¡Ruptura, Rebelión y Socialismo!

Segundo manifiesto a la Juventud en el II Congreso Nacional de la JCM.

A nuestra generación corresponden tareas como a los que lucharon en 1810 y 1910

A la juventud que trabaja, estudia y lucha,

A la juventud que resiste y se organiza,

A la juventud mexicana:

Los jóvenes comunistas nos reunimos en nuestro II Congreso Nacional, después de que en enero de 2005 ganamos nuestro derecho a existir, luchar y proponer. El periodo que nos separa de nuestro Primer Congreso es corto pero muy rico en experiencia y actividad.

Este periodo nos ha permitido confirmar nuestra identidad y lo que dijimos al nacer: ¡Estos son los tiempos de la Revolución!

En primer lugar nos probamos al expulsar en una reunión al ideólogo del sistema de partidos Porfirio Muñoz Ledo, y adelantar la necesaria ruptura con la clase política, que algunos meses después se vería como una premisa para iniciar un camino transformador.

Meses después suscribiríamos la Sexta Declaración de la Selva Lacandona que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional nos propuso. Y por ello participamos desde el primer momento en La Otra Campaña y en el recorrido de la Comisión Sexta.

Y vimos que no somos los únicos rebeldes e insumisos; que es muy grande la resistencia; y que los que se adaptaron e integraron, sólo dominan las pantallas de televisión, porque en los pueblos, escuelas, fábricas, calles, ciudades, hay verdadera lucha contra el sistema capitalista.

Con La Sexta Declaración de la Selva Lacandona tenemos un total acuerdo y su práctica ha permitido que en todo México se identifique al enemigo común, que no sólo es el PRI, PAN o PRD, que no es sólo fulano o zutano presidente, gobernador o diputado, que no es sólo tal o cual empresa, que no es el consumo de tal o cual producto o la ausencia de un comercio justo, sino que el gran problema que tenemos que afrontar los de abajo es un sistema que se basa en la explotación del hombre por el hombre, en la propiedad privada de los medios de la producción y del cambio.

Pero ya Carlos Marx nos enseñó que no basta interpretar el mundo. Y lo que escuchamos es que hay una decisión de transformar nuestra patria; ¡Hasta morir si es preciso! Decimos todos.

Nadie lo duda, este sistema, la dictadura de clase de la burguesía ejercida por la clase política, por los partidos registrados, la funesta institucionalidad sustentada en la represión, serán derrocados.

¿Pero quién hace la Historia?, ¿Quién inicio la lucha por la independencia, quién la Revolución que derrocó al dictador Porfirio Díaz? Es importante el papel del Padre Hidalgo, de Morelos, de Guerrero; lo es también el de Ricardo Flores Magón, el de Zapata, el de Villa; ellos son un ejemplo inmortal para los adversarios de la opresión y partidarios de la libertad; pero si ellos fueron es porque la historia la hacen los pueblos, las masas insurgentes.

Y todo empieza, como nos lo ha explicado varias veces nuestro camarada el Subcomandante Insurgente Marcos, en el subsuelo; cuando uno se empieza a juntar con otro, con otros y organizados empiezan a crecer. Que este trabajo es lento, paciente, sin tregua, sin descanso. Organizarnos es reconocernos en colectivo. Los jóvenes comunistas de México podemos y debemos aportar una experiencia histórica en ese terreno.

Los marcos de nuestro Segundo Congreso son precisamente aquellos que indican las vísperas de una Rebelión Nacional Anticapitalista, un levantamiento simultaneo, cronometrado y organizado del México de abajo para enterrar al capitalismo. No nos cabe duda de que la actual generación de jóvenes mexicanos vivirá horas terribles y maravillosas al lado de la clase trabajadora del campo y la ciudad, de los pueblos indios, de las mujeres, de las organizaciones de la izquierda revolucionaria.

En Oaxaca, Chiapas, en el Sureste, en la Ciudad de México, en el Norte, en las selvas, las montañas, los pueblos y ciudades de la patria mexicana se levanta un clamor que preludia precisamente conmociones transformadoras como las que tocó protagonizar a los insurgentes en 1810 y a los revolucionarios de 1910: La hora de los de abajo, indican las manecillas del reloj histórico de México.

No creemos que ese honor nos corresponda por ser jóvenes, tampoco creemos esa rudimentaria tesis de que la única historia que vale es la que uno vive, de que la historia empieza cuando uno nace. ¡No! Lo único que reconocemos es que vivimos un periodo de crisis en que las llamadas condiciones objetivas están dadas para propiciar un levantamiento, ya que las condiciones subjetivas se desarrollan rápidamente. Precisamente esa es una de nuestras tareas fundamentales, acelerar las condiciones subjetivas para el levantamiento. Independencia y soberanía están por perderse; las condiciones de explotación, precarización del trabajo; despojo, represión y desprecio son ya insoportables; los de arriba ya no pueden gobernar y la insumisión avanza. Lo que creemos es que en tales condiciones es necesario intervenir organizadamente para no perder, para que los que apuestan por la recomposición de la democracia representativa no secuestren ni se aprovechen de la ola rebelde que está por desatarse una vez que las voces del pueblo trabajador han dicho que ya no pueden seguir las cosas así. Como comunistas, como revolucionarios, sabemos que puede pasarnos la vida y no vivir la experiencia de la Revolución, y entonces sólo aportar lo que corresponda; pero en ocasiones toca vivir esa experiencia.

Sabemos de esa responsabilidad y que la fiesta de los oprimidos, el momento en que se rompen las cadenas de la explotación, en que irrumpe lo nuevo, es difícil, y aunque cerca el camino es arduo.

Nos acompaña en estos momentos la reflexión y acción de los bolcheviques y de Lenin que hace 90 años concretaron la Gran Revolución Socialista de Octubre. En sus prolegómenos Vladimir Ilich reflexionaba que si ya la revolución estaba en boca de todos, si todo el mundo hablaba de ella, entonces esta de alguna manera existía. Es cierto. Además, y sobre todo, estaba un partido de la clase de vanguardia, disciplinado, armado de la teoría del socialismo científico, templado en la lucha contra el oportunismo, la guerra y la autocracia, con un análisis concreto de la realidad concreta. Esa experiencia universal no puede ser desaprovechada en nuestra lucha.

También nos acompañan los pasos que hace 40 años guiaban al Che y sus compañeros en Bolivia. El Che es el ejemplo del comunista. Para nosotros es la fuente inagotable de la mujer y hombre nuevo que aspiramos a ser.

Somos jóvenes que nos identificamos por nuestra bandera roja con la hoz y el martillo, convencidos del socialismo como perspectiva anticapitalista. Con las ideas de Marx, Engels y Lenin nos armamos y nuestra historia es la de las luchas proletarias.

Tenemos muchas tareas; miramos al Partido de los Comunistas como nuestro referente político de clase; Miramos al EZLN y la COPAI-México como el referente de lucha de nuestro pueblo; miramos a La Otra Campaña como nuestras compañeras y compañeros; y miramos nuestra época, como una de grandes cambios revolucionarios.

¡Viva la Rebelión Nacional Anticapitalista!

II Congreso Nacional de la JCM

“Ruptura, Rebelión y Socialismo”

¡Sólo en el Socialismo Otro Mundo es Posible!

Guadalajara, Jalisco 3, 4 y 5 de agosto de 2007

 

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