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El pueblo venezolano aun no asimilaba el trago amargo por el indignante asesinato el 1 de octubre del diputado del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) Robert Serra, 20 días más tarde el local de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV) fue blanco de un atentado terrorista por la madrugada, poniendo en peligro la vida de militantes comunistas.

 

Los escuálidos desesperados por no poder vencer por la vía electoral, desde febrero de este año mostraron su verdadero rostro: el terrorista, con el abierto respaldo del imperialismo norteamericano. El terror e ira contra la revolución bolivariana tomaron forma en las guarimbas que buscaron desestabilizar Venezuela atacando decenas de militantes, matando e hiriendo a muchos, destruyendo locales, sedes partidarias e infraestructura popular. Tras la respuesta de las fuerzas populares y clasistas, que en una movilización amplia derrotaron esta estrategia, continuaron amenazas, amagues y nuevas intentonas neutralizadas o abortadas parcialmente muchas de ellas por la inteligencia venezolana, aunque no derrotadas de manera contundente. Como lo hiciera el Comandante Hugo Chávez en su momento, ahora las fuerzas populares, encabezadas por el presidente Maduro, advirtieron que el enemigo interno y el imperialismo siguen al acecho generando más guerra económica y sabotaje, a la vez que afilan los cuchillos para nuevas acciones violentas.

 

 

Serra era un joven comprometido con el proceso bolivariano que recientemente se dedicó a desenmascarar el talante reaccionario de la derecha pro imperialista venezolana. Fue diputado del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) y cuadro del proceso revolucionario bolivariano. Este vil atentado no sólo le quito la vida al joven diputado, sino que fue también asesinada su asistente y compañera de vida, María Herrera, quien lo acompañaba. Un objetivo perverso más que anunciado en los documentos confiscados al opositor Lorent Saleh, recientemente extraditado desde Colombia. Serra se había pronunciado públicamente sobre estos planes pautados con total impunidad por el Uribismo y que financiaban al paramilitarismo para ejecutar planes que influyeran en la desmovilización del pueblo venezolano para permitir el avance de los contrarrevolucionarios.

 

El ataque al edificio de la Juventud Comunista de Venezuela ocurrió a las 2:30 de la mañana del 21 de octubre, al detonarse artefactos incendiarios en la fachada y el interior del local, ubicado en el sector de Artigas de la parroquia Paraíso, en Caracas. El ataque, ejecutado con tres artefactos explosivos en distintos puntos de la casa de forma simultánea, afectó la fachada, destruyó un espacio de reuniones y puso en riesgo la vida de seis integrantes de una brigada que se encontraba en el sitio tras cumplir tareas de propaganda; ellos lograron contener el incendio y resguardar el espacio, mientras llegaron bomberos y efectivos de la Policía Nacional Bolivariana. Tras recibir las atenciones médicas necesarias, los militantes fueron puestos a salvo. Inmediatamente hicieron la respectiva denuncia ante las instituciones de seguridad venezolanas.

 

El 25 de octubre en un acto político cultural organizado en el inmueble que fuera blanco de este acto terrorista Héctor Rodríguez, secretario general de la JCV, señaló que dicha actividad política se realizaba en desagravio a la acción terrorista sufrida por la JCV, para repudiar ese tipo de atentados y para reanimar las fuerzas de la organización revolucionaria.

 

El asesinato del diputado venezolano Robert Serra junto a María Herrera, su compañera, es un hecho grave. Una acción planificada, intencionada y ejecutada con precisión. Este crimen se produjo 5 meses después de que el también bolivariano Eliézer Otaiza, presidente del Concejo Municipal de Libertador, fuera encontrado muerto con signos de tortura y varios impactos de balas. Ambos con el sello del paramilitarismo colombiano. El atentado contra el local de la JCV perpetrado por elementos de extrema derecha trae a la memoria el criminal atentado contra la Casa de Sindicatos de Odessa en Ucrania a manos de los fascistas de Pravy Sektor (Sector Derecho), un ataque que dejó 42 muertos. Estos pudieran ser considerados hechos aislados, pero no lo son. Es parte del plan imperialista para golpear a las fuerzas revolucionarias que han hecho frente al golpismo terrorista desde febrero de este año. Un plan perverso que busca instalar un clima de terror en la población y propiciar un ambiente de desestabilización en el país, con el objetivo final de fomentar el caos como escenario para tratar de derrocar al Gobierno Bolivariano.

 

Desde la Juventud Comunista de México expresamos nuestra solidaridad a las fuerzas populares y clasistas de Venezuela que a lo largo de estos años han sabido responder a la injerencia, la ofensiva mediática, a los mercenarios financiados por la CIA y el imperialismo. Toda esa fuerza a la que teme el imperialismo debe responder de manera contundente y derrotar al fascismo.

 

Por Ernesto Contreras, Sec. de Relaciones Internacionales JCM

 

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