El fascismo es el capitalismo, más asesinatos. — Upton Sinclair.
Revisando notificaciones de Facebook, hace unos momentos me llegó una petición de la plataforma www.change.org para la cancelación de la presentación de la banda de metal polaca Graveland en un conocido sitio nocturno en Monterrey llamado Café Iguana, los postulantes de esta invitación son en su mayoría colectivos de izquierda de la zona metropolitana de Monterrey.
No está por demás decir que en la última década en Europa se ha visto un auge en el fascismo, ya sea de manera institucional en los parlamentos y gobiernos europeos o fuera de las instituciones pero de manera tolerada se alienta el crecimiento de grupos que abiertamente apuestan en sus políticas derechistas por la discriminación a migrantes, ataques contra la comunidad LGBTQ y exaltación animal de las nacionalidades y divisiones que se ven reflejadas en la cultura y en el caso de este reporte, las artes, en específico la música. Las exaltación de estas conductas por parte de este grupo va desde letras xenófobas, hasta saludos nazis[1] realizados de manera uniforme por una multitud de idiotas a los que no le quedaron claro que más de 50 millones de muertxs justifican la censura de una ideología que va en contra de los derechos humanos y de la clase trabajadora.
La banda que pretende presentarse en Monterrey, NL, ubicada en el Noreste de México ya anteriormente había cancelado su participación en Montereal [2] derivado de las razones expuestas en el párrafo anterior. Cabe señalar que en el Estado de Nuevo León se viene presentando una vicisitud en materia de derechos humanos de las siguientes características; con la crisis estructural del sistema capitalista que llego a su cumbre en el 2008 bajo la administración de Obama, la deportación de mexicanxs por parte del gobierno gringo aumentó de manera descomunal a comparación de las demás administraciones de los Estados Unidos en las últimas décadas [3], estxs trabajadores como ejercito industrial de reserva fueron trasladados a su lugares de origen de manera que agravaron las tasas de desempleo que en México se vivieron por décadas apenas aminorada por la diáspora de trabajadores hacia este país imperialista, adicional a ello, el Estado mexicano de la mano de Felipe Calderón y la eterna oligarquía que viene gobernando a México lanzaron una sangrienta guerra “contra el narco”, guerra que no tuvo otra fin más que de exterminio y limpieza social de pobres que el mismo sistema había dejado en la miseria, situación que hasta ahora en el 2017 se ha agravado pues además de la constante militarización, narcoviolencia y desempleo, se han sumado varios factores nuevos como la creciente ola de feminicidios, desapariciones forzadas y la llegada de cada vez más trabajadores hambrientos que vienen huyendo de la crisis y violencia en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, así como de otras latitudes del continente, situación no muy alejada de Europa donde tienen su epicentro este tipo de políticas xenófobas que en este caso, se tolera en el campo artístico presentaciones con discursos abiertamente fascistas.
La situación no pudiera estar peor sino fuera porque el lugar en el que se va a presentar es un pequeño bar denominado “Café Iguana”, lugar cumbre de la ciudad donde a gusto puedes pistear una caguama escuchando tu música favorita, lugar en el que tal y como reza la petición en change, “reconocemos al Café Iguana como un espacio incluyente, que ha colaborado enormemente al desarrollo de la escena del rock en Monterrey”, y que ahora nos saca de nuestras casillas al aceptar un grupo abiertamente fascista, racista y xenófobo que son capaces de dar declaraciones de la siguiente envergadura ;
“No hay crecimiento de la población, entre la población blanca. Los gouvernements crean las condiciones perfectas para los no blancos de vivir en nuestros países por lo que viven aquí y se reproducen”[4]
En ese sentido, digo que no puede ser un lugar peor porque es el mismo Café Iguana el que ha sufrido los ataques violentos directos del estado que tuvieron como fin dinamizar la violencia en contra de la juventud. El Estado mexicano utilizó a su brazo armado narcoparamitilar, los cárteles, sean zetas o del golfo (su modo de operar era muy similar a los nazis), y planeó un ataque sumamente fuerte y mortífero, el pesado armamento AK- 47 escupió las balas sobre la fachada e interiores del local en el mes de mayo de 2011[5] matando y desapareciendo la evidencia de cuerpos al más estilo de la Gestapo dentro del Tercer Reich, para nosotros fue una señal inequívoca, fue un mensaje dirigido a la juventud que no quería encajar en la lógica del sistema, que se revelaba a los toques de queda fácticos impuestos por los cárteles (para esa fecha la mayoría de los centros nocturnos de la zona habían cerrado por temor o los habían balaceado), y por lo tanto esta juventud que solo quería música y no balas, se convertía en un sujeto social, una nueva expresión de lucha[6]. Esas mismas fuerzas represivas del estado (casi me atrevería a decir que fueron los mismos autores materiales) a los dos años siguientes también asesinaron y torturaron a 17 artistas del muy conocido grupo de música vallenata “Kombo Kolombia”, grupo que a diferencia de los seguidores del trash neonazi, tiene mucha influencia en la juventud de las zonas proletarias del Estado y por ende es prácticamente la única referencia artística a la que se tiene acceso en esas zonas marginales, con ello comprobamos una vez más que la guerra fue dirigida a lxs pobres, en especial para apaciguar a la juventud y sus íconos culturales.
[4] https://durerealite.wordpress.com/2016/10/24/graveland-du-black-metal-dextreme-droite-bientot-a-montreal/
[5] http://www.vanguardia.com.mx/cierranelcafeiguanapordossemanasdespuesdebalacera-731383.html
[6] SERGIO RODRIGUEZ LAZCANO, “el pensamiento crítico frente a la hidra capitalista”, tomo II, pp 51
[7] SALVADOR CASTAÑEDA O´CONNOR, “Estado Invisible”, pp 140.
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