¿Qué hacer cuando los grandes medios de comunicación nos venden una parodia de la expresión artística? ¿Cómo reaccionar cuando el “arte callejero” se encuentra secuestrado por la ideología lumpen o prejuicios pequeño burgueses llenos de un atavismo místico-oriental o el consumo de sustancias psicotrópicas? Pues aquello que nos define como jóvenes revolucionarios: contraatacar, y eso hicimos la tarde del primero de marzo cuando armados con engrudo, brochas y cientos de carteles que expresando nuestra ideología popular y revolucionaria que como dijo Bertolt Bretch ya no era solo para reflejar la realidad, si no para darle forma llenamos las calles de nuestra ciudad con imágenes que acaso crudas, unas poéticas, otras violentas y las mas buscando ese despertar de la conciencia de la que tanto hablamos pero tan pocos conocen.

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