Por Axel Ramírez
Este texto no será un análisis de la teoría ni de la práctica, tampoco es para que se estudie en algún colectivo de cualquier clase de ideas, sólo es mi muy opinión.
Es una opinión que he ido construyendo gracias a las relaciones que tengo con las personas que me rodean y las que me han rodeado; no estoy intentando hacer una crítica constructiva porque no creo que se vaya a tomar en cuenta.
Gracias a una compañera conocí la idea de una mujer feminista en que ya no hay que decir (creo que es así) que lo político no debe de ir de la mano con la vida personal. ¿Pero cómo es eso posible?
En organizaciones al menos mexicanas he escuchado que no se metan “cosas” de la vida personal en la militancia política, eso sí que es una total mentira, me suena a que se haga una relación como la que tiene el trabajador o la trabajadora con su medio de producción, o sea con lo que trabaja como una máquina por ejemplo; me suena a una relación enajenante.
Lo personal afecta claramente en la militancia propia porque es parte de nuestra vida, y la militancia afecta nuestra vida personal; Desde mucho antes de que decidamos militar ya está pasando algo en nuestra vida personal, todas esas ideas que vamos teniendo en que hay algo mal en el gobierno, en la forma de vivir, en nuestra forma de ser incluso, y pues aunque no crean en nuestra manera de relacionarnos también, las pláticas con amigxs empiezan a cambiar y con la familia también, por decir un poco de lo que llega a pasar.
Un claro ejemplo es el pensamiento individualista, no está nada mal tener un espacio privado o sea una individual o un espacio personal donde solo quepamos nosotros mismos, no sé cómo llamarlo, pero también hay algo más, hay alguien más, hay “alguienes” más; son personas como nosotros y nosotras, algun@s piensan también como nosotrxs que éste sistema está mal, que el dinero no alcanza, que se sueña mucho y se vive poco, o que se vive mucho y se sueña poco (puede ser…), y también hay y habrá personas que no piensen como nosotrxs, que están enajenados y enajenadas, que no quieran ver o no puedan ver que éste sistema capitalista y patriarcal y racista (combo de 3 en 1) está verdaderamente mal, que es dañino en todos los aspectos de la vida.
Incluso hay personas que saben que ese combo de sistemas están mal, pero por el mismo pensamiento individualista elevado hasta la última potencia, hace que no les importe, que mientras ellos o ellas estén bien no pasa nada, solamente ven por ell@s, no sé si sea un miedo a perder algo (las cadenas como dice Friedrich Engels) o ¿perder la vida?, ¿ya se preguntaron si la vida que viven es como la quieren vivir?, ¿ya se dieron cuenta realmente que por diferencias de clases sociales, de colores de piel, de sexualidades, de ideas, no lxs dejan vivir cómo quieren?.
El militar o tratar de militar en una organización que trata de ser política, una política que no sea la burguesa donde una minoría mande y la mayoría obedezca, se trata también de ir cambiando las relaciones con las personas, de ir construyendo nuevas formas de relacionarnos entre nosotros y nosotras, desde la relación de “odio” que hay entre alguien que se dice ser comunista y alguien que se dice ser anarquista, hasta la relación de una persona construida socialmente como “hombre” y una persona socialmente construida como “mujer”.
No se puede ser perfecto o perfecta mientras se está militando, hay que tener en cuenta que habrá altibajos y habrá partes en que nos sentiremos muy bien, algo así como pasa en la espiral de la dialéctica, las personas somos dialécticas, y según nuestras decisiones es el rumbo que se verá dibujado en la espiral de cada quien, o sea nuestra vida, con esto me refiero también a hacernos responsables de nuestras decisiones.
Tenemos que aprender a trabajar colectivamente, a respetar nuestros ritmos, aprender a estar solos y solas, aprender a estar acompañad@s, cambiar un poco ese pensamiento individualista por uno que equilibre la individualidad y la colectividad, aprender a respetar nuestras diferencias y saber que somos iguales en la parte de que somos seres humanos, humanas, humanoas, humanes.
Por lo tanto también las personas que militan en una organización u otras que hagan activismo político en colectivo o individualmente, hay que estar al pendiente de ya no decir que la vida personal y la militancia van separadas, van más que juntas, porque es también ir cambiando la relación que tenemos con nosotras mismas, con nosotros mismos, con nosotres mismes.
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