William Monsalve, Sec. Gral de la Juventud Comunista Colombiana en imagen de archivo.

William Monsalve, Sec. Gral de la Juventud Comunista Colombiana en imagen de archivo.Por: Colectivo Lázaro Cárdenas / La Voz Roja

El 29 de julio de 2015, varias organizaciones políticas latinoamericanas se congregaron en la Ciudad de México con motivo de una reunión regional de la Federación Mundial de la Juventud Democratica (FMJD). En esa ocasión el equipo de La Voz Roja tuvo la oportunidad de realizar una entrevista telefónica a William Monsalve, quien actualmente ostenta el cargo de Secretario General de la Juventud Comunista Colombiana (JUCO), para platicar acerca de la violencia, el narcotráfico y el conflicto armado que se vive en su país, situación que lamentablemente se está replicando en México. 

 

¿Cuál es su opinión acerca del uso de la fuerza pública para acabar con el narcotráfico?

“En primer lugar agradecerles por que nos hayan dado la oportunidad de hablar por este medio, agradecerle también a México por recibirnos y comentarles que siempre que haya la combinación de armas y narcotráfico la destinación contra el pueblo va a ser la barbarie. Nosotros consideramos que el tratamiento del narcotráfico, la fuerza que utiliza el imperialismo y sobre todo el Estado para tratar de reivindicar un poco sus poderes, no puede ser a través de la fuerza excesiva y sobre todo de la fuerza púbica, la fuerza pública siempre será un instrumento destructor de las aspiraciones sociales y populares para salvaguardar lo que está detrás del narcotráfico y el negocio de las armas, que es del capital. Por eso creemos que la consolidación de la paz, principalmente para un problema como el narcotráfico y la desigualdad, tiene que ser estimulando menos el tráfico pero también menos el uso de las armas y para ello deben haber menos ejércitos y más inversión social.”

En nuestro país debido al problema del narcotráfico han surgido grupos de policías comunitarias y autodefensas, una de ellas inclusive, en Michoacán, se ha aliado con el Estado para regularizarse y convertirse en una especie de policía rural que combata el narcotráfico. Estábamos leyendo un poco acerca de la situación de su país y vemos que en los 70 surgen grupos de autodefensa similares, pero estos iban más enfocados a combatir a las guerrillas ¿Nos podría hablar un poco más acerca de estos grupos?    

“Lo primero que hay que señalar es que siempre que la sociedad, sobre todo las sociedades que están reguladas por negocios privados, entra en crisis el paramilitarismo, pero sobre todo los negocios foráneos, a través del narcotráfico sustentan el uso de fuerzas ilegales o paraestatales para lograr garantizar que sus capitales no se vean afectados por otras vías. Por eso nosotros siempre hemos señalado que el origen del paramilitarismo está directamente ligado a la política de crisis económica y es una forma de solventarla por parte de las clases dominantes. Lo que pasó en los años setenta en Colombia es concreto, un país que estaba en una fase de desindustrialización, un campo quebrado que no tenía como subsanar su deuda ante los compromisos internacionales y nacionales y que tuvo que utilizar el fenómeno paramilitar y del narcotráfico para pagar la deuda externa. Desde ese orden de ideas el narcotráfico, las fuerzas policiales inclusive, pero también lo que nosotros llamamos la “narcopolítica” se mezcló para dar cuenta a una forma en la que el Estado legalizara el entrar en el narcotráfico y penetrar en la sociedad. Eso fue lo que pasó principalmente con Pablo Escobar, un narcotraficante que construyó un cartel, pero que más allá de traficar lo que le construyó al Estado fue una política paralela en la que hacía política, controlaba fuerzas paramilitares, pero también tenía influencias sobre políticos y sobre el ejército nacional y eso fue lo que llevó a que el Estado colombiano fuera un Estado fallido en los años ochenta, no había control ni en las fuerzas políticas ni en las fuerzas militares del Estado y lo que tuvo que hacer el Estado fue entrar a pactar con esas fuerzas foráneas para lograr solventar su credibilidad, y eso llevó al país a un derramamiento de sangre excesivo que llevó a la quiebra y no solamente a la persecución de movimientos sociales y populares como el caso de la Unión Patriótica, que fue un movimiento de oposición social y popular exterminado con el apoyo de fuerzas paramilitares, fuerzas legales del ejército, pero también con el apoyo de políticos que agenciaban y daban órdenes para asesinar dirigentes de la izquierda sociales y populares.”

Una situación terrible que lamentablemente estamos viviendo hoy en el país, y ya que estamos hablando de los paramilitares y este tema tan complejo de las guerrillas… hay muchas opiniones al respecto, algunas buenas otras malas, pero independientemente de lo que se opine acerca de porque surge un grupo guerrillero armado hay una razón de fondo para que estos se creen, en su opinión ¿Cuáles son los factores que ha influido a la creación de estos grupos?

“Muy buena pregunta, te agradezco por ella, lo primero es que en Colombia la tierra nunca ha sido del pueblo, la tierra siempre ha sido de grupos elites, de 13 familias principalmente que se han distribuido el poder económico y político del país. El uso de la tierra ha sido principalmente para garantizar la riqueza de unos pocos en detrimento de la gran mayoría de la población, esa es la primera referencia, una tierra, sobre todo un país que dirigen 13 familias en contravía de los intereses de la gran mayoría de la población. Segundo, al lado de la apropiación violenta de la riqueza y de la gran concentración de tierra y riquezas en nuestro país, la forma de sostener ese régimen, esa acumulación de riquezas, es de manera violenta, por lo tanto el determinante de la violencia no han sido las guerrillas, porque las guerrillas han sido siempre la respuesta a la violencia estatal, que es nada más y nada menos la forma de responder a la acumulación violenta que han hecho sectores ricos de la población colombiana para quitarle y despojar a la población más desposeída de todo lo que produce, y por eso la guerrilla nació como una respuesta social y popular ante las arbitrariedades y la barbarie que cometen contra el pueblo. Tercero, porque en Colombia la regulación de la propiedad de la riqueza no está medida, Colombia todavía no ha terminado un proceso de regulación estatal sobre el exceso de riqueza y siempre hemos visto que hay una gran desigualdad, no hay educación para todos, no hay trabajo para todos, no hay vivienda para todos y en ese orden de ideas la exigencia, el programa de la insurgencia de las guerrillas, parte principalmente para hacer que la justicia social, un programa de educación para todos, una vivienda para todos, tierra para todos, se tenga que exigir a través de las formas armadas.”

Quisiera hacerle una pregunta más enfocada al proceso que se está llevando a cabo en La Habana, los Diálogos de paz con este grupo que son las FARC. El año pasado, estábamos leyendo también, entró en crisis el diálogo por el secuestro de un militar, el General Alzate, pues se ponía como condición su liberación para retomar este diálogo ¿Cree que actualmente exista algo que pueda poner en riesgo los diálogos de paz?

“Lo primero que hay que partir es que el proceso de paz, como todo proceso, tiene puntos críticos y puntos de avance, el punto crítico que en este momento estamos viviendo principalmente existe porque no hay voluntad del gobierno de dialogar en medio de un cese bilateral del fuego. Mientras la guerrilla haga un cese unilateral y su disposición sea la de no disparar para seguir dialogando, pero el ejército siga haciendo ataques militares en zonas de influencia guerrillera, la situación va a ser bastante difícil para conversar en el marco de la desconfianza y agresiones entre las FARC. Por eso una exigencia que hace el pueblo colombiano es el cese bilateral del fuego, no es suficiente con que la guerrilla diga que no va a disparar, es necesario que el gobierno colombiano entienda que para poder dialogar se necesita que las partes dejen de confrontarse militarmente y que también alrededor de esto se comprometa a la verificación y sobre todo cumplimiento del derecho internacional humanitario, porque quien está  sufriendo en la confrontación militar es el pueblo colombiano, la población civil desarmada que está en medio del fuego y de las operaciones militares del ejército. Por lo tanto, consideramos que un punto central que debe de resolver ese estado crítico del diálogo es que el gobierno cese sus acciones militares y se comprometa, en un ambiente de diálogo y de paz, a desescalar, pero también a dejar de disparar mientras se dialoga y se llega a un acuerdo definitivo.”               

La guerrilla ha proclamado el alto al fuego de su parte, e igual el presidente Santos ha declarado ante los medios que está dispuesto a hacer el llamado cese bilateral, pero ¿Realmente se puede confiar a su palabra? Y si es así ¿Cuánto tiempo más habrá que esperar para que termine el conflicto armado?

“Lo que tiene que saber la Comunidad Internacional es que Santos habla de que el cese bilateral es al final del acuerdo, lo que quiere decir que mientras se esté dialogando se va a seguir disparando y van a seguir agrediendo a la población civil en medio de las confrontaciones entre guerrilleros y Estado. Nosotros creemos que la única forma en que Santos pueda acceder, y sobre todo definir presidencialmente un cese bilateral inmediato es con la población nacional e internacional, que le apoye al pueblo colombiano en que el cese bilateral al fuego evite el derramamiento de sangre de más colombianos y sobre todo para que avancen los diálogos de paz en un ambiente  de confianza y de profundización hacia los temas reales de la paz, que parte principalmente por evitar el derramamiento de sangre colombiana.”

Esperemos que así se logre porque realmente es muy feo vivir una situación así de violencia, aquí en México apenas estamos llegando a comprender el panorama, de hecho resulta bastante curioso porque Santos y Peña Nieto se han reunido en varias ocasiones para refrendar estos lazos de cooperación, inclusive el presidente de Colombia ha ofrecido asesoramiento militar a nuestras fuerzas armadas para combatir al narcotráfico, pero ya vemos por lo que nos comenta que esto no es la solución. Agradecemos mucho que nos haya cedido unos minutos de su tan valioso tiempo, esperamos que su estancia en México sea agradable y que todo salga bien en esta reunión que tiene la FMJD ¡Muchas gracias!

No, les agradecemos a ustedes, créannos que nosotros ya vivimos la ola de violencia del narcotráfico y nos solidarizamos con el pueblo mexicano, pero también les queremos expresar lo siguiente: No podemos dejar que la cultura del narcotráfico, de las armas y la venta de drogas nos gane a nuestra juventud, tenemos que generar una cultura de la resistencia, una cultura de la paz que parte principalmente por sacar a esa cultura de la droga y de la muerte de nuestras casas, de nuestros televisores, de nuestras escuelas y de nuestros colegios, tenemos que reivindicar la vida ante todo y derrocar la muerte ¡Muchas gracias a ustedes!

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