maroc antonio

maroc antonioEstos son unos pocos apuntes parciales y tempranos sobre el caso de Marco Antonio, joven deportista y artista desaparecido durante días tras una detención ilegal por parte de la policía mexicana, estos días han servido para la indignación colectiva, pero también, sirven para obtener unas cuantas lecciones para quien muestre interés en ello.

Si queremos que todos estos días no sean en vano, lo mejor es analizar la actuación de todos los actores involucrados y con ello dar herramientas metodológicas para la lucha legal y callejera, al mismo tiempo que se obtienen argumentos para la batalla de las ideas que se da en todos los aspectos de la vida cotidiana.

Este, por supuesto, es un análisis incompleto aun, es un aporte pequeño para la memoria colectiva de todos los que luchan contra toda forma de explotación y opresión.

 

 

 

I

Aparatos represivos del estado

La policía mata (también tortura, viola, asesina y desaparece)

El estado es una compleja serie de aparatos administrativos, ideológicos y represivos con los cuales, una clase social oprime y legitima su poder sobre otra clase o conjunto de clases. Hay varios aparatos y cada uno de ellos cumple con una función específica o con varias de ellas al mismo tiempo -el estado también puede entrar en contradicciones internas al representar los intereses de diferentes grupos de poder que luchan entre sí por controlar todo el aparato- hay mucho que anotar aquí pero nos centraremos en este momento en los aparatos represivos.

¿Y cuáles son? Las fuerzas armadas tanto legales como ilegales: policía, ejército, guardias blancas, paramilitares, grupos del narcotráfico, etc. Son los grupos armados que permiten al Estado un cierto monopolio sobre la violencia, al contrario de los aparatos ideológicos, cuya función es legitimar el dominio de ciertas clases sobre otras para presentar este dominio como algo natural, bueno o al menos imposible de cambiar, los aparatos represivos tienen como función emplear la violencia para mantener este dominio intacto.

Es una violencia que no se atiene a las propias leyes del Estado, cuando los intereses de la clase dominante se ven amenazados no duda en emplear a discreción estos aparatos para salvaguardar sus intereses, lo hace de diferentes formas, claro, no es lo mismo emplear a la policía para proteger una fábrica de unos huelguistas a emplear paramilitares para expulsar campesinos de su tierra para poner ahí una mina o una presa.

La policía cumple este papel sin dudarlo, el origen de la policía podemos encontrarlo en las antiguas ciudades-estado griegas, donde se reservaban algunos esclavos y se les entrenaba en tácticas de combate para mantener el orden de las polis, especialmente para tener a raya a otros esclavos y hacerlos acatar las leyes de la ciudad y sus amos, los griegos libres consideraban indigna esta profesión, por lo que estaba reservada en exclusiva a otros esclavos.

¿Hay acaso alguna diferencia con la actual policía? ¿Acaso vemos a los hijos de la burguesía y los terratenientes haciendo carrera con un uniforme y una placa? La policía nutre sus filas entre los desclasados, entre los más pobres de los pobres, entre quienes tienen un rencor social contra sus semejantes, en aquellos que ya no ven a los demás como personas sino como cosas.

El proceso de selección entrenamiento sirve para que el policía rompa sus lazos con todos, excepto sus compañeros de uniforme y con los jefes que les dan ordenes, funciona para separar a los que aún tienen un mínimo de respeto por los demás de aquellos que ya no valoran la vida humana –tan solo la suya y hasta cierto punto la de sus compañeros- y finalmente: sirve para enseñarles a acatar cualquier orden sin pensarlo mediante procesos de recompensa y castigo (si, como el perro de Pavlov).

Este rencor social unido al acondicionamiento del cuartel crea una figura que desprecia a todos excepto a sí mismo, sus compañeros de uniforme y superiores, así, es entendible que el policía no tenga miedo ni reparos en emplear la fuerza contra el resto de la población.

La policía no conoce las leyes, no se espera que las conozca, solo se espera que sepa golpear, disparar, esposar y decir “sí señor”, tiene a su alrededor una impunidad que viene de mucho antes de su entrada a la corporación, se sabe inmune y actúa en consecuencia.

La policía tortura.

Son métodos que también son viejos, pero la tortura policiaca carecía del refinamiento psicológico y el método científico necesario para extraer la verdad mediante el dolor, la tortura suele ser un método no solo cruel, sino poco fiable, ya que lo obtenido por y mediante el tormento suele detenerse ante una confesión, cualquiera, usualmente, la que el torturador quiere escuchar, confirmando sus prejuicios. Como método no es el más apto para adquirir conocimiento.

Sin embargo, el entrenamiento dado por agentes de la CIA y en la Escuela de las Américas durante la guerra sucia cambiaron este panorama, la tortura cambió de simples golpizas a la cara o genitales a métodos refinados para alargar el sufrimiento, que permitían provocar dolor sin poner en riesgo la vida de las personas interrogadas, tras largas sesiones y sabiendo que era imposible presentar los cuerpos y mentes de los torturados ante la prensa y los juzgados se procedía a la desaparición forzada, una táctica de guerra psicológica nazi que copiaron para crear zozobra y desamparo psicológico entre los compañeros, amistades y familiares del torturado. En México los métodos más corrientes para desaparecer a los torturados era lanzarlos vivos al mar en costales de papas con piedras o introducirlos también vivos en hornos crematorios.

En el periodo histórico del país conocido como guerra sucia cientos de policías –militares también, pero ese es otro análisis para otra ocasión- aprendieron tácticas de tortura y desaparición forzada en grupos ilegales como la brigada blanca, tras emplearlo contra la insurgencia comunista y a la vuelta a las corporaciones legales enseñaron a sus compañeros este tipo de tácticas para emplearlas contra la población en general, no solo contra los insurgentes.

Esta mezcla de prácticas ilegales unidas al cinismo e impunidad institucional es lo que caracteriza a la policía hoy en día ¿acaso sorprende que se arrestara ilegalmente a un adolecente, se obviara todo el protocolo legal, no lo presentasen ante el juzgado, este desaparecido días enteros y aparezca completamente desorientado y sin recordar ni su nombre ni a sus padres? ¿Acaso es descabellado pensar que fue sometido a tortura y se le inyectaran sustancias que actuaran en el sistema nervioso central? Si se argumenta que salió limpio en las pruebas hay que recordar que este tipo de sustancias se metabolizan muy rápido en el cuerpo y no necesitan enzimas que las transporten, es casi imposible aparezcan en una prueba corriente ¿acaso una prueba de lo que le pudo suceder no es el testimonio del taxista que afirma el joven salió corriendo de miedo ante la sola mención de la policía?

La situación actual de Marco Antonio, golpeado y desorientado puede indicar dos posibilidades: continua en shock por la tortura a la que fue sometido o se le inyectaron sustancias depresoras del sistema nervioso central que le impidan testificar.

¿Dónde estuvo Marco Antonio antes de ser liberado? Probablemente en algún centro clandestino de detención, con los años han salido a la luz algunos de ellos, como aquella ocasión en el 85, durante el terremoto, cuando el derrumbe de los edificios policiacos dejo a la vista de todos cámaras de tortura y hornos crematorios.

El circo mediático para proteger a los policías que realizaron la detención, que incluye un patético video donde uno de los uniformados le recuerda a los demás que él también es padre no hace más que confirmar que fue la policía quien tenía a Marco Antonio, que no sabían qué hacer con él y que si salvo la vida fue solo por la indignación nacional e internacional, que se apresuró a tomar la calle.

II

Movilización y visibilización

(o porque moverse es importante)

No nos engañemos, si Marco Antonio no se encuentra desaparecido no fue porque la policía reconociera su error y le perdonara la vida, no, fue porque la indignación de miles y miles en todo el país y más allá de sus fronteras amenazó con convertirse en toda otra serie de movilizaciones masivas exigiendo su aparición con vida.

Aquí, podemos sacar algunas conclusiones, en realidad, aparecen encadenadas, una nos lleva a la siguiente.

1: Que gracias al poder de las nuevas tecnologías de comunicación gran cantidad de población se enteró e indigno ante otro caso de desaparición forzada por parte de agentes del Estado -así sean del escalón más bajo- lo que demostró que muchos ya no creen en los discursos oficiales, que ven con autentico odio a los cuerpos represivos y su cínica impunidad ya que son protegidos por altos funcionarios, esta rabia e indignación fue palpable en internet, en las marchas en ciudad de México y en algunas convocatorias que de forma espontánea comenzaron a surgir en redes sociales, llamando a la población en diferentes partes del país a movilizarse.

2: Que el tiempo corre en contra nuestra, que mientras más tardemos en movilizarnos mayores son las probabilidades de hacer irreversible la desaparición forzada, pero también demuestra que las movilizaciones rápidas y masivas pueden salvar a un adolescente de una muerte segura.

3: Que la movilización callejera de cientos o miles de personas que se enteraron y sin conocerlo marcharon es importante, tanto como la toma de la prepa donde sus compañeros, decidieron hacer algo para rescatarlo, habrá quien dude de esta táctica, pero el árbol no los deja ver el bosque, fueron los lazos solidarios del tejido comunitario donde Marco Antonio está inserto un factor de peso para mantener la presión contra el Estado. Debemos de tejer redes y construir comunidad todo el tiempo ahí donde nos encontramos, la comunidad nos vuelve fuertes, justo lo contrario a lo que pretende el estado y el capital.

4: La aparición de Marco Antonio, así sea en las condiciones en las cuales lo hizo, demuestra no solo que es posible derrotar al Estado, sino que una coordinación ejemplar puede y debe repetirse en todas las ocasiones posibles. Hay ahora formas informales para lograr esta coordinación por todo el país, así sea coyuntural y espontánea, dependerá de los afectados y las organizaciones en lucha contra el Estado actual de las cosas fortalecer estos lazos para pasar de la informalidad a la formalidad, una estructura orgánica en la cual todos nos sintamos representados es ahora una necesidad histórica.

5: Que la lucha por la presentación de los desaparecidos es importante, tanto que grupos políticos específicos intentaron sacar provecho de ello, desde grupos insurrecionalistas, los usuales seguidores de Bonanno que afirmaron que lo mejor sería que Marco Antonio este muerto, ya que esto provocaría odio y rabia en las calles que los insurrecionalistas deberían de canalizar hacia enfrentamientos urbanos hasta militantes de MORENA que llamaban a votar por AMLO para acabar con este fenómeno… el oportunismo de este tipo de grupos es moralmente repugnante, lo cual demuestra que la lucha contra la desaparición forzada no puede dejarse en manos de grupos semejantes.

6: Que esta lucha en concreto, la lucha por la aparición de los detenidos-desaparecidos es sumamente importante, muchos criticaron a quienes se movilizaban o llamaban a movilizar con el argumento “lo que importa es hacer la revolución, sino nada va a cambiar” y tienen razón… pero negarse a participar en una lucha concreta, despreciándola e idealizando otra no hace más que volver a la revolución algo abstracto, esperar el advenimiento de una situación revolucionaria que lanzara a todos al combate es absurdo, quien espere eso está condenado a morir esperando, somos todos construyendo organización y resistencia quienes hacemos posible la revolución.

III

Racismo y clasismo

No es sorprendente que medios tóxicos como la columna de Ricardo Alemán en Milenio no bajen a Marco Antonio de “ladrón y con serios problemas de drogadicción” y a todos los que exigieron su aparición con vida parte de una campaña para “fabricar un mártir” o “sembrar odio contra la policía”, no fue ni el primero ni el ultimo, otros medios como “La razón” afirmaron que “no estaba muerto, estaba de parranda” en redes sociales cientos de cuentas bots y otras tantas (lamentablemente) reales comenzaron a hacer chistes sobre su apariencia física, su ascendencia étnica, sus rasgos “de pobre”, de adicto a los inhalantes o a la marihuana, -las drogas para los miserables- etc. La aporofobia en su máxima expresión, criminalizándolo y haciéndolo culpable de ser pobre. El ser pobre para ellos justifica cualquier práctica política, social y mediática que deshumanice a su víctima, es crear una distancia donde el pobre no es parte del “nosotros” si no del “ellos” de los otros, de los extraños, del enemigo, es legitimar legal y moralmente al estado para que con los pobres no aplique las normativas que si exigen para ellos mismos.

Los memes sobre los rasgos “nacos” de Marco Antonio fueron abundantes, lo preocupante no es solo que vinieran por parte de funcionarios o ex funcionarios públicos si no de personas que no son parte de ninguna elite… pero se identifican con la elite como última forma de diferenciarse de “los proles”, su nula capacidad de empatía es resultado de años de adoctrinamiento de páginas o youtubers libertaristas, anarcocapitalistas o directamente neofascistas que bombardean por horas con odio feroz a todo lo que suene a comunismo, socialismo, marxismo, feminismo, ambientalismo, indigenismo, latinoamericanismo, o zapatismo mientras defienden doctrinas que afirman el egoísmo como sinónimo de individuo, la libertad individual por encima de la seguridad colectiva, la tecnocracia liberal por encima de la democracia, el libre mercado, la desregularización económica y las privatizaciones por encima del bien común, de lo comunitario y del patrimonio de todos.

Este tipo de páginas y youtubers emplean sobre todo un lenguaje que apela al sentido común, la tradición y los sentimientos antes que la inteligencia, que se mueven empleando el ad hominem, el hombre de paja o el argumento circular para tratar de racionaliza sus odias y desprecios irracionales.

La batalla de las ideas tendrá que librarse no contra neonazis hinchados de esteroides y con cabezas rapadas sino contra jóvenes que se mueven en redes sociales, fascinados por los “políticamente incorrecto”, con estudios en universidades privadas, atractivos, bien vestidos y financiados por las elites financieras.

IV

Solidaridad

(Breve apunte sobre quien fue solidario y quien no)

Es en los momentos de dolor y desamparo cuando podemos ver quienes están de nuestro lado y quienes no, y en esta ocasión muchos pudimos ver lo bueno y lo malo de muchos grupos e individuos.

No es raro ver criticas constantes, en redes digitales o en una fonda o comedor cualquiera a muchos quejándose de esta forma “pinches feministas, cuando matan a un hombre ellas no hacen ruido” “mugres animalistas, les preocupan más los animales que las personas” “pinches chairos, ya andan ahí de revoltosos, pero cuando a mí me paso (introduzca situación injusta aquí) no dijeron nada” “pinches comunistas andan quejándose del capitalismo pero usan Facebook” “ya anda ahí chingando el ecologista pero bien que usa ropa de cuero”, este tipo de personas siempre alega contra la solidaridad mostrada por los otros porque el mismo es incapaz de ella, carente de empatía busca solo el beneficio personal, siempre reclamando que los otros, los inconformes –no él o ella- quienes hagan las marchas, las protestas o escriban contra aquello que si les molesta.

Ya sabemos que este tipo de individuos existen, porque son muchos.

No, el verdadero problema es cuando muchos miembros de algún “ismo” se quejan de lo mismo, feministas quejándose de los hombres anti patriarcales, animalistas quejándose de los socialistas, ecologistas quejándose de los sindicalistas… la lista es larga, todos afirmando que su lucha es la más importante, negando las demás o directamente atacándolas, en una zafia estrategia de debilitar a quien consideran su “competencia”, como si se tratase de algún concurso sobre quien ha acumulado mayor sufrimiento.

Y aunque esto también se vio durante la indignación colectiva y los reclamos para localizar a Marco Antonio vivo (como aquella misándrica que afirmo que había un violador menos en el mundo o aquel anarco vegano que los animales que Marco Antonio se podría haber comido en el futuro estaban a salvo ahora) fueron muchos más los puentes, así sean informales y efímeros, que se tendieron entre todos estos grupos e individuos que se solidarizaron ante esta situación, como buenos vecinos marcharon, pegaron carteles, escribieron notas en diferentes medios y ejercieron presión juntos.

No solo fue un ejemplo sobre como viejos prejuicios se vieron superados, sino que fue una muestra en vivo y en directo sobre como la solidaridad y la practica tienden lazos que muchas veces dogmas confundidos con ideales impiden siquiera un dialogo, no hablemos ya de una coordinación.

Fue un acto de nobleza humana que el miedo, el racismo o el clasismo no pudieron opacar.

Será tarea de los marxistas, no el de crear alianzas entre tales grupos fragmentados en diversas identidades en más de una ocasión contrapuestas –pese a su compartida oposición al estado actual de las cosas-, sino en construir una verdadera universalidad transversal que los identifique a todos más allá de sus particularidades, una universalidad que satisfaga las necesidades de todos estos grupos que -lo sepan aun o no- encuentran en la sociedad de clases el origen de aquello que los aqueja.

El reto de los marxistas será encontrar ese instante histórico donde algún eslabón de la larga cadena de particulares pueda sobre-determinarse para convertirse en un universal donde todos puedan ver reflejados sus reclamos

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