Por Colectivo Dení Prieto / Nuevo León

Pasado el mediodía, a eso de la 1 de la tarde del viernes 3 de junio, los medios de comunicación en Monterrey difundieron la noticia de que, de tener agua 24/7, a tenerla 6 días a la semana (algunos, otros a veces y otros nunca), pasaríamos a, con un poco de suerte y mucho privilegio, según los gobernantes, tener agua 6 horas al día.

Lo que era un intento de Agua para Todos, pasó ser un Agua para Nadie, y el señor director de agua y drenaje, Juan Ignacio Barragán, junto con el gobernador Samuel García, continuaron con su teatro de no oigo, no veo y por supuesto, tampoco siento.

¿Que en Nuevo León hay bebés con fiebre también después de las 10 de la mañana?, ¿que hay casas de 4×4 donde viven 10?, ¿que existen viviendas pobres donde el calor penetra las ventanas, los muebles, y cala por dentro del cuerpo, y no deja dormir, y te deshidrata y te lleva a un hospital, donde no tienes para pagar la cuenta y que te atiendan?, sencillo: levántense temprano, báñense a las 5, laven ropa a las 6, y terminen rápido, porque a las 9 los queremos en la planta para seguir poniendo en alto el nombre de nuestro estado: capital industrial de México.

Y viendo la noticia en el canal 6, una madre de familia, con un abanico que escupe aire caliente, intenta explicarle a sus hijos que no ha llovido y que por eso ahora se tienen que levantar más temprano para ir a la escuela, y que se aguanten las ganas de ir al baño porque no hay agua y quien sabe cuándo regrese, y luego recuerda que hace días llovió, y que como quiera hay cocas en los refris de la tienda de Doña Chelo, entonces se pregunta: ¿hay o no hay agua?

Para las 3 de la tarde de ese mismo viernes 3 de junio, la bandeja de entrada de las redes sociales del Colectivo Dení Prieto ya estaba a reventar, y los comentarios en sus publicaciones, y los posts de los amigos fresas de los militantes en sus perfiles personales, esos amigos de la prepa que apenas y se enteraron que tenemos una crisis, no natural, sino del modo de producción. Todos preguntando lo mismo: ¿qué vamos a hacer ante este atraco?

“Ponlo público” dicen en los comentarios de la publicación donde se quejan que se están robando el agua y que no se han podido bañar. “@Juventud Comunista, ahí hay más información”, comentan otros. Y los admins de la página leyendo la indignación. “No falta el agua”, contestamos, “falta organización”.

Y en este Qué Hacer, versión Juventud Comunista de México en Nuevo León, les proponemos: Nosotros ponemos la organización, ustedes pongan la masa.

Y publicamos sobre un fondo rojo digno de la barbarie, que nos movilizaríamos tres veces: una en el Chorro y otra en el Barrio Antiguo ese mismo viernes, y el domingo, una más en el Palacio de Gobierno.

Entonces comenzaron a llegar a la sede en la calle Santiago Tapia, militantes comunistas molestos, indignados: llevamos meses en esta lucha, ¿por qué tuvimos que llegar hasta aquí?, preguntan unos, “comunismo o barbarie” contestan otros.

–Tú te vas al (mercado del) Chorro a vender (nuestra librería de textos de izquierda), nosotros a juntar firmas para la queja ante derechos humanos y el punto de acuerdo ante el congreso. Acabando nos pasamos al 7-seven de Barrio (ahí donde se junta toda la racita que va a agarrar la fiesta el viernes en la noche) y luego volvemos a la sede.

–Y el domingo en el Palacio.

–Va.

–Sobres, sube el post.

En el Chorro, a eso de las 7 pm, empezaron a firmar las personas molestas, que quieren agua 24/7, no 6/7, ni  0/7 como se reportaban casos en la Fome, en la Estanzuela y desde el río hasta la loma.

–¿Cuántos juegos imprimieron?

–Como 50 de cada documento

–No va a alcanzar.

–En el depa de mi papá hay impresora, ¿voy por más?

–Unos vayan al depa, otros saquen copias en la proveedora.

–Va.

Más tarde en Barrio Antiguo, “trépate en la rejita (de afuera del 7-seven), cuelga la lona y agarra el megáfono (ese que compramos a duras penas con lo que nuestros militantes aportan), invita a que firme la raza”.

Y la juventud comunista le habló a la juventud en los antros, explicándoles que a nosotros también nos gusta la fiesta, pero que nuestra conciencia de clase no nos deja irnos a alguna reunión de amigos ese viernes por la noche, porque la crisis apremia y el capitalismo nos puso el pie en el cuello, entonces por favor fírmanos, para podernos ir a gusto a dormir hoy y quizás para tener agua mañana.

Y otra vez: no nos alcanzan las hojas.

–Pues que firmen en el papelote.–Y firmaron en el papelote y también, se acabó el papelote.

–Trae más hojas.

–Ya no hay.

23:30 pm

–Pues ya vamos a entregarlo.

Entra el joven comunista abogado, a molestar al que tiene la guardia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que todos los días se ha de preguntar por qué eligió ese trabajo, para entregar unas 300 firmas de gente poniendo la misma queja: no se está respetando mi derecho humano al agua.

Días atrás ya se habían entregado los primeros escritos en el Congreso del Estado, pidiendo que comparezca Juan Ignacio Barragán, que auditen a Agua y Drenaje y ciudadanizar el organigrama de la paraestatal, y no nos dieron chance ni de ir a entregar los nuevos escritos, porque el siguiente martes los diputados ya lo estaban llamando para que les explicara, coloquialmente: ¿quién fue el genio que tuvo la brillante idea de cortar el agua en los hogares tres cuartas partes del día, creyendo que no iba a pasar nada?, ¿y por qué nadie le dijo que no en la junta?

La comparecencia fue el miércoles, pero para no saltarnos los días que transcurrieron, llegamos el viernes a la sede, pasadas las 12, cenamos, como de costumbre intercambiamos unas cuantas ideas sobre política y organización y a eso de las 2 de la mañana, cada quien se fue a su casa, para tranquilamente, con la fuerza que solamente te da la juventud y el hambre de justicia, el día sábado por la tarde-noche, regresar a la sede a tomar formación, porque no hay teoría revolucionaria sin práctica revolucionaria y viceversa, decía Lenin.

Ya el domingo, bajo el sol, comenzamos a llegar al Palacio de Gobierno. No nos podíamos ni sentar en las escalinatas sin quemarnos con el pavimento, pero ahí estábamos, un montón de jóvenes comunistas ondeando las banderas rojas con la hoz y el martillo, esperando a las masas que corearan con nosotrxs que no es sequía, es saqueo.

Poco a poco fueron llegando las personas y una vez concluido el mitin en el palacio de gobierno trasladamos la manifestación al Centro de Orientación y Denuncia de la Colonia Independencia, donde fuimos informados que se encontraba detenido un joven, en calidad de preso político, por rayar en una estación del metro el sentir de toda la población:

“Nos roban el agua.

Nos suben el Metro.

¡Hagamos algo!”.

Tras caminar unos cuantos kilómetros hacia el sur, subiendo unas calles por el cerro de la loma larga, llegamos al CODE, cambiando la consigna sobre el saqueo, a “presos políticos, libertad”.

Con una fiesta infantil a un lado, y una vecina dándonos tostadas para poder aguantar la jornada hacia el otro, mirando a los ojos a los policías, logramos entrar a dialogar con Jorge Enrique, quien llevaba casi 7 horas detenido.

Las personas se comenzaron a dispersar y los últimos en irse fueron militantes de la juventud comunista. Quienes regresaron a la sede, no a descansar, sino a poner un amparo para la liberación del muchacho, quien sin conocerlo, ya era nuestro camarada.

Se vino el lunes y ahora de traje, en el Poder Judicial, otra vez en el CODE, luego al Centro de Justicia y luego al CODE otra vez, dimos seguimiento al amparo, hablamos con los padres de Jorge Enrique y el martes al mediodía, transcurridas casi 48 horas de su detención, fue puesto en libertad.

Ahora sí, el martes se recibió la noticia de la comparecencia y el miércoles, mientras esperábamos entrar al congreso para poder escuchar las excusas de Barragán, nos dieron otra buena nueva: se nos concedió el amparo que promovimos en contra de los recortes de agua.

El jueves dimos la noticia a los medios de comunicación y otra vez, nuestra bandeja de entrada reventó: la gente se quería amparar. Saben que el agua es su derecho y saben, también, que no es la falta de lluvia, es la falta de organización.

Otra vez es viernes, ahora 10 de junio. La misma madre de familia, que sigue sin agua en su casa y con el abanico ya bien caliente, entre el calorón y que lo ha tenido corriendo toda la semana, vuelve a prender la televisión en el Canal 6. Ahora Samuel está asustado, Barragán al borde de renunciar. Un joven de Guadalupe está siendo entrevistado, en su casa vive una familia grande y un juez federal ordenó al estado darles 50 litros de agua diarios por persona, porque es su derecho, porque es suya.

Esperamos que la noticia le dé esperanza. No sólo en que el agua volverá a salir por la llave de su casa, sino también en la revolución.

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