El sistema actual de las cosas

Por: Irma Elena Aguirre Tejeda

Todo tiene su principio y fin. Las cosas nuevas sustituyen a las viejas. Todo está en constante movimiento. Todo esto lo hemos escuchado, visto y aprendido en muchos lugares y aspectos de nuestra vida. Incluso cuando algo no funciona el mejor consejo siempre es deshacernos de eso.

Sin embargo, cuando lo que es obsoleto, se encuentra enraizado en nuestras vidas, y no solo no funciona para bien, sino que reprime, mata, desprecia, explota, despoja, el querer botarlo de nuestro mundo y vida parece una misión difícil e imposible.

 

Vivimos en un sistema económico, social y político, que cuando inició a prevalecer en el mundo, se instauró con las banderas de la fraternidad, de la igualdad y la justicia. Actualmente si alguien se atreviera a mencionar esos objetivos como vigentes causarían la burla de todos. Pues por todos sin excepción es conocido que el sistema actual de las cosas está muy lejos de provocar la fraternidad entre los seres humanos, menos la libertad y ya no hablemos de justicia.

¿Por qué hemos permitido llegar hasta aquí?

¿Qué le pasó al ser humano que ha aceptado vivir dominado por un puñado de enfermos mentales que gobiernan al mundo provocando muerte y desesperanza?

Algunos dicen que los que dominan el mundo, los dueños de todo, los poseedores de la riqueza son el 1 % de la población, y que los que vivimos de nuestro esfuerzo personal o de la caridad, los desposeídos somos un 99 %. Pero esos porcentajes no son verdaderos. Porque los dueños del mundo no llegan a mil, por lo que la verdadera contradicción entre los que tienen la riqueza y los que no, es de 99.99999% contra el 0.00001%. ¿No es esto una locura?

Mientras tanto en nuestro país este sistema actual de las cosas cada vez hace más daño.

Este sistema provoca muerte. Y no son frases alarmistas o de nota roja, es la realidad. En este país como en el mundo hay un gran grupo de seres humanos que hemos sido considerados como población sobrante por lo poderosos.

Más de cien mil muertos recientemente en la llamada guerra contra el narco que no es otra cosa que el exterminio de la población sobrante, que ese 0.00001% de la población no necesita.

Y de esas muertes que nos duelen podemos recordar las muertas de Ciudad Juárez,  una de las ciudades con más asesinatos del mundo; las matanzas de El Charco y de Acteal, como muestra del desprecio a los pobres de México;  los niños asesinados en la guardería ABC de Hermosillo, símbolo de la corrupción e ineptitud de la clase política, sirviente de los poderosos; los cientos de mineros que mueren cada año en las cuevas de nuestra patria para darle ganancias a monopolios globales; los 20 millones de hambrientos que en cualquier momento pueden fallecer; y todos los que vivimos sin esperanza y buscando resolver nuestras dificultades en el camino, pero que no encontramos la salida, menos ahora con el paquete de reformas llamadas estructurales que buscan desparecernos de esta vida.

Lejos de tratar de hacer un listado de desgracias. Pretendo hacer un homenaje a quienes fallecieron por culpa del sistema actual de las cosas. Sus muertes no serán en vano pues siempre nos harán tener presente que este sistema actual de las cosas es asesino, inhumano y que no debe seguir existiendo. Porque ya no debe morir nuestra gente sino es este sistema el que debe fallecer.

Porque si el 0.00001 % de la población está enferma de poder y de dinero, el 99.99999% debe sobrevivir y vencer, y crear otro sistema de las cosas, basados en la solidaridad, la ayuda mutua, la organización humana, la prosperidad y el desarrollo para todos, el Socialismo.

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