El pasado 26 de septiembre fueron atacados estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Guerrero. Mientras realizaban una actividad de boteo para recaudar fondos y, así, solventar gastos de la escuela, en cuestión alimenticia y económica. Cuando elementos de la policía de Iguala, más hombres armados, abrieron fuego a los estudiantes, resultando 6 compañeros heridos por impacto de arma de fuego y dejando sin vida a Daniel Solís Gallardo, Yosvani Guerrero Cruz y Aldo Gutiérrez Solano.

Tras los ataques, 43 estudiantes siguen desaparecidos después que el 30 de septiembre fueran localizados 13 compañeros que afortunadamente lograron huir para poder esconderse. A lo que el Alcalde de Iguala, José Luis Abarca, sólo pidió licencia a su cargo.

En lo que va de la gestión de Ángel Aguirre Rivero, gobernador de Guerrero, suman cinco los compañeros ejecutados de la Normal de Ayotzinapa. El 12 de diciembre de 2011, en un operativo de desalojo sobre la Autopista del Sol, Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, quienes demandaban mejoras para la Normal, fueron asesinados presuntamente por elementos de la Policía Estatal. Crímenes que aún siguen impunes.

Padres de familia y compañeros estudiantes:

La Juventud Comunista de México se solidariza con el dolor que causa la pérdida física de los compañeros. Estamos convencidos que por medio de las armas es la única forma como los malos gobiernos pueden hacer caer a personas tan valientes y fuertes como los son los estudiantes de Ayotzinapa.

Como compañeros de una misma lucha sentimos que su muerte es una estrategia más del gobierno para debilitar y provocar a la Normal Raúl Isidro Burgos y demás normales que conforman la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México; que también forma parte del intento de desaparición de las Escuelas Normales en el País.

Estamos seguros que la lucha por hacer cumplir todas y cada una de las demandas será larga y cansada, pero creemos, así como ustedes, que mientras la pobreza exista, las normales rurales tendrán razón de existir.

¡Ayotzinapa y la FECSM viven, la lucha sigue!

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