Fidel1

Fidel1Ya todos sabemos quien murió, así que nos ahorraremos los detalles, no es este un espacio para noticias, y para cubrirlas (en especial esta) lo que sobran serán cadenas y reporteros que recordaran por días enteros al hombre que rompió el record mundial de mas intentos de asesinato contra su persona.

¿Qué podemos decir, pensar y sentir con la partida de semejante titán?

 

Cuentan el cronista Plutarco que Catón el joven, tras enterarse del triunfo de Julio Cesar en la batalla de Tapso y con ello el fin del sueño por el cual había luchado toda su vida: ver restaurada la gloria de la república romana, en su desesperación y negándose a vivir en un mundo gobernado por su más grade enemigo intento suicidarse clavándose su propia espada, sin embargo, por una herida en su mano le faltaron las fuerzas y fallo en matarse de esa forma, por lo que tras ser atendido por un médico y aprovechando un momento de soledad se arranco sus los vendajes que lo cubrían y con sus propias manos se saco los intestinos para poder morir.

Pero en este caso la causa no muere tras la batalla ni la muerte del hombre, por mas grande que este fuese… y como era un hombre tan gigantesco la así llamada opinión pública comenzara a debatir su legado.

Por figura y licencia poética muchos ahora están comparando a Fidel con alguna especie de mesías judeocristiano, en vez del verbo hecho carne lo están llamando el sueño vuelto hombre o la utopía andante, el, por supuesto, no era un semidiós infalible, una máquina para predecir el futuro, un estratega sin par ni cualquier otra cosa en la cual sus hagiógrafos pretenderán hacer con él en estos días… él no era ninguna de esas cosas, el era lo que era: un revolucionario.

Después de las hagiografías llegaran los llamados derrotistas, “ahora que falleció este fósil de la guerra fría ya nadie sostiene la idea de la revolución” “con el muere la idea del comunismo, comencemos ahora a ver cómo resolvemos los problemas de forma realista” “el tenia ideas muy lindas, muy bonitas, ojala hubiese mas como él, pero no existen, en el mundo real tenemos que arreglárnoslas con lo que hay”, argumentos más que conocidos, incluso ahora muerto (especialmente ahora que está muerto) sus enemigos dirán admirarlo o lo llamaran “un digno rival”.

Ambas posturas, a su forma pretenden echar tierra y hacer de Fidel un mito, alejado del común de los mortales, una anomalía histórica que para bien o para mal ya término y no volverá jamás y  que ya no hay porque preocuparse ni por él ni por su causa.

Ahí es donde se equivocan.

Fidel está vivo, obviamente físicamente no, pero se encuentra con nosotros en otro sentido, está vivo porque su lucha no era solo su lucha: en sus violentos andares veíamos la lucha perpetua por la justicia y libertad universal que ni las derrotas (que fueron varias) ni las catástrofes (que no fueron pocas) pueden eliminar, Hegel, cuando hablo de la revolución francesa afirmo que fue un “glorioso amanecer mental; todos los pensamientos eran compartidos en el jubilo de esa época” lo mismo podemos decir cuando hablamos de la revolución cubana: fue la primera vez en este hemisferio que el alzamiento de los jodidos, de los miserables, de los de abajo triunfaba y se hacían con el poder, contra todo pronóstico una guerrilla de campesinos, obreros e intelectuales derrotaron a un ejército profesional y se daban a la tarea de crear un nuevo mundo en medio de una feroz tempestad en forma de invasiones militares, bloqueos económicos y el aislamiento diplomático, y lo hicieron cumpliendo un viejo reclamo de miles de revolucionarios precedentes: si algo se hizo en la revolución cubana fue bailar, la descripción hegeliana se escribió adelantándose enormemente a su tiempo.

Pero por muy grande que sea Fidel no es esa la forma en la cual debemos de recordarlo, enfocarnos solo en sus triunfos es muy fácil, si nos vamos a eso jamás terminaríamos de leer este articulo. El objetivo es honrar a Fidel aprendiendo de él.

¿Cuál es entonces el legado de Fidel, aquello le permitió escribir con sangre, fuego y libertad su nombre en la historia?

Su ejemplo contra todo determinismo.

Y es que es realmente odioso lo que muchos marxistas o supuestos marxistas hicieron con el marxismo: hacerlo un determinismo histórico, llevar la lógica de “incluso si viajan al tiempo y matan a Hitler cuando bebe otro loco habría fundado el III Reich” en realidad no existió ni existía ninguna profunda necesidad histórica que pidiera un tránsito al nazismo, o que en todo caso apareciese alguien que dirigiese tal proceso, podemos decir lo mismo de cualquier otro periodo histórico y de sus líderes: la segunda guerra civil romana y Cesar por ejemplo, o el terminator de la revolución francesa y Napoleón, la toma del palacio de invierno y Lenin, y ya que estamos en eso la revolución cubana y el mismisimo Fidel… por el contrario, si algo no es el marxismo es determinista.

Si algo aprendemos de la historia es que existen los escenarios alternativos, hay múltiples posibilidades en la historia, una en la cual Aníbal toma Roma por ejemplo, otra en la que Alejandro Magno inicia su conquista contra Europa y no contra el imperio persa, una distinta en la cual los árabes se lanzan hacia China en vez de lanzarse hacia África y Europa, una ajena a esta en la cual el sueño de Bolívar de una sola nación latinoamericana se cumple, acaso alguna en la cual la comuna de Paris logra resistir el asedio del ejercito… estas posibilidades en realidad no están canceladas sino que continúan acechando nuestra realidad como fantasmas de lo que pudo haber sido, lo cual, no vuelve poderosa nuestra realidad, al contrario, la vuelve frágil y contingente, esto de ninguna manera es ajeno al marxismo, una de las más importantes bases filosóficas del marxismo es precisamente la percepción de los mundos posibles y de las posibilidades pasadas que dan sentido y urgencia al acto revolucionario.

Ahí es donde entra la verdadera enseñanza de Fidel para el mundo y los revolucionarios: cuando se lanza con escopetas para cazar patos contra el cuartel de Moncada estaba todo lo lejos que se puede imaginar de la confianza en una necesidad histórica (por el contrario, eran los marxistas oficiales, esos seguidores de Jruschov los que recalcaban que no se podían adelantar acontecimientos prescritos por el determinismo histórico, o que la lucha y derrota de la dictadura no vendría de soltar balazos, bajo esa lógica las condiciones materiales por sí mismas provocarían el triunfo de la revolución socialista) al contrario, cuando Fidel habla de lucha armada desde la sierra maestra la mayoría lo considero un aventurero romántico o un loco peligroso, su propuesta paso al principio como locura para amplios sectores que se llamaban a sí mismos revolucionarios, lejos de ser una adulación oportunista que se aprovechara de la opinión mayoritaria su propuesta fue calificada como un infantilismo de izquierda por muchos posibles colaboradores… sin embargo Fidel había percibido inmediatamente la oportunidad para la transformación radical de la sociedad, producto de circunstancias excepcionales que hacían propicio el momento para actuar y que no volverían a repetirse si no hasta mucho tiempo después, aquí vemos a Fidel preguntándose en su despacho, su celda y en el exilio ¿Qué pasaría si no actuamos, si dejamos pasar la oportunidad? E imaginando las terribles (y estúpidas) consecuencias de no actuar fue que actuó.

Gracias a Fidel es que en esta parte del planeta podemos plantear en el centro del trabajo revolucionario el acto, aquel que en una oportunidad única y repentina ve la posibilidad de actuar y las desastrosas consecuencias de no hacerlo y actuar en consecuencia. Su mayor enseñanza es que hay dos lógicas incompatibles entre sí: la lógica de esperar el momento teleológicamente madura de crisis en el cual el sistema se derrumbara por sí mismo y las masas abierta y espontáneamente se pondrán detrás de los revolucionarios para hacer la revolución en el momento apropiado y la otra que enseña que en realidad no hay ningún momento predeterminado para hacer la revolución, que no hay instante marcado en el calendario y que lanzarse a intentarlo es porque se percibe la oportunidad como algo que surge y que tiene que ser y rescatada de la inercia que da un periodo de crisis que se supera por las vías habituales. No quiere decir esto que Fidel fuese un subjetivista que afirme que la voluntad domine la realidad, en lo que las acciones de Fidel se enmarcaron fueron que hay excepciones que permiten destruir los cimientos mismos de aquello que parece no poder cambiar, que no hay que porque esperar siempre el consenso de las supuestas mayorías, ni a esperar la necesidad social que llegara algún día ni al momento histórico que los reformistas siempre calificaran como “no está maduro aun” ni mucho menos esperar a que todos estén de acuerdo con la decisión esperando ser lo menos violento posible, es imposible consultar a la totalidad de los oprimidos y esperar además que nos apoyen de forma total previamente a los actos que pretenden inspirarlas y organizarlas, que sin acciones subjetivas las condiciones objetivas por sí mismas no harán la revolución, solo permiten que esta sea posible … de el aprendimos que al lanzar el acto revolucionario no requiere más defensa que la oportunidad de hacerlo, que la revolución no requiere de apologías, la revolución se justifica a sí misma.

Ese es el autentico legado de Fidel para nosotros.

Y gracias a ese legado es que podemos gritar y gritarle: ¡Eres inmortal cabrón!

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