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Dentro de una plática que ofreció José Ángel Maury Del Toro, secretario general de la Federación Mundial de la Juventud Democrática y los Estudiantes, hizo énfasis en que los conceptos de derechos humanos han sido arrebatados por la derecha mundial y pareciera que son apropiados por las potencias capitalistas, situación que vemos a diario por ejemplo cuando atacan a Venezuela y su revolución bolivariana abanderados por auténticos genocidas como Felipe Calderón y Álvaro Uribe.

La aplicación de los tratados internacionales en México ha sido escabrosa, más de cincuenta años tuvieron que pasar para que se elevaran a rango constitucional dichas instituciones y de ahí en adelante se ha visto un avance, pero paradójicamente mayor retroceso por las políticas de represión en las que el Estado Mexicano ha incurrido en el presente sexenio.

 

Hay que tomar en cuenta que la aplicación de dichos tratados no ha sido una concesión del Estado, por ejemplo con la modificación del artículo 1 constitucional se cerró un amplio  proceso de litigios judiciales y tuvo que llegar hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, quien a su vez sentenció al Estado Mexicano a cumplir con lo firmado en la Convención Americana de Derechos Humanos en cuanto a la acusación de la desaparición forzada de Rosendo Radilla en la conocida guerra sucia de los años 70, quizás otro de los antecedentes más importantes fue el alzamiento armado del EZLN en el que apegándose al derecho internacional se reclamaba su autodeterminación conforme al acuerdo 169 de la Organización Internacional del Trabajo y la Convención de Ginebra como fuerza beligerante.

Hoy más que nunca, ante un escenario cada vez más catastrófico de barbarie contra la humanidad, en el que la multipolaridad de las potencias nos puede llevar ante un conflicto armado de escala mundial, debemos estar al tanto de nuestro alcance que tenemos en cuanto a la aplicación de derecho internacional, pues si bien los capitalistas no tienen problema en utilizar ciertos conceptos que son compatibles con el derecho burgués, siempre estarán al pendiente a no perder su privilegios y mantener una reacción a cualquier legislación que afecte sus intereses, no viendo si la misma puede pasar como un pequeño esbozo tímido dentro del marco del derecho burgués, un ejemplo son los recurrentes “acuerdos ejecutivos”, que al no ser llevados a rango de tratados internacionales producto de no ser aprobados por sus correspondientes órganos parlamentarios, puede correrse el riesgo de llevarlos adelante, ya se ve por ejemplo en Palestina, en el que no importando las resoluciones de Naciones Unidas, se aplican este tipo de acuerdos unilaterales por parte de Israel para seguir perpetuando las agresiones a este digno pueblo.

 En el caso mexicano contamos por ejemplo con la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte[1], acuerdo en teoría no vinculantes pero que en dado momento pueden responder a intereses imperiales en las guerras de rapiña que tanto énfasis hizo Lenin en el siglo pasado y a su vez como contrapeso podríamos ver el noble ejemplo promovido por la hermana República de Cuba dentro de la II cumbre de la  Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños[2] en el que se declara zona de paz a nuestra región, contrastando completamente entre un acuerdo que plantea una cooperación armada para favorecer los capitales  y otro que plantea un desarme y respeto a la soberanía de los pueblos.

Así como la guerra, la paz y desigualdad económica han sido reguladas en beneficio de la humanidad desde la derrota del nazismo en 1945, en México hemos  visto que con las reformas estructurales han ido coactando derechos que debieron ser inalienables,  es conveniente estar al pendiente de las diversas disposiciones internacionales que podemos usar a nuestro favor como herramienta de lucha pues más que una aspiración del socialismo- comunismo, la erradicación de la desigualdad, la pobreza, la segregación cultural y hasta la condena explícita de la explotación del hombre por el hombre se encuentran regulados en estos instrumentos y por tanto hasta dentro del marco burgués estos objetivos algunos inmediatos y otros que solo se van alcanzar en la nueva sociedad sin clases, ya se encuentran presentes como un legítimo derecho al que al menos en la letra estamos facultados a ejercer, la difusión de los mismos sirve también para empoderar a las clases oprimidas a la par del trabajo de base que hacemos contra ante la hidra capitalista como dicen nuestr@s compañer@s zapatistas.

La lucha no es fácil, en México la dialéctica nos ha enseñado que luchar dentro del aparato legislativo y judicial nos  ha traído descalabros y aquietamiento de las masas, no obstante el conocimiento de estas herramientas nos va a permitir diseñar mejor nuestros programas y defendernos ante las legislaciones locales que suelen ser reaccionarias, de esta manera podemos contar con la certeza jurídica que dibujar  un stencil  en la pared o hasta la toma de tierras responde al legítimo derecho que tenemos como seres humanxs, y no vulgares normas solo al servicio del capitalismo.

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