este día, aún es necesario luchar, es necesario seguir exigiendo lo que ya de por si nos corresponde, es necesario seguir organizándonos, derrocar junt@s, hombres y mujeres a este sistema, construir el socialismo, dejar de lado el machismo que much@s tenemos dentro y pelear por la liberación total de nuestra clase.

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