La lucha de la CNTE ya lleva 37 años, siendo una de las organizaciones populares de masas más importantes del país. Su carácter clasista y socialista ha enarbolado la bandera del proletariado de la educación y su proyecto educativo y popular es fuente importante de cambio.
A partir de la visibilización de la Reforma Educativa aun en el sexenio de Calderón, el miedo que se impuso al magisterio hasta el momento alineado, sin conciencia de clase, generó que la CNTE se presentara para estos sectores como una alternativa evidente de la lucha por los derechos laborales, gracias también a la evidente incapacidad de Elba Ester Gordillo, dirigente charra vitalicia del SNTE, que una vez que dejó de ser de provecho para sus amos burgueses emprendieron el ataque contra esta. No les costó sacarla y acusarla de corrupción, ya la CNTE había recabado todas las pruebas.
Es así que en 2013, con el estallido de las protestas magisteriales por la entrada en vigor de la reforma educativa, la CNTE logra aglutinar y organizar a los nuevos sectores del magisterio disidente, brindando la capacidad de acción que desde hace años había estado construyendo, sobretodo en sus principales espacios de lucha, los estados de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán.
La CNTE nunca ha parado su trabajo desde su conformación, no obstante a partir de 2013 su accionar ha sido monumental, siendo incapaz el gobierno de detenerlo, a pesar del asesinato, desaparición forzada y detenciones a cientos de sus integrantes, siendo las más sonadas y las que se esperaban con mayor repercusión las ocurridas el 3 y 4 de junio pasados, deteniendo al secretario de organización y al secretario general de la sección 22 de Oaxaca, Francisco Villalobos y Rubén Nuñez.
El por qué no han podido detenerlos estriba en la fuerza del centralismo democrático y la fuerza de sus estructuras; a la capacidad organizativa del movimiento, en el trabajo de base que desde hace años han desempeñado con los sectores populares de las principales regiones donde tienen presencia, evidenciado en la importancia que tuvieron para el movimiento de la APPO en 2006, que en la actualidad se evidencia con la salida general a las calles; padres de familia, estudiantes, comerciantes, doctores, obreros y campesinos.
Sin lugar a dudas el parteaguas que está significando la lucha magisterial en estos momentos deja un entorno de crecimiento de la lucha organizada del pueblo, una escisión que presagia la unión de los más amplios sectores de la población ya movilizados (médicos, obreros, campesinos, organizaciones sociales, grupos políticos independientes, etc.). La realidad de movimiento orgánico en Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Guerrero presagia ser el pan de cada día en gran parte de la república, puede ser el aglutinador de la protesta social y más aun tomando en cuenta la dinámica represiva en la que se maneja el gobierno neoliberal. Tienen en sus manos un polvorín.
Mientas algunos voltean a ver las campañas electoreras, la posibilidad del cambio verdadero se gesta en estos sectores movilizados con una larga historia de lucha y una capacidad organizativa enorme.
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