Alejandro Flores Rodríguez

Como una olla que cede ante la presión y explota, el movimiento surgido en el Politécnico ha hecho estallar las conciencias, el gigante dormido se ha despertado, ha tomado las calles y se ha vuelto una amenaza para las instituciones que día a día laceran los derechos del pueblo mexicano.

Lo que empezó con la protesta por el nuevo reglamento interno que pretende regir nuestra causa de estudios, se ha convertido en todo un sistema, los estudiantes nos hemos organizado de tal forma que ahora tenemos una estructura sólida.

Como hace más de un siglo hicieran los parisinos con su ciudad, los politécnicos hemos tomado nuestras aulas y construido una comuna, para el día de hoy somos una sociedad bien constituida. Hemos logrado organizar las tareas por comisiones, cada acceso está custodiado y solo los estudiantes podemos ingresar a las instalaciones, se ha creado una red entre todas las escuelas del Instituto, mediante la cual se reparten los recursos, nos hemos formado constantemente analizando durante más de 3 días las reglamentaciones concernientes al IPN, para tener las herramientas teóricas que permitan lograr el triunfo de nuestra causa.

 

La marcha ocurrida el 30 de septiembre de Santo Tomas a Gobernación fue histórica, analizando fotografías, videos y datos presentados por distintos medios se puede hablar de más de 50,000 estudiantes movilizándonos por un sistema educativo más justo. Ante tal despliegue las autoridades se han dado cuenta de la fuerza que tenemos y pretenden extinguir el movimiento lo más pronto posible, inventando que se han logrado acuerdos y que las escuelas reanudaran clases, lo cual no es cierto.

El apoyo por parte de otras escuelas, organizaciones y la gente de a pie se hizo sentir, el día 30 de septiembre será recordado por la historia como el día que el descontento de la sociedad se unifico bajo el grito de “¡Todos somos Politécnico!”.

Estamos en un punto donde no nos podemos echar para atrás, no cederemos hasta que se cumpla el Pliego Petitorio Institucional aprobado por la comunidad estudiantil politécnica, esto no lo hacemos por juego ni por gusto, estamos luchando por construir una educación que nos enseñe a pensar y no a obedecer. 

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