Por Julián Torres/CJB La Catrina
Octubre 2, Aguascalientes, Aguascalientes.- A 47 años de la masacre de jóvenes estudiantes aquel 2 de octubre del año de 1968, en la ciudad de Aguascalientes se dieron cita Normalistas de Cañada Honda, estudiantes, militantes de la JCM y población en general, para repudiar la impunidad en la que se mantiene este caso.
En la participación de la JCM, se exhortó a luchar contra la injusticia que envía para el pueblo trabajador el mal gobierno, siendo la organización de los de abajo y a la izquierda la única forma de iniciar una verdadera transformación revolucionaria en nuestro país.
Se hizo el llamado a no seguir mirando a para arriba, esperando recibir justicia o, en el peor de los casos, prebendas para paliar la grave situación en la que está sumido el pueblo mexicano.
El 68 es un parteaguas de la violencia y los crímenes del Estado, representante de la clase capitalista, en contra de la población; la matanza de estudiantes en Tlatelolco marcó el rumbo de sangre que habría de llevar el gobierno y sus esbirros: Fuerzas armadas, policías y grupos paramilitares (en los que también se incluye a los grupos armados del narco).
Halconazo, Acteal, Aguas Blancas, Atenco, Pasta de Conchos, Guardería ABC, Ayotzinapa, caso Narvarte, y muchos otros casos no menos importantes se han perpetrado dentro de una lógica de exterminio contra la población, de una guerra irregular contra el pueblo en general.
Ante esto, la organización, en cada centro de trabajo, colonia, universidad o centro de estudios, en cada lugar donde haya explotación, donde se viva el desprecio, se sufra el despojo y se sienta la represión.
Pero se llama a una organización de los de abajo y a la izquierda, lejos de las aspiraciones electoreras, suspirantes de puestos políticos: Eso no es más que ser parte de los asesinos, ser cómplices del sistema.
Una organización en donde se escuche y se dialogue entre iguales, proponiendo el rumbo y construyendo las acciones de reconstrucción de nuestro México, de transformación revolucionaria.
Sobre la tierra donde se ha derramado la sangre y la carne de nuestr@s muert@s, habrá que cosechar los frutos de una nueva sociedad, en la que el terror y la violencia, el dolor y la rabia, serán enterrados en una fosa común sobre el cadáver del sistema Capitalista.
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