Por: Antonio Ortiz, miembro del Secretariado Nacional.

Sigue apareciendo de vez en vez el cuestionamiento de si la ciencia o los conocimientos son buenos, o malos. Quienes militamos en una organización comunista sabemos que toda idea puede ser utilizada con un fin, siendo decisiva la formación de la persona o conjunto de personas que hagan uso de tal conocimiento.

En varios de sus escritos y discursos el Guerrillero Heroico, hacía referencia de que las armas utilizadas por el ejército batistiano eran armas al servicio del imperialismo y que eran malas, pero que una ves que eran despojadas de las manos de esos combatientes y pasaban a formar parte del ejercito revolucionario, se dignificaban y eran buenas. Esto debido a que la causa del ejercito que se atrincheraba en la Sierra Maestra era la causa de la revolución, su fin era quitar del poder a un dictador y brindarlo al digno pueblo cubano, por ello era tan radical el cambio de un portador a otro.

De igual forma ocurre con la física, la matemática, la química, la filosofía, el arte y el resto de ramas de la ciencia, las cuales pueden ayudar a que un pueblo viva de manera digna, alegre y saludable o del mismo modo lo pueden someter, atropellar y matar.

Lo importante es analizar cuál es el fin de dicho conocimiento al aplicarlo, así por ejemplo, al observar el edificio de un museo, una cárcel, una casa de INFONAVIT o una mansión podremos apreciar que los conocimientos de la arquitectura e ingeniería civil están aplicados en los cuatro (o por lo menos eso se espera) pero sin lugar a dudas la finalidad de cada uno es muy diferente, tanto la cárcel como la casa reducida en espacio, tienen una atribución de reprimir, en cambio una mansión o un museo brindan recreación.

La militancia comunista debe tener claro este principio y formarse de la mejor manera para que el día en que sus conocimientos deban ser aplicados tengan como finalidad la liberación y dignificación de su pueblo, no el sometimiento.

Dicha formación debe ser la más amplia y completa posible, pues para ser militante comunista no sólo se necesita de la formación política e ideológica, es necesaria una formación que nos permita desarrollar tareas fuera de la lucha de las ideas a favor de la revolución e incluso fuera de aquella formación que adquirimos de las escuelas e institutos educativos.

Durante este periodo de resguardo fruto de la pandemia de covid-19, la militancia tuvo que acatar en la medida de lo posible las medidas de sanidad, las cuales por momentos implicaban quedarse en casa y no salir a las calles a menos de que fuera necesario. Medida que impacto en la cantidad y calidad del trabajo político y de agitación que solemos desarrollar, haciendo que nuestras actividades pasaran de un formato presencial a uno virtual.

La forma de convivir y de trabajar dentro de los colectivos cambio mucho, algunos pudieron aprovechar las ventajas de la virtualidad y otros no pudieron adaptarse, o las condiciones en casa o con la familia no lo permitieron. Pero lo interesante es que sin importar en que lugar estemos o en que condiciones nos encontremos siempre seguimos aprendiendo y creciendo, en ocasiones pareciera que no como militantes comunistas, pero esto es un error, pues como ya se ha mencionado todo conocimiento bien aplicado sirve a la revolución.

Existen casos de quienes dejaron de lado el trabajo del colectivo por cuidar a algún familiar enfermo, o quien por las nuevas condiciones de la escuela o trabajo no tenía tiempo para estudiar, o realizar cualquier otra actividad, de igual forma las tareas del hogar absorbieron nuestro tiempo, encontramos nuevas distracciones ya sea con redes sociales, videojuegos, o cualquier otra actividad, pese a eso debemos comprender que hay condiciones externas que nos orillaron a eso, pero que pueden cambiar y que en el peor de los casos siempre se puede buscar la forma de seguir militando.

Solemos caer en el error de que al distanciarnos de ciertas condiciones favorables nuestra militancia será difícil o incluso pensamos en dejarla, ya sea por no tener tiempo, por cambiar de lugar de residencia, por tener una familia. La verdad es que tanto es militante quien da su cooperación, como quien pega los carteles, quien se encarga de vender los periódicos o revistas, como quien lee a los grandes teóricos revolucionarios, o quien está al día con las discusiones filosóficas o las carencias del pueblo oprimido. Existen muchas formas de militar, lo importante es reconocer que nuestros conocimientos deben estar al servicio de nuestra organización, sólo así podremos abonar un grano de arena a esa hermosa obra que es el socialismo.

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