El pueblo tiene mucha hambre, ha sido pisoteado y humillado, ¡yo voy a luchar por su libertad!
Enrique Pérez Mora, Tenebras.
Eran las 20:15 del 16 de junio de 1976, Enrique Guillermo Pérez Mora el Tenebras, llegaba junto con Pablo Antonio Armenta Rodríguez Yaqui, Miguel Ángel Valenzuela Rojo Felipe y Froylán Rendón Estrada Gumaro, a la casa de seguridad que la Liga Comunista 23 de Septiembre había establecido frente al domicilio de calle Amapola No 1618, colonia Las Huertas, Culiacán Sinaloa. Cuando se disponían a bajar del bocho que los transportaba, fueron sorprendidos por agentes de la Dirección Federal de Seguridad que momentos antes ya se habían parapetado dentro y fuera del domicilio a la espera de los revolucionarios. Se produce el enfrentamiento a balazos.
Max Gerardo Toledo Sánchez, agente de la DFS encabeza el operativo, en el fuego cruzado muere Gumaro, mientras El Tenebras, Felipe y Yaqui son gravemente heridos. El Tenebras, con sus últimas fuerzas, se abalanza sobre la corpulenta humanidad de Max Toledo y logra incrustarle un disparo en la cabeza al agente de gobernación, hiriéndolo de muerte, los cuerpos de ambos, abrazados, se desploman sobre la calle. Los agentes de la DFS torturan hasta la muerte en el lugar de los hechos a Yaqui, logrando extraerle el dato de la identidad del Tenebras y de su posición dentro de la organización, integrante del comité estatal de dirección de la Liga, mientras que Felipe es detenido-desaparecido, lo último que se supo de él fue que ese mismo día es trasladado a la Ciudad de México, al campo militar No 1. Max Toledo moriría al día siguiente producto del disparo en la cabeza.
No sería hasta el día 18 de junio cuando la señora Ana María Mora, madre del Tenebras identifica plenamente a su hijo. Es trasladado a la ciudad de Guadalajara, al barrio de San Andrés donde compañeros de armas y de Los Vikingos lo velan. Previamente, se le practica una autopsia y un embalsamamiento de manera clandestina, ya que los agentes de la DFS entregaron ya en estado de putrefacción el cadáver, acción deliberada pues ellos mismos impidieron el proceso de la necropsia con intención de acelerar el proceso de descomposición. Así mismo, en palabras del ex militante de la Liga José de Jesús Hernández Morales el momia, se tomó la decisión de extraer su corazón y conservarlo a manera de un símbolo que representa la lucha del barrio de San Andrés.
Apenas unos meses antes, el 22 de enero, Tenebras junto con Antonio Orozco Michel, Mario Álvaro Cartagena el Guaymas, Armando Escalante Morales, El Loco, Francisco Mercado Espinoza El Flaco, y José Natividad Villela Vargas se fugan del penal de Oblatos en Guadalajara en la que sería una de las acciones político – militares mejor planeadas y ejecutadas de la Liga Comunista 23 de Septiembre, la Operación 29 de mayo.
La fuga de Oblatos desencadenó una feroz represión en contra de los familiares de los revolucionarios fugados. Max Toledo sería el encargado de encabezar este operativo, en el cual la señora María Mora sería golpeada y torturada por el agente de gobernación dentro de las instalaciones de la XV zona militar.
Antonio Orozco Michel, ex militante de la Liga y ex compañero de presidio del Tenebras durante su estancia en el penal de Oblatos menciona que la muerte de Max Toledo y del Tenebras es la culminación de una rivalidad que sólo podía desembocar en la muerte. No es para menos, ya que pareciera que el destino de ambos se encontraba de cierta forma entrelazado. Ambos eran originarios de la ciudad de Guadalajara. Enrique Pérez Mora pertenecía a los Vikingos del barrio de San Andrés, fue militante de la Juventud Comunista y posteriormente se integraría a las filas del Frente Estudiantil Revolucionario. Mientras que Max Toledo pertenecía a las filas de la Federación de Estudiantes de Guadalajara, organización corporativista y aliada de los gobiernos estatal y federal que mantenía un control dictatorial sobre la política estudiantil de la Universidad de Guadalajara, reprimiendo, golpeando y asesinando estudiantes que no se sometieran a su poder. Posteriormente, tanto Max Toledo como otros integrantes de la FEG engrosarían las filas de agentes de la DFS durante la guerra sucia y otros se integrarían a las filas del crimen organizado.
El FER y la FEG se enfrascaron en una lucha por el control de la UdeG: una lucha entre el movimiento socialista estudiantil que se organizó en torno al FER para democratizar la enseñanza superior y la FEG, cuyos líderes demagógicos únicamente velaban por sus intereses políticos y económicos.
Nacida en 1948 de los escombros de la Federación de Estudiantes Socialistas de Occidente, la FEG se erigió como una organización totalitaria que, apropiándose de los símbolos del movimiento socialista y del nacionalismo cardenista, logró engañar al estudiantado encubriéndose bajo una bandera de falso progresismo que decía defender los intereses del estudiantado en el discurso, pero que en la práctica ejercía un poder gansteril que coartaba toda libertad de organización independiente y que utilizaba la violencia para reprimir la movilización estudiantil.
La FEG tejió alianzas con el poder estatal de Jalisco y con el gobierno Federal para evitar el crecimiento de los movimientos estudiantiles. Así mismo, mientras se fingía una organización socialista, democrática, nacionalista, antiimperialista e internacionalista, la FEG reprimía y perseguía a los jóvenes estudiantes que, agrupados en la Juventud Comunista, desarrollaban su trabajo propagandístico y político dentro de la universidad para impulsar su movimiento. Carlos Ramírez Ladewig, líder histórico de la FEG, justificaba la represión a los miembros de la Juventud Comunista argumentando que recibían financiamiento de la embajada de la URSS para desestabilizar a la universidad y a las instituciones mexicanas.
El creciente descontento contra la FEG, desembocó en la creación del Frente Estudiantil Revolucionario, en el cual se agruparon diferentes organizaciones estudiantiles independientes que buscaban participar dentro de la vida política universitaria.
Dentro de este grupo destacaban los jóvenes del barrio de San Andrés. Los Vikingos. Considerados como un grupo pandillero, fueron un grupo de jóvenes de barrio que paulatinamente, a medida de que algunos de sus miembros se integraron a la educación universitaria, fueron politizándose y construyendo un pensamiento y una praxis revolucionaria que los alentaba a luchar por un mundo mejor. La principal característica de Los Vikingos era la profunda solidaridad que existía entre ellos, esta camaradería los ayudaría a consolidar una organización fuerte que los ayudaría a resistir los embates represivos del Estado.
A lo largo del año de 1970, la lucha entre el FER y la FEG se vuelve encarnizada, al punto en el que los militantes del FER se ven orillados a hacer uso de las armas como un recurso de autodefensa, pues los escuadrones paramilitares de la FEG, armados por el Estado mexicano estaban dispuestos a ejecutar toda la violencia represiva con tal de consolidar su poder. Y así ocurrió el día 29 de septiembre de 1970, cuando en el Instituto Politécnico miembros de la FEG, encabezados por su líder Fernando Medina Lúa, abren fuego en contra de un mitin estudiantil encabezado por el FER, muriendo en el acto dos Vikingos, un vendedor de cocos y el propio Medina Lúa, a consecuencia de las heridas de balas recibidas durante el enfrentamiento. De inmediato, el Estado mexicano responsabiliza al FER en general y a los Vikingos en lo particular de la balacera.
Esa noche se da la primera detención de El Tenebras en un intento del Estado mexicano por querer descabezar al FER. Acción que se concretaría el día 23 de noviembre de 1970 con el asesinato de Arnulfo Prado Rosas El Compa, uno de los principales líderes de los vikingos y del FER.
A partir de ese momento, el FER se ve orillado a modificar su estrategia de resistencia y a pasar de la etapa de la autodefensa armada a la etapa de organización clandestina y a la ofensiva en contra del Estado, organizando expropiaciones para financiar a la organización y al ataque en contra de miembros de la FEG. Las diferentes posturas teóricas dentro del FER derivaron, posteriormente en la división del FER en tres organizaciones político militares: Las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo, la Unión del Pueblo y la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Gran parte de los vikingos se incorporarían a la Liga, y destacarían como militantes y combatientes excepcionales, pues poseían una amplia experiencia en el combate, poseían redes de apoyo en los barrios de la clase obrera y se distinguirían por ser militantes comprometidos y muy solidarios. Tenebras, una vez libre, se incorpora a la Liga. El 16 de Febrero de 1974, Tenebras es detenido nuevamente en la ciudad de Guadalajara y encarcelado nuevamente en el penal de Oblatos, lugar donde dos años después planearía la fuga.
Tenebras es recordado por su combatividad e inteligencia, por su capacidad de influir en los jóvenes y alentarlos a la lucha, así mismo es recordado por su profundo compromiso con la lucha revolucionaria que lo llevó, así como a muchos jóvenes de esa generación, a tomar las armas para combatir a un Estado autoritario y a sus instituciones coercitivas con el objetivo de crear un mundo mejor. Recordemos pues, a este gran camarada, que estuvo comprometido con la lucha por la transformación radical de la sociedad, dándole el lugar que se merece en la historia, el de un gran revolucionario.
Referencias bibliográficas:
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Gamiño, R (2016) El Frente Estudiantil Revolucionario: antecedentes, nacimiento y represión, Guadalajara, México: Taller editorial la casa del mago
Gamiño, R, Zamora, J (2011) Los vikingos, una historia de lucha política social, Guadalajara, México: Centro de estudios históricos del Colectivo Rodolfo Reyes Crespo.
López, J (1974) 10 años de guerrillas en México 1964 -1974 DF, México: Editorial Posada.
López, A (2013) La liga: una cronología Guadalajara, México: Taller editorial la casa del mago.
Morales, J (2010) Memorias de un guerrillero Recuperado de: https://www.marxists.org/espanol/tematica/guerrilla/mexico/memorias/index.htm
Orozco, A (2009) La fuga de Oblatos: una historia de la LC23S, Guadalajara, México: Taller editorial la casa del mago.
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