45 años han pasado y muchos creerán que han sido en vano, que no han tenido relevancia las muertes, los desaparecidos los encarcelados; que el país no ha cambiado. Pero quien continua siendo el mismo de hace 45 años, nadie más que el estado represor sometido a la voluntad del perro, del PRI.

 

Hoy, como en 1968, la juventud, el pueblo mexicano, cansado, inconforme, hastiado de la brutal violencia que el poderoso, pero putrefacto, partido de la revolución institucional mantiene ha salido a las calles para hacerse presente y gritar, hacerle saber a los de arriba que los de abajo estamos cada vez más convencidos de que pronto, pronto, la verdadera revolución está por venir. Un nuevo tiempo para este pueblo se avecina.

Como en todo el territorio, la voz del pueblo se escucho estridente en las calles de Xalapa, la juventud, el magisterio y la sociedad en general se unieron al unísono para repudiar las aberrantes intenciones del ilegitimo presidente y la horda de capitalistas nacionales y extranjeros que se encuentran detrás de él, y que cual títere manipulan a su más ruin conveniencia. Hoy en Xalapa el pueblo está consciente de su pasado y de su presente y por tanto dispuesto a luchar; hoy de manera pacífica, pero mañana todo podrá ser posible.

La juventud estudiantil de esta ciudad se dio cita a las afueras de la unidad de Humanidades de la Universidad Veracruzana. En esa mañana se encontraron en el sitio todos los colectivos y agrupaciones combatientes, entre ellos el colectivo Acero de la Juventud Comunista de México; empuñando nuestras banderas, llevando los pensamientos de Lucio Cabañas y del Che Guevara en grandes mantas y poniendo en alto el estandarte de nuestra organización nos unimos al gran contingente que se formo a las afueras de la instalación universitaria.

Emprendimos la marcha, todos juntos, las diferencias políticas se hicieron a un lado; en nuestro camino, el nido de las ratas, la madriguera de los traidores, la sede estatal del PRI, la cual fue pintada con aerosoles negros por un grupo de manifestantes quienes continuaron pintando las sedes de los opresores a lo largo del camino con consignas anticapitalistas.

Después de un recorrido breve nos acercamos a la casa de estudios de los normalistas y nos incorporamos en un solo contingente monumental. La marcha continuó hasta el centro histórico de la ciudad, donde los estudiantes nos separamos para ir a las demás facultades de la universidad a unirnos con más camaradas. Volvimos al centro de la ciudad, a la plaza Lerdo donde se hizo un gran mitin. Mientras tanto se hicieron pintas con tiza en la plancha de la plaza, se gritaron consignas y discursos, poesía, arte en este 2 de octubre, para honrar la memoria de los camaradas caídos no solo en el 68 en Tlatelolco, sino a la memoria de todos aquellos que murieron por la causa a manos del gobierno represor. La reunión continúo hasta la puesta de sol y en la plaza frente al palacio burgués de la esclavitud cinco bandas de rock tocaron en honor  al recuerdo de los camaradas caídos.    

 

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