“Para que la Burguesía claudique en su imperioso deseo de explotar quiere decir que el crimen es atroz. A ellos no les importa la vida de los trabajadores por que la ven como simple mercancía”
José Martínez, Secretario general de la Juventud Comunista de México.
Hace 9 años sucedió uno de los crímenes industriales más grandes de toda la historia de México. Una tragedia que “hizo evidente las 4 principales ruedas del capitalismo: El desprecio, el despojo, la explotación y la represión”.
El 19 de Febrero del año 2006, en la mina 8 conocida como Pasta de Conchos, ubicada en la región carbonífera en Nueva Rosita, Coahuila; a las 2:10 de la madrugada en el turno 3, una chispa de un centro de carga provocó una explosión en la diagonal 19, donde quedaron atrapados 65 mineros. Todo gracias a las precarias formas de seguridad, producto de la falta de mantenimiento de muchas de las instalaciones. Se averió un ventilador que era el encargado de limpiar el aire de la mina y evitar que se acumularan gases, ya que el carbón mineral produce gases tal como el gas grisú, altamente explosivo sumado a la falta de polvo inerte, que neutraliza la capacidad de fricción y reduce las posibilidades de una explosión, es letal.
Como era de esperarse, Grupo Industrial Minera México, propietario de la mina, acusó al Sindicato de los mineros, así como en este país siempre se acusa al obrero de las fallas, la deficiencia y de la poca producción. Provocando así, que actualmente Napoleón Gómez Urrutia, líder del Sindicato Nacional de Mineros se encuentre exiliado en Canadá.
Se inició un rescate de manera simbólica, todos los medios de comunicación estaban fijos en la mina 8 a la espera de noticias; Pasta de Conchos permanecía en la mira de todo el pueblo, quien se encontraba esperanzado de sacar con vida a sus hermanos, amigos, padres y esposos. Fue posible recuperar 2 cuerpos, que al momento de la explosión se encontraban en una diagonal más alta, pero aún faltaban 63 más por rescatar.
El tiempo pasó y no llegaron buenas noticias. Con el avance del grupo de rescate, se hicieron evidentes las pésimas condiciones en las que la mina se encontraba y debido a las deficiencias y el peligro que implicaba que el grupo de rescate bajara a la mina, se decidió abandonar la recuperación de los cuerpos, dejando sin esperanza alguna a las viudas y las familias de los mineros, que morirían con el sueño de reencontrarse con sus seres queridos.
Germán Feliciano Larrea Mota Velazco, el perverso, codicioso e insensible dueño de una de las más grandes empresas de minería y ferroviaria de todo el país, y actualmente uno de los hombres más ricos de México, mantiene sus minas en un estado deplorable, siendo que en el año 2005-2006 Grupo México obtuvo una ganancia neta de mil millones de dólares y no invirtió ni la mínima cantidad de ese dinero para mejorar las condiciones de las minas, ni siquiera porque en la región carbonífera mueren alrededor de 1500 mineros gracias a ello. Tampoco en aumentar el sueldo de sus trabajadores. Durante el año de la catástrofe los mineros ganaban alrededor de $80 diarios, lo que significaba una estafa para el esfuerzo que ellos realizaban día con día.
El carbón mineral es altamente codiciado ya que sirve para dos grandes ramas de la industria, como son la termoeléctrica y generación de energía y la de fundición de acero. Lo que le importaba a Industria Minera México y al gobierno municipal, estatal y federal no era principalmente el rescate de los mineros, lo realmente era significativo para ellos era el hecho de seguir explotando su preciado yacimiento de carbón, pero el crimen tuvo tal magnitud que decidieron abandonarla sin importar que esto representara dejar de explotar la mina más rica de carbón en el municipio de Nueva Rosita.
El 20 de Noviembre del 2006, La Otra Campaña encabezada por subcomandante Marcos, señaló que las tragedias como la de Pasta de Conchos no deberían ocurrir, y que por esto se iniciaría un rescate independiente, con tres objetivos principales: El rescate de los cuerpos, castigo a los culpables y evitar otra tragedia sucediera en México de abajo, en el México obrero, en nuestro México.
La Juventud Comunista de México y el Partido de los Comunistas, aceptan el llamado. Junto con otras organizaciones que se inscribían en La Otra Obrera producto de La Otra Campaña que nos une a la sexta declaración de la Selva Lacandona.
José Martínez y otros compañeros de la JCM, fueron partícipes en la parte logística y de finanzas del campamento de rescate de Pasta de Conchos. Debido a que el hecho de reconstruir la mina para que fuese segura al entrar de nuevo en ella e iniciar el rescate implicaba mucho dinero, se inició una campaña llamada “Un peso por el rescate” que consistía en recorrer escuelas, casas y parques pidiendo una cooperación, para reunir el dinero suficiente.
Con apoyo de muchos sindicatos y organizaciones se mantuvo la lucha, el rescate fue sacar cien mil litros cúbicos de agua al día (Ya que la mina fue inundada), destapar tubos de ventilación, reconstruir el túnel, habilitar el sistema hidráulico- eléctrico y compresores de la mina para que los trabajadores que contribuían al rescate estuvieran seguros.
José Martínez dice: “Los comunistas, con ese sentido de clase que nos caracteriza decidimos ponerle fin a las mentiras, a la calumnia, al desprecio con el que Grupo Industrial Minera México y el gobierno federal y estatal imponían con las viudas y trabajadores. Decidimos entrar en la mina, violentando el sagrado derecho de la propiedad privada y con fotos y videos les demostramos que era posible el rescate.”
El 28 de Septiembre del 2008 se entró a la mina a comprobar que el rescate era posible y el 20 Noviembre de ese mismo año comenzó el rescate independiente. Camaradas fueron y vinieron, sin recibir ningún sueldo por estar ahí, si no por demostrarle al gobierno y a Grupo México, que las viudas no estaban solas y que el rescate se ría realizado sin importar que alguien estuviera en desacuerdo. José Martínez afirma que fue la mejor escuela de formación de cuadros políticos de la JCM.
Se sabía que en la diagonal 17 posiblemente existía un tapón de poliuretano, y con este sería posible llegar a dónde se encontraban los cuerpos. Y era verdad, el tapón fue encontrado.
A pocos días, probablemente pocas horas de llegar al objetivo, de lograr lo esperado durante 564 días de esfuerzo, el gobierno llegó y sacó a la fuerza a todos los que se encontraban en el campamento. Y con toneladas de concreto y varilla reforzada, taparon la mina.
Impotencia, frustración, exasperación. Una vez más el capitalismo demuestra la vil forma en la que silencia a todo aquel que atente contra su poder. Un crimen donde se demostró el desprecio hacia los mineros, la explotación sobre nuestros recursos naturales, el menosprecio hacia las viudas y madres de los que ese día trabajaban en la mina y la represión cuando los sacaron a la fuerza aquel 2 de Junio del 2010, donde podemos observar el carácter antisindical y anti obrero del gobierno.
Se sostiene que Grupo Industrial Minera México y el gobierno mintieron y siguen haciéndolo, ya que desde un principio su máscara fue “apoyar a las viudas” ofreciéndoles dinero, una compensación (aparte de que fue mínima), que era nada comparada con el dolor que viven día con día, sabiendo que nunca volverán a ver sus esposos, hermanos, hijos, amigos. Que los dejaron morir a cientos de metros bajo tierra y que no podrán velarlos tal como se hace, que no tienen una tumba donde ir a llorar y poner flores.
El día 28 de Septiembre del 2014 se dio inició al V Encuentro Nacional de Solidaridad con Pasta de Conchos en Saltillo, Coahuila. En dónde estuvieron presentes camaradas de la JCM y el Partido de los Comunistas. En conjunto con las viudas, se demostrará al gobierno y a Grupo Industrial Minera México que la lucha sigue vigente y que jamás se olvidará la terrible madrugada del 19 de Febrero del 2006.
¡LA LUCHA SIGUE EN PASTA DE COCHOS!
No responses yet