Por Colectivo La Comuna / Zacatecas
En otra de tantas historias que se han vuelto el pan de cada día en nuestro Estado (y el país), una pequeña marcha vuelve a recorrer las principales calles del centro histórico de la ciudad de Zacatecas, al medio día de este lunes 2 de mayo, familiares, amigos, compañeros y algunos ciudadanos preocupados por la creciente lista de asesinatos violentos que se han desatado de forma reciente y sostenida, se unieron con la esperanza de visibilizar los nulos esfuerzos de las autoridades por hacer su trabajo.
La afluencia no es muy grande, existen varias razones para explicar eso, sin embargo es también preocupante el hastío casi palpable por el tema de la violencia, y la indolencia de las autoridades, la sociedad está cansada y parece casi resignada a normalizar su vida en estas condiciones.
Este mismo año cuando se convocó a una marcha mixta por el secuestro y posteriores asesinatos de otros estudiantes la rabia y la asistencia fue muy superior, los familiares y amigos forman el “núcleo duro” de estas movilizaciones, pero solo el acompañamiento decidido de una parte importante de la sociedad puede hacer que sus ansias de justicia sean atendidas.
Debemos entender que la empatía con las víctimas de hoy, también es para nuestro beneficio, con estos casos como ejemplo vuelve a quedar muy claro que no se necesita estar involucrado en “cosas turbias” para terminar engrosando las cifras.
Debemos unirnos y apoyar a los familiares de las víctimas, pues una vez más queda de manifiesto que las autoridades no quieren y no pueden con el paquete, se ha invertido en mas y mas armamento, se han reforzado el aparato de seguridad con la presencia de la Guardia Nacional, pero el sistema de procuración e investigación de justicia, es una burla.
Son las familias quienes reúnen pruebas, recogen testimonios, sacan fotos, buscan restos e incluso en otros ejemplos increíbles, persiguen y acosan a los victimarios, como en el tristemente célebre caso de Maricela Escobedo, no podemos dejarlos solos pues eso equivaldría a renunciar a la justicia para todos.
Ernesto Ramiro Mendívil, estudiante de Ingeniería en Software, Uzías Gonzales Carrillo, estudiante de Filosofía, fueron baleados en una tienda de abarrotes en la colonia Las Fuentes de Guadalupe, no se sabe el porqué, aunque a decir de los familiares todo el proceso de investigación de la fiscalía ha sido deficiente, a una semana de que ocurrieran los hechos, ni siquiera habían contactado con ellos, obviamente tampoco les informaron de sus derechos como víctimas.
Luis Armando Carrillo de apenas 17 años fue ultimado en otro hecho violento, ocurrido en un autolavado en la Av. García Salinas, el 21 de abril, fue asesinado junto a otros dos de sus compañeros de trabajo, su actividad de medio tiempo por las tardes, a la par que estudiaba la prepa por las mañanas, (La Universidad tiene programas de preparatoria en varios lugares del Estado).
Aparentemente en otro “hecho aislado” también “perdió la vida” el estudiante de psicología Ricardo Rodríguez García, aunque la información de este caso especifico es más bien limitada.
En el último de estos recientes hechos violentos también se juntaron para la manifestación los familiares de Carlos, un joven de 21 años que fue asesinado en extrañas circunstancias por la Policía Estatal, aunque el suceso se registro por la prensa, es uno de esos casos prototípicos en los que de alguna u otra forma se ha tratado de silenciar, aunque se inicio una investigación se trató de proteger a los policías implicados, y sinceramente la fiscalía del Estado tampoco tiene buen récord con casos similares, busquen el caso Marcos García Benavides, asesinado de la misma forma que George Floyd, “asfixia mecánica” en la mismísima Unidad Académica de Derecho de la Universidad.
Estos diversos casos, puntuales, que ni siquiera representan a todos los estudiantes universitarios muertos este año y no hablemos ya de los feminicidios, los desaparecidos o las familias desplazadas, nos dan muestra del momento que estamos viviendo, la guerra contra el narco sigue, y la línea del “frente” se ha trasladado hasta nuestras puertas esto no puede detenerse solo con discursos, ni con los buenos deseos y mensajes de solidaridad de las autoridades, el sistema está colapsado, y no puede cumplir con sus responsabilidades.
Lo que ha motivado a las familias para manifestarse a pesar del miedo a represalias, es el miedo aun más grande a la impunidad de los asesinos, por nuestro propio bien es necesario que nos unamos y nos comprometamos con las familias que han perdido a alguien, mañana muy probablemente nos puede pasar a nosotros.
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