Alejandro Flores Rodríguez

En las últimas fechas los estudiantes del IPN hemos puesto al país de cabeza, parando nuestras escuelas y llenando las calles con contingentes de 20, 50 o 70 mil personas con el único fin de defender el legado que nos dejó Cárdenas: una educación con base científica y tecnológica que impulse el desarrollo del país.

Desde hace una semana nos hemos atrincherado en nuestras aulas, cambiando la blanda cama por el gélido concreto, los viernes de convivencia por fines de semana de desvelos, a la familia por los compañeros y a nuestra casa por la universidad o la Vocacional.

Nuestra lucha ha dado frutos, logramos tener un impacto nacional y hacer que el secretario de Gobernación saliera de su madriguera para darle solución a nuestro problema. Sin embargo no somos ingenuos, los politécnicos estamos conscientes de los intereses políticos que se manejan.

Mientras con una mano Osorio Chong nos da un saludo fraterno y se compromete a cumplir nuestras demandas, con la otra esgrime el arma ejecutora, volviéndose cómplice por omisión de funciones de las muertes y desapariciones en Ayotzinapa.

 

Este singular personaje que se negó a solucionar el problema de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas, ahora se presenta como un héroe nacional, una persona comprometida con la calidad educativa capaz de resolver los problemas del Poli en 30 minutos. Si de verdad el Gobierno Federal está comprometido con la educación ¿Por qué se le dio el visto bueno a una reforma educativa que claramente precariza la enseñanza?

Somos burros, más no ignorantes, no caeremos en el juego de las autoridades ni dejaremos que cualquier funcionario o partido político use nuestro movimiento para limpiar su imagen.

 La respuesta a nuestro pliego petitorio entregada el 3 de octubre ya se está analizando en cada escuela, en el caso concreto de la ESIME Zacatenco incluso con asesoría jurídica, pues no queremos respuestas al vapor, ya que de ellas depende el futuro del Instituto.

No podemos levantar el paro, antes es necesario dejar en claro en qué forma se dará solución a las problemáticas que nos aquejan y para esto se requiere de la opinión consensuada de todos los involucrados. El destino de nuestra casa de estudios se decidirá en las asambleas próximas.

Los problemas que nos aquejan no son exclusivos del IPN, son el resultado de un sistema que día a día lacera los derechos del pueblo mexicano, hoy somos los estudiantes, mañana cualquier otro sector de la sociedad. No basta estar inconforme, cada quien desde su trinchera debe organizarse y luchar, pues solo unidos y organizados venceremos.

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