1° de mayo de 2021

Por: Antonio Ortiz, miembro del Secretariado Nacional

En Chicago, Estados Unidos, el 1 de mayo de 1886, se convocó a una huelga general en la cual miles de trabajadores cansados de ser explotados, decidieron defender sus derechos laborales y se lanzaron a las calles para exigir una jornada de 8 horas, el derecho a huelga, la libertad de expresión, a la libre asociación, a un trabajo y a un salario digno, los trabajadores tenían salarios miserables y trabajaban 16 horas diarias. La demanda que unió definitivamente a los obreros fue por una jornada de 8 horas de trabajo, 8 horas para descansar y 8 horas para disfrutar.

En la protesta varios obreros fueron asesinados y en el lugar estalló una bomba, ocho trabajadores son injustamente acusados del ataque, a quienes hoy en día conocemos como los Mártires de Chicago: George Engel, Adolph Fischer, Samuel Fielden, Albert Parson, Louis Lingg, Michael Schwab, August Spies y Oscar Neebe; cinco de ellos fueron ahorcados.

“La voz que vas a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora”, dijo August Spies momentos antes de ser ahorcado.

El primero de mayo de 1889 fue declarado como Día del Trabajador, por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional celebrado en Paris, como un homenaje luctuoso a “Los mártires de Chicago”, celebrándose por primera ocasión en México en 1913 donde los obreros exigían sus derechos, poco tiempo después de 1906, fecha en que los obreros iniciaron la lucha, con las huelgas de Cananea y Río Blanco, influidos por el Partido Liberal de Ricardo Flores Magón, que había sido organizado un año antes.

 “Los proletarios no tienen nada que perder más que sus cadenas” afirman Carlos Marx y Federico Engels en el ilustre documento que le encargara redactar en 1848 la “liga de los comunistas”, que visualizó la lucha obrera, iluminó el camino hacia su emancipación definitiva que terminó con las tinieblas ideológicas en las que se encontraban.

Los intereses generales de la clase obrera son los mismos en cualquier parte del planeta, contrario a los de la burguesía y los monopolios globales; eso justifica sobradamente el lema de este documento: “PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES UNIOS”.

De igual manera, la comunista Rosa Luxemburgo escribió un documento entre enero y febrero de 1894, en el cual relata el origen del primero de mayo, enseguida se incluyen extractos del mismo:

El origen del Primero de Mayo

La feliz idea de instaurar un día de fiesta proletaria para lograr la jornada laboral de ocho horas nació en Australia, donde ya en 1856 los obreros habían decidido organizar un día completo de huelga, con mitines y entretenimiento, como una manifestación a favor de la jornada de ocho horas. Se eligió el 21 de abril para esa celebración.

Al principio los obreros australianos pensaban en una única celebración, aquel 21 de abril de 1856. Pero como esa primera celebración tuvo un efecto muy fuerte sobre las masas proletarias de Australia, animándolas con ideas agitadoras, se decidió repetirla todos los años.

 Efectivamente: ¿Qué podría proporcionarles a los trabajadores más coraje y fe en su propia fuerza que un paro masivo, decidido por ellos mismos?

¿Qué podría proporcionarles más valor a los eternos esclavos de las fábricas y de los talleres que el reconocimiento de su propia gente?

[…]

El 1º de mayo significaba establecer la jornada de ocho horas. Pero aún después de haber logrado este objetivo, ese 1º de mayo no fue abandonado. Mientras continúe la lucha de los obreros contra la burguesía y la clase dominante, mientras todas las exigencias no hayan sido satisfechas, el 1º de mayo continuará siendo la manifestación anual de esos reclamos. Y cuando lleguen días mejores, cuando la clase obrera del mundo haya logrado su objetivo, es probable que la humanidad entera también celebre el 1º de mayo, honrando las amargas luchas y los sufrimientos del pasado.

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