Por: Antonio Ortiz, miembro del Secretariado Nacional

Al dar una releída al discurso que pronunció el camarada Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara en 1970 uno se percata de un par de cosas, la primera sin lugar a dudas es la vigencia del contenido, en segundo plano uno se da cuenta de cómo ha cambiado el escenario político, principalmente en Chile, pero también en México, sobre todo uno ve como se han limitado al grado de desvanecerse las oportunidades de realizar un cambio por el medio electoral.

En esta ocasión fijare mi atención en una de las varias ideas principales que esboza el chileno en su participación, sobre la tarea de las juventudes y la importancia de la consciencia de clase.

Si por algo es conocido dicho discurso es por la célebre frase que acompaña el siguiente párrafo:

Entonces, uno se encuentra a veces con jóvenes, y los que han leído el Manifiesto [del Partido] Comunista, o lo han llevado largo rato bajo el brazo, creen que lo han asimilado y dictan cátedra y exigen actitudes y critican a hombres que, por lo menos, tienen consecuencia en su vida. Y ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica; pero ir avanzando en los caminos de la vida y mantenerse como revolucionario, en una sociedad burguesa, es difícil.

Me di la libertad de transcribir todo el párrafo, por que debemos darnos cuenta del contexto que acompaña la frase, para no quedarnos nada más con la idea romántica que la acompaña. Es cierto que debemos velar por que toda la juventud sea revolucionaria, pero también debemos ver que esa idea de revolución que tengan sea la correcta, que no sea una cosa ortodoxa que les haga hablar pestes de su clase sin entender que hay personas que sólo pueden aportar poco a la causa, no por que sea su ideal, sino por que vivimos en una sociedad burguesa ante la cual debemos responder también.

Se debe trabajar por que la juventud que llegue a las universidades se de cuenta realmente del privilegio que tiene, no sólo que piense que es parte de una élite de jóvenes que tiene la oportunidad de ser mejor al resto, sino que piense en que tiene la oportunidad de aprender, convertirse en un trabajador destacado en su ramo y contribuir en ayudar a su familia, sus vecinos, sus conocidos a su clase y de esa forma retribuir un poco de lo que la sociedad ha destinado en su formación.

Son necesarios los y las trabajadoras que sean conscientes de esta realidad, que los conocimientos que han adquirido son un producto de la contribución de toda la sociedad a lo largo del tiempo y que como tal no les pertenecen, no son de su autoría para sólo lucrar con ellos, le deben permitir conseguir recursos suficientes para vivir dignamente, pero nunca debe valerse de ellos para mirar hacia abajo y con desprecio a la sociedad que se los brindo.

La juventud que milite en la JCM debe ser consciente de esta realidad, pero además debe velar por hacerla valer, es decir, no sirve de nada decirlo en el discurso o escucharlo y repetirlo en la plática, es algo que se debe realizar, esto me da pie a trascribir otra parte del discurso:

Yo no le he aceptado jamás a un compañero joven que justifique su fracaso por que tiene que hacer trabajos políticos; tiene que darse el tiempo necesario para hacer los trabajos políticos, pero primero están los trabajos obligatorios que debe cumplir como estudiante de la Universidad. Ser agitador universitario y mal estudiante, es fácil; ser dirigente revolucionario y buen estudiante es más difícil. Pero el maestro universitario respeta al buen alumno, y tendrá que respetar sus ideas, cualesquiera que sean.

Me llena de orgullo validar el comentario del camarada Allende, pues en mi periodo de universitario, cuando una tarea política me obligaba a faltar, a entregar un trabajo tarde o cualquier cosa extraordinaria producto de mi trabajo como militante de la J, al explicar la situación adecuadamente a las y los docentes estos se portaban de manera benevolente conmigo por ser un buen estudiante, de igual manera me atreveré a compartir el caso de un par de compañeros que me enorgullecen en su calidad de estudiantes.

En primer lugar, expondré a la camarada Stephanie Yuen Reynaga, militante nacida en el estado de Jalisco pero que por cuestiones laborales/estudiantiles radica actualmente en la bella ciudad monstruo conocida en los discursos como Ciudad de México. La camarada ha sido militante distinguida desde joven, desde que era estudiante de preparatoria. En palabras de un camarada de Jalisco “…hija del proletariado tal cual, madre y padre trabajadores sin grados de estudios superiores; ella nunca tuvo educación adicional a lo que la escuela y universidad publicas pueden ofrecer e incluso durante sus estudios en la carrera trabajó un par de semestres (como cualquier hija de pueblo pues) y aun así es destacada académicamente. Respecto al ENARM (examen nacional de aspirantes a residencias medicas) para psiquiatría fue el puntaje más alto a nivel.”

En segundo lugar y pese a que sé que no le agradará en gran manera debo mencionar al Secretario General de la organización, el camarada Héctor González Baldizón, quien en mi perspectiva ha demostrado tener el temple de reconocer la situación y actuar de manera correspondiente. Nacido en Chiapas, es en este lugar donde comenzó sus estudios de preparatoria alrededor del año 2001 – 2003 donde por cuestiones familiares trabajaba en la Central de Abastos y estudiaba el bachillerato, aunque no logró concluir sus estudios. Se muda a vivir en Nayarit con su padre. Donde en 2005 se reincorpora a sus estudios, aunque ya tenía contacto con el Partido en ese año coincide con el nacimiento de la gloriosa J y terminaría involucrándose en las diversas tareas nacionales que había en ese momento el recorrido de La Otra Campaña, campañas de organización y brigadas nacionales. Sé que tomó la decisión personal de dedicarse a la militancia, aunque se mantuvo en formación en la organización, aplazaría sus estudios académicos hasta los años 2014 – 2015 periodo en que concluye la formación preparatoria abierta. En el periodo del 2015 – 2019 realiza sus estudios de Licenciatura en Ciencias de la Educación en la Universidad Autónoma de Nayarit. En algún momento cuando asumimos la responsabilidad tras el Congreso en 2016 me compartió en Celaya, Guanajuato lugar donde hice mi Maestría: “…a buena hora se me ocurrió estudiar, porque se debe hacer doble esfuerzo entre lo académico y la militancia. Pero como dijo Allende ser militante y buen estudiante, es difícil, pero así se construye respeto a nuestras ideas y objetivos”. Como buen estudiante esta por titularse de la carrera, con destacada trayectoria académica y con diversos proyectos cumplidos. Es necesario remarcar que en la mayoría de los periodos de estudios los combino con trabajo y su militancia en la J y en el Partido de los Comunistas.

Menciono estos dos casos, por la cercanía que tengo con ambos, sé que entenderán que el exponer sus circunstancias es una especie de homenaje de mi parte y que es bien intencionado, además de que se conjugan dos partes que en ocasiones parecieran estar peleadas, el ser buen estudiante te aleja de la militancia política, ellos son claros ejemplos en condiciones diferentes de que eso es una rotunda mentira, de que el ser un joven con consciencia de clase no te permite dejar tu formación militante ni tampoco la formación académica, pues somos conscientes de la importancia de esta última, sobre todo, como mencionó Allende en una sociedad burguesa.

Esta es una invitación para la juventud estudiantil y obrera de la J, para que se esfuercen aún más en su preparación académica y para que pongan en alto el titulo de militante comunista, para que hagamos todo lo posible por inspirar en nuestros compañeros de aula, salón o de trabajo la necesidad de la formación comunista y de organizarnos para cambiar la situación de nuestra clase.

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