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En el proceso de la Revolución Bolivariana el debate cada día se agudiza más, y aunque hay muchos quienes reniegan de la idea y caen en el juego del imperialismo creyendo que Nicolás Maduro es un dictador, también es cierto que intelectuales del mundo, movimientos sociales e incluso gobiernos revolucionarios de diferentes latitudes valoran la experiencia de Venezuela como única y fundamental, pues revivió la idea del socialismo, promovió la unidad latinoamericana, avanzó en el desarrollo humano, hizo frente al imperialismo y redimensionó la democracia en un contexto en el que la tesis del fin de la historia ganaba terreno luego de la caída del Bloque Soviético. Vale la pena detenerse y hacer un análisis profundo de tal situación, al fin y al cabo a estas alturas nadie puede creer que Donald Trump sea el mejor analista político o el santo de la historia y que EEUU sea el ejemplo de democracia en el mundo y no una gran corporación disfrazada de estado nacional, la Plutocracia del Siglo XXI.

 

     Por lo contrario, en Venezuela se minimizan las barreras que existen entre el poder constituido y el poder constituyente, más ahora que se ha activado y legitimado a través del voto una Asamblea Nacional Constituyente compuesta por diversos sectores sociales y en la cual se discute hoy un nuevo modelo de Estado que sea cónsono con las aspiraciones del pueblo Venezolano y que de respuesta a las necesidades del mismo. En tal sentido, los enemigos de Venezuela no buscan restituir la democracia en el país sudamericano, buscan destruir el proyecto democrático más radical que existe actualmente en el mundo, donde además se pone como centro al ser humano y no al capital, proponiendo un modelo de desarrollo que se contrapone al capitalismo. 

     El Socialismo Bolivariano del Siglo XXI se define por medio de la Democracia Participativa y Protagónica y asume la lucha de clases a través del Poder Popular organizado, cuestión que amplía las posibilidades de desarrollo de las personas por cuanto pueden acceder al poder de manera directa. Esto toma sentido al constatar que las comunidades se han constituido en comunas y que los sectores se han organizado en movimientos sociales, siendo esto parte del la llamada Explosión del Poder Popular que fue convocada por Hugo Chávez en su discurso Poder Popular: alma de la Democracia Revolucionaria y que asumió mayor radicalidad en el llamado Golpe de Timón. ¿Que no hay democracia en Venezuela? Hay mucho más que eso, hay un gobierno popular y un pueblo empoderado muy a pesar de lo dice la dictadura mediática que mantienen las corporaciones de la comunicación en el mundo ¡Será porque tienen intereses económicos, pues sus dueños son primos de los dueños de las trasnacionales petroleras! Es que resulta que en el mundo moderno la democracia como la verdad se cotiza al precio del barril.

Entonces, defender a Venezuela es defender la democracia, no sólo por lo que promueve el proyecto político de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, sino porque es fundamental que los pueblos del mundo puedan decidir sobre su destino sin ser amenazados con una guerra. Defendamos pues a Venezuela y al Socialismo del Siglo XXI, como a un parto o como a un principio inalienable, pues no se trata sólo de un país, se trata del destino del mundo y de su libertad. 

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