Si tienes un propósito que sea golpear más fuerte

Son los primeros días de enero, la mayoría esperara hasta después del día de reyes y partir la rosca para iniciar los propósitos de año nuevo, junto con terminar la tesis, declararse por fin a esa persona especial o conseguir un nuevo trabajo hay una meta bastante recurrente: ponerse en forma, perder peso, eliminar esas llantitas, los motivos son muchos y no los abordaremos aquí.

Y los gimnasios lo saben, son las fechas de “la inscripción es gratis”, “se inscriben tres por el precio de dos” “descuento en las mensualidades por un año si te inscribes en enero”, y lanzan este tipo de propaganda porque saben el estado mental de muchos en esas fechas, es fácil constatarlo en internet o simplemente caminando por las calles.

Por supuesto que es una buena idea perder esos kilos de más y ponerse en una buena condición física, eso es bueno, no solo para la salud, si no para la autoestima, sin embargo, hay cierto limitante en el gimnasio al cual hay que ponerle un pero: sirve solo para uno mismo, es algo egoísta, no quiero decir con esto que la mezcla usual de levantamiento de pesas y ejercicios aeróbicos con mayor o menor intensidad (lo más común en los gimnasios del país) sea algo malo en sí mismo, al contrario, es un excelente ejercicio, si es lo más usual es porque funciona, pero en muchos casos no va más allá que el modelaje del cuerpo acorde a medidas más o menos estandarizados que son el resultado de ciertos parámetros estéticos creador por algunas industrias de marketing y que han logrado hegemonizarse, de tal forma que un cuerpo ya no es deseable si no cumple con tales parámetros.

Tiene mucho que ver con la autocosificación permanente de la imagen, ya no somos personas, individuos, somos cuerpos que se ofertan… y para ser demandados se nos exigen ciertos parámetros, para cumplir, para ser deseables en el mercado muchos se enfocan en ejercicios y dietas para modelar su cuerpo y adecuarlo a los estándares exigidos… y esto crea problemas como adicciones al gimnasio, abuso de esteroides y una constante guerra psicológica para convencer al individuo que su cuerpo está mal.

Pero no nos desviemos del tema ¿es esto una crítica al ejercicio y el propósito de hacerlo o hacerlo más seguido este año? Por supuesto que no, tampoco es una crítica a los ejercicios anaeróbicos y aeróbicos usuales del gimnasio, son muy sanos y dan masa muscular, fuerza, resistencia, se pierde grasa, no es renegar contra este tipo de ejercicios si no a ciertas condiciones ideológicas que los ha puesto de moda… ¿entonces? El tema es proponer una alternativa: las artes marciales.

¿Por qué? No solo son excelentes para mejorar la coordinación, el control mental, la tonificación muscular, la perdida de grasa[1]… y por supuesto: la defensa personal.

No solo sirven para perder peso (en este aspecto funcionan mejor los enfocados en los golpes antes que los enfocados en los agarres) si no que eliminan el estrés de la rutina (una buena pelea cada día realmente ayuda a la salud mental) y son una excelente mezcla de ejercicios aeróbicos y anaeróbicos.

Es posible continuar escribiendo muchas líneas más sobre los beneficios de practicar artes marciales, es fácil encontrar publicaciones escritas por expertos que describen los efectos positivos para el cuerpo y mente de quien se ejercita de tal modo, incluso tiene amplios beneficios colectivos, las artes marciales, por su propia naturaleza son mejores cuando se entrena en grupo, se forman lazos y amistades, se crea tejido social entre quienes superan juntos sus retos al crear disciplina y trabajo en equipo, crea comunidad algo que en el gimnasio si bien también sucede lo más común es la soledad y el egoísmo, así estén todos en la misma habitación ¿Cuál es la propuesta además de la obviedad que es mejor elegir un estilo que nos guste y ponerse a entrenarlo a cosificarse en un gimnasio?

Que instrumentalicemos esta elección: obviamente para la revolución es más útil un arte marcial que volverse sexualmente atractivo por un periodo corto de tiempo.

Se dice que tras la interrupción del arma de fuego en el campo de batalla hace inútil entrenarse en el cuerpo a cuerpo, y hasta cierto punto tienen la razón ¿Cuál es la necesidad de un invencible caballero con su imponente armadura y sus muchísimos años de entrenamiento con el escudo, la lanza y la espada cuando un soldado raso con 21 días de entrenamiento puede matarlo con una ballesta[2], no hablemos ya con una simple arma de fuego elaborada en serie? ¿O acaso las jiu jitsu, el kenjutsu o el kyüjutsu sirvió a los samuráis japoneses en la batalla de Shiroyama ante la artillería y las ametralladoras[3]? Su propio líder tuvo que matarse a sí mismo de forma ritual ante el desastre…

Pareciese que era el fin de las artes marciales en conflictos militares y que solo el paradigma tecnológico dominase, a fin de cuentas ¿para qué entrenar años y años en el combate cuerpo a cuerpo si un tecno-soldado imperial puede matar desde una plataforma marina enviando un misil o un dron?

Pero en estos tiempos contemporáneos también tienen una amplia cantidad de ejemplos y posibilidades sobre el uso de artes marciales en actos de insurgencia y contrainsurgencia: desde la batalla de Stalingrado donde el general Chuikov distribuyo palas-hacha[4] entre sus tropas ya que sabía muy bien que su estrategia para la batalla pasaba por combates donde era posible oler el aliento del rival, están ahí los vietcongs entrenando para combatir con una lanza de bambú afilada[5]… ya que ¿Cuál es la superioridad de un M-16 estadounidense cuando en una emboscada se combate en cuerpo a cuerpo en la jungla vietnamita o en los túneles excavados bajo la selva[6]? Pasando por los spetnatz soviéticos que practicaban sambo para enfrentarse en las cuevas afganas a los yihadistas[7], hoy en día en la batalla de Alepo[8] y Damasco[9], en Siria los miembros de la insurgencia islamista luchaban con cuchillo en combates mano a mano porque cuando se combate en edificios y bloques departamentales es bastante posible enfrentarte a menos de un metro de un soldado sirio… y esto ha sido una realidad en toda esa guerra, en palestina jóvenes que han vivido toda su vida bajo la bota de la ocupación hebrea-sionista son asiduos practicantes tanto de artes marciales como de parkour[10] para escapar de los montoneros y abusivos soldados ocupantes practicantes de krag maga, en ese mismo contexto la dificultad en conseguir armas de fuego ha obligado a las diferentes organizaciones palestinas (desde islamistas hasta nacionalistas y marxistas) a emplear y entrenarse en el uso de cuchillos para luchar contra los ocupantes,[11] es posible continuar los ejemplos pero creo el punto se comprende.

En el México de los años setenta tenemos un caso en el cual la falta de preparación para una revolución profesional permitió al estado exterminar en las cárceles clandestinas a la insurgencia comunista, un doloroso ejemplo seria como muchos miembros de la Liga Comunista 23 de Septiembre, no solo su buro político y su coordinadora nacional tenían miembros en espacios de dirección que no estaban ahí por méritos propios si no por ser incondicionales de algunos dirigentes, lo cual, obviamente dificultaba el debate táctico-estratégico, si no que había carencias en la formación político-militar en muchos de sus cuadros, lo cual se comprobaba penosamente en el hecho que varios militantes fueron capturados vivos por la brigada blanca… y fue porque estos jóvenes, muchos de ellos del barrio de san Andrés en Guadalajara tenían disposición y experiencia en peleas de boxeo amateur y callejero[12].… pero muy poca contra policías y militares entrenados en karate y judo con la consigna de no matarlos, ya que preferían inmovilizarlos para secuestrarlos y destrozarlos en las cámaras de tortura, violación y delación para posteriormente introducirlos vivos en hornos crematorios[13], viéndolo con retrospectiva, les habría venido muy bien algo de entrenamiento para enfrentar no solo con armas si no también con sus manos a los matones del estado.

Es posible continuar con muchos otros ejemplos históricos o contemporáneos similares, especialmente en entornos urbanos (que son donde se definirán y combatirán las guerras[14] [15], incluidas las revolucionarias en el siglo XXI[16] ) es mas, quien escribe estas líneas pudo notar que en la batalla de San Lazaro, el 1° de  Diciembre del 2012 los bloques negros entre cuyos miembros había practicantes de muay thai y parkour fueron mucho más efectivos para enfrentar a la policía y evitar arrestos y golpizas por parte de los cuerpos represivos que muchos manifestantes con pésima condición física que se limitaron a gritar o gravar a sus compañeros ser golpeados… y esto es y será una constante en el campo de batalla urbano para la insurrección que se viene.

Si ayuda a la motivación el otro bando se está entrenando al respecto: para someter a los manifestantes en Brasil que exigían hospitales y no estadios de futbol la policía brasileña fue entrenada en jiu jitsu brasileño[17], incluso han surgido grupos de “vigilantes” –fascistas apenas encubiertos- que persiguen a los jóvenes de las favelas y emplean tácticas del mismo arte marcial.[18] En Siria e Irak el Estado Islámico se esforzó en gran manera en cooptar artistas marciales, especialmente en practicantes de karate y muay thai, incluso lograron reclutar al cuatro veces campeón del mundo en este último arte marcial para ir a luchar en su yihad[19] en Europa los jóvenes fascistas han pasado de ser el estereotipo de hooligans ha practicantes de diversos sistemas de combate en gimnasios de artes marciales[20][21], misma variedad empleada por los batallones de voluntarios neonazis[22]en la guerra en el este de Ucrania, el propio FBI, la DEA, los marines y otros cuerpos represivos estadounidenses adiestran en krav maga[23] a sus oficiales para hacer más efectivo su papel como para oprimir a los pueblos, en México el ejército y los diferentes cuerpos policiaco practican diversas artes marciales.[24][25][26]

A fin de cuentas apostar por ejercitarse en artes marciales es apostar por la revolución, o, mejor dicho, por la posibilidad de incidir en ella cuando llegue el momento, no hay aquí una recomendación para alguna de ellas en particular, cada uno elige la suya acorde a su psicología y su cuerpo, si te gustan los agarres puedes elegir el judo o el sambo si quieres romper huesos… o el jiu jitsu si prefieres dañar órganos internos, si las patadas te llaman la atención el tae kwon do o la capoeira están esperándote, para golpes con las manos el boxeo o el wushu, hay muchos métodos mixtos como el hapkido, el kick boxing, el lima lama, el sambo, el sanda o simplemente las AMM, elige una que te guste, donde te la pases bien y puedas divertirte y superarte… y de paso puedes lograr un cuerpo más sano y atractivo además de confianza en ti mismo sin presionarte psicológicamente en un ruinoso circulo de auto-cosificación.

Pero entrena, la revolución obviamente no surgirá por golpear un costal o aprender inmovilizaciones, si no por las masas encabronadas, por el momento histórico que Lenin definió como “cuando los de arriba no pueden vivir como hasta entonces y los de abajo no quieren vivir como antes[27]” pero definitivamente las artes marciales serán de gran ayuda cuando comiencen los enfrentamientos, serán lo que en doctrina militar se llama “multiplicador de fuerza” prepárate para recibir el incendio, se gasolina para ese fuego.