Por Kommy.

Primero lo quisieron enterrar y sobre su supuesta tumba crearon toda una serie de mitos y mentiras intentando que “el muerto” no saliera de la tierra, pero el muerto no estaba ahí. Después intentaron mostrar el supuesto cadáver como un ser que en vida era un monstruo que atentaba contra todo lo que ellos creen sagrado, pero el supuesto cadáver al que se referían cada vez se parecía más a ellos mismos. Ahora que están de moda los zombis algunas personas comienzan a ver en las calles al “muerto viviente”, aquel ser que desde 1991 trataban de mantener sin vida para su conveniencia, y lo que vieron no les gustó.

La desaparición de los 43 normalistas de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas  de México ha obligado a los políticos y a los medios masivos de comunicación a voltear y ver lo que siempre están ignorando o tratando de ignorar: al pueblo. Y de manera casi obligada por la misma tragedia han tenido que verter una opinión que ha tenido que ser medianamente o totalmente favorable a la familia y a los normalistas, ¡todo sea por guardar las apariencias en estos tiempos de crisis política!

Parecerá que este texto no tiene sentido, o en el peor de los casos usted pensará que lo primero (el “muerto no muerto”) es una mala broma acerca de lo segundo  (el caso de los 43 normalistas desaparecidos), pero no es así. El tiempo a  concatenado dos temas que en un principio parecería que no tienen nada que ver, justo como quieren hacer pensar los políticos y como sus lacayos en los medios masivos de comunicación lo expresan, la desaparición y/o muerte de los 43 normalistas no tiene nada que ver con política… ¡menos tiene que ver con “el muerto, cadáver, zombi” llamado Comunismo!, pero resulta que sí tiene que ver, solo que los de arriba no lo querían aceptar.

 

La opinión masiva o las opiniones en masa.

Ya hemos visto cómo en la televisión han pasado de atacar a “los normalistas violentos “a simular empatía con “los estudiantes normalistas”. ¿Qué pasó  para que cambiaran su discurso?

En los distintos periódicos el trato también ha ido cambiando. Ya no se refieren a ellos como los “vándalos”, ya no los retratan como delincuentes; parecería que se dieron cuenta de que son personas, que son jóvenes. ¿Qué pasó para que cambiaran su discurso?

Algunos escritores de la sección “Opinión” del periódico El Norte, del grupo Reforma, han tenido que cambiar sus opiniones sobre los normalistas desaparecidos y sobre los hechos que han venido desarrollándose en todo el país.

Son estas personas quienes tienen la posibilidad de masificar su opinión, o sea, de que miles o millones de personas puedan leer, ver y escuchar lo que ellos tienen que decir. Son quienes influyen en las mentes de miles o millones de personas, son quienes quieren moldear la opinión del resto de la población; pero ahora han sufrido un revés, desde mi perspectiva han tenido que cambiar su discurso obligados por las multitudinarias marchas que se han llevado a cabo en nuestro país.

Quienes tienen el poder de hacer su opinión masiva han tenido que ceder ante las opiniones en masa de las masas, del pueblo.

En el periódico El Norte hay quienes han propuesto que lo mejor que se puede hacer es apuntalar las instituciones, mejorarlas y no destruirlas o socavarlas. En pocas palabras, mantener el actual estado de las cosas  sin que cambie el rumbo, darles una manita de gato, cambiar a quienes se tenga que cambiar, pero nunca, nunca, atentar contra el sistema político mexicano. ¿Eso será lo que el pueblo de México necesita?, ¿lo mismo pero revolcado?, ¿lo mismo pero más barato? Definitivamente no, y en las distintas marchas se han escuchado las voces de quienes critican al Estado burgués mexicano y sus instituciones, hay quienes piden cambiarlas y quienes pedimos enterrarlas.

Historia sin fin.

Me enfocaré en un artículo en específico publicado el día martes 9 de diciembre en la página 8 de la sección “Opinión”. El autor es Sergio Sarmiento, periodista reconocido por su posición reaccionaria y derechista, siempre en contra de cualquier manifestación de inconformidad con el gobierno. Regularmente se refiere de manera peyorativa a los normalistas rurales, en alguno de sus artículos los llama “ayotzinapos”, para él los normalistas solo son unos vividores del Estado  que buscan obtener plazas por medio de presiones y que se la pasan violando la ley con sus protestas y tomas de casetas.

En su artículo titulado “Historia sin fin”, Sergio Sarmiento se sorprende de que en las manifestaciones de apoyo a los 43 normalistas aparezcan las banderas rojas con la hoz y el martillo. Le llama “vieja ideología” a la teoría formada por Carlos Marx y Federico Engels.

Se le hace curioso que después de que ellos “celebraran” la caída del Muro de Berlín y la “revolución” de terciopelo sigan existiendo comunistas en México.

Si comparamos, en la línea de tiempo de la historia de la humanidad las ideas comunistas de Carlos Marx y de Federico Engels son más nuevas que las ideas capitalistas de Adam Smith.

Comparemos dos de las obras cumbres del capitalismo y del comunismo. El libro “La riqueza de las naciones”  de Adam Smith fue publicado el 9 de marzo de 1776 mientras que el libro “El Manifiesto del Partido Comunista” escrito por Carlos Marx y Federico Engels fue publicado el 21 de febrero de 1848.

Es un absurdo decir que el Comunismo es una “vieja ideología” si la comparamos con las ideas del capitalismo que son aún más antiguas. Pero parece ser que el autor de dicho artículo lo que quiere es que sus lectores relacionen las ideas comunistas con algo viejo, y como vivimos en una sociedad obsesionada con las cosas nuevas (el nuevo celular, el nuevo reproductor de música, el nuevo pantalón) rechazarán las ideas comunistas por considerarlas viejas, obsoletas, algo del pasado y no del futuro.

Después, Sarmiento, escribe sobre el supuesto desplome del comunismo  y la idea que Francis  Fukuyama plasmo en su libro “El fin de la historia y el último hombre”, publicado en 1992, un año después de la disolución de la Unión Soviética.

Para Sarmiento “el desplome” de la Unión Soviética y de las democracias populares significa el desplome y fracaso del Comunismo, pero, ¿la Unión Soviética es el Comunismo?

Debo de aclarar que hasta el día de hoy no existe ni ha existido ningún país que haya superado la etapa Socialistas y que haya desarrollado la etapa Comunista, ni si quiera podemos decir que la Unión Soviética llego a la etapa del Comunismo.

Tampoco podemos decir que las ideas comunistas están o estaban  o estarán amarradas con algún país en algún momento determinado de la historia.

La Unión Soviética representa una experiencia sobre la construcción del Socialismo Soviético que fue cambiando durante el tiempo de vida del Estado  soviético. En todo caso habría que precisar que lo que se “desplomó” fue el socialismo al estilo soviético. Aun así, es incorrecto llamarle “desplome” a lo que sucedió en la Unión Soviética que, de manera oficial, fue disuelta a base de plumazos y que de manera interna fue desmantelada sistemáticamente, pero esto ya sería para otro tema.

Sarmiento también explica que después de la desaparición de la Unión Soviética muchos “comunistas” (si, así, entre comillas) cambiaron su lenguaje, se olvidaron del Comunismo y casi todos se dijeron representantes de la nueva y verdadera democracia.

Estas personas ¿eran realmente comunistas?, ¿habrán entendido el materialismo-dialectico o solo eran parte de una corriente que, en México, les daba cierto estatus político? Y con esto regreso a lo mismo: personas como Sergio Sarmiento siempre voltean “para arriba” y cierran los ojos al ver “para abajo”. Arriba los perredistas, ex priistas y ex comunistas, buscaban cómo  seguir en la contienda electoral; abajo muchos comunistas buscaban cómo  responder a las preguntas que se generaron después de la disolución de la URSS. Arriba los de la “nueva izquierda” buscaban votos y curules; abajo los comunistas buscaban reorganizarse después de lo que, sin duda, fue un duro golpe para el movimiento comunista internacional.

Conclusión.

Personas como Sergio Sarmiento han tenido que cambiar su lenguaje y su actitud frente a los sucesos que se han desarrollado después de Iguala. Esto demuestra lo efectivas que han sido las movilizaciones en todo el país, con esto se obligó a una buena parte de los medios masivos de comunicación  a cambiar su discurso sobre la desaparición de los 43 normalistas ya que, al principio, intentaron satanizar el movimiento iniciado por los estudiantes de la Federación de  Estudiantes Campesinos Socialistas de  México pero no pudieron y se vieron rebasados ante el poder de las masas en las calles, del pueblo enojado y furioso que está buscando qué hacer frente a la crisis de nuestro país.

Desde sus atalayas de la opinión quieren decirnos que sigamos confiando en el gobierno, en sus instituciones, en sus leyes y en sus políticos; quieren asustar al pueblo diciendo que el Comunismo es algo malo,  algo transnochado. Pero lo que ellos describen como Comunismo es simplemente el sistema capitalista que hoy sufrimos y padecemos.

No te dejes asustar, no te dejes engañar, los de arriba están buscando cómo  detenernos, cómo  detener al pueblo que está saliendo a las calles a gritar  “¡fue el Estado!”

No estamos todos, nos faltan 43.

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