La Realidad 24/05/2014
CJB Libertad Roja
“Galeano tu recuerdo es la lluvia que hace germinar las semillas de nuestra lucha diaria”
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Desde la llegada se siente de nuevo ese calor y compañerismo, solo existente en las comunidades zapatistas, o en aquellos lugares mágicos donde ya no existe la explotación del hombre por el hombre. Los compas nos miran como sus iguales, pues saben que estamos juntos en la lucha contra el mal gobierno.
No hay preocupación por la falta de comida, toda la gente tiene garantizado el acceso a servicios de salud y a una educación gratuita, las personas ya no dicen “Yo” sino “Nosotros”. Se nota una disciplina férrea, todos saben muy bien cuál es su trabajo dentro de la comunidad y lo cumplen con convicción, sin dudarlo ni un segundo, no claudican, no se rinden. “Cuando un pueblo se sabe organizar es un pueblo sabio y libre”.
En un rincón cuelgan unas batas blancas, son para la comisión de servicios médicos.
Los compañeros comienzan a aglutinarse, niños, ancianos y maestros comienzan a organizarse en filas, todos con el rostro cubierto, ya sea con un paliacate o con el representativo pasamontañas. Se comienzan a dar instrucciones entre ellos: “¡Firmes! ¡Formación cerrada! ¡Marcar el paso! ¡Derecha! ¡Izquierda! ¡Arriba! ¡Abajo!”… Comienzan a marchar hacia nosotros, mirándonos a los ojos y transmitiéndonos esa fuerza.
A diferencia del “Heroico Ejercito Nacional” estos hombres y mujeres son movidos por un inmenso amor a sus semejantes, no por el interés del dinero. Mientras los militares siguen las ordenes de los de arriba y asesinan a su gente, los milicianos zapatistas buscan proteger a los suyos. A un verdadero revolucionario lo mueven grandes sentimientos de amor
De pronto se escucha una canción de Mercedes Sosa, La Cigarra, interpretada por León Gieco, de la voz del compañero salen los siguientes versos que calan en el alma: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, Sin embargo estoy aquí resucitando.”
El Delegado Zero entra en escena, seguido por la comandancia del EZLN, nadie pasara o lastimara a su pueblo mientras ellos estén ahí. Después viene un discurso, ya se tienen los resultados de las averiguaciones. Los asesinos de Galeano son los mismos que han organizado la Cruzada Contra el hambre, los que crearon la SEDESOL, los mismos que han matado a los que luchan desde tiempos inmemoriales, los asesinos de Zapata y de los estudiantes en el 68 y en 71, los autores de la masacre de Acteal, los que monopolizan la riqueza mientras miles mueren de hambre, los padres de aquellos que se burlan de nosotros en las redes sociales, los dueños de la CIOAC, los asesinos del compañero Kuy… En pocas palabras, los responsables son la clase política al servicio de la burguesía, el autor intelectual del crimen es el Capitalismo salvaje que busca destruir a la humanidad.
El Sub toma la palabra, solo para decir lo que todos ya sabíamos, él es solo un vocero, los verdaderos héroes son los hombres y mujeres que día a día construyen un nuevo modelo de vida donde nadie vale más que otro, los verdaderos hombres son los compañeros que con su trabajo hacen posible la existencia de las comunidades zapatistas.
Al visitar las comunidades uno se convence de que un cambio es posible. Puede que los zapatistas no tengan acceso a las últimas tecnologías, grandes cadenas de supermercados o ropa costosa, pero en cambio tienen algo más importante: Dignidad.Ellos no reciben limosnas del gobierno, ni despensas o tarjetas con descuentos, no los necesitan, han aprendido a tomar lo que merecen sin pedirle nada a nadie.
Los compañeros luchan contra el capitalismo, como en Cuba, Venezuela u otras partes del mundo. Su lucha es una lucha universal a la que deberíamos unirnos todos. Y si bien parece una batalla difícil habrá que seguir soñando y caminando, pues solo así lograremos cambiar al mundo.
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